Aprender trucos de obediencia ayuda al perro con su educación y evita problemas de comportamiento canino.
Las normas de obediencia canina que se pueden practicar con el perro son acudir cuando se le llama, no pedir comida en la mesa, no subir a la cama de su amo o pasear de manera correcta por la calle, entre otras. Simples pautas que distinguen a un can educado de uno que no lo está. Desde que el perro llega a casa, hay que dejarle claro cuáles son las pautas, trabajar la educación canina y explicarle qué normas y órdenes necesita conocer. A continuación se analiza cómo conseguirlo.
Trucos de obediencia para perros
La convivencia satisfactoria con el perro se basa en gran parte en educar de manera correcta al animal, de forma que acepte órdenes como acudir cuando se le llama o no traspasar los límites que se le imponen. Cuando surgen obstáculos en la convivencia, lo habitual es que se deban a planteamientos educativos erróneos y desconocimiento sobre las necesidades del animal.
Situaciones tan cotidianas como llamar al can para que acuda, conseguir que obedezca cuando se le dice «no» o que camine de manera correcta durante el paseo son los caballos de batalla de muchos dueños y los pilares básicos del manual de obediencia canina. Si un perro no acata estas órdenes básicas, habrá tensiones en casa derivadas de problemas de convivencia con el animal.
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Truco para perros: acudir a la llamada
El hecho de que el perro acuda cuando se le llama es importante y necesario. Imaginemos que estamos en el campo, llega el momento de irse a casa y, cuando le llamamos, no acude. Entonces tenemos que perseguirle y hay peligro de que el can se escape y, por lo tanto, se pierda o resulte atropellado. Este comportamiento es una prueba evidente de que el perro no está bien educado y debemos solucionar el problema antes de que la situación se complique más.
Es recomendable ensayar en casa la orden de acudir, sobre todo, cuando el perro es un cachorro
La orden para que el can acuda a nuestra llamada («ven») debe pronunciarse con claridad y acompañada de gestos que la apoyen, como señalar con el dedo nuestra posición. La palabra que indica la orden de acudir debe ser siempre la misma para que el perro la asocie con la acción correcta. No debemos limitarnos a decir su nombre, sin más, para que acuda.
Una vez que el can obedece la orden, hay que recompensarle cuando llega a nuestro lado. Bastarán unas felicitaciones verbales efusivas y unas caricias. Conviene no irse a casa en cuanto el perro acude a nuestro lado, sino jugar un rato con él antes de irnos. De esta manera, no asociará el hecho de obedecer la orden de acudir a la llamada con el fin del momento lúdico. Es recomendable ensayar en casa la orden de acudir, sobre todo cuando es un cachorro, ya que es la mejor edad para que el can asimile con facilidad ciertas normas de comportamiento.
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Ordenar al perro que permanezca sentado o quieto
En numerosas ocasiones, el perro puede tener un comportamiento inapropiado, como molestar a sus dueños mientras comen. La orden «quieto» es muy útil para frenar este tipo de situaciones indeseadas.
El aprendizaje de estas órdenes se consigue de manera más sencilla a través del juego y siempre con la técnica de la recompensa tras la actitud obediente del can. Hay que transmitirle felicitaciones y caricias, que se pueden acompañar con una galleta canina.
Si el perro no acata órdenes básicas, habrá tensiones en casa derivadas de problemas de convivencia con el animal
La orden «sentado» es muy útil cuando el perro se pone nervioso o se descontrola por una determinada situación, como ante la presencia de otro can o con las visitas de amigos de la familia con quienes se muestre demasiado efusivo.
La técnica para el aprendizaje de esta orden es la misma que al pedirle estar quieto. En ambas situaciones, además, hay que dar la orden en un tono enérgico y seguro, con gestos que la refuercen. Cuando se pronuncia la orden «quieto», ha de mostrarse la palma de la mano extendida, como señal que indique el acto de frenar.
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Caminar con correa de manera adecuada
La aceptación de la correa por parte del perro no siempre es una labor sencilla. Muchos dueños pasean con sus mascotas a base de dar tirones a la correa. El paseo, más que un momento lúdico y de relajo, se convierte entonces en una situación que genera estrés y enfados.
Las pautas que pueden ayudar a que el can aprenda a caminar de manera correcta con la correa son:
- Elegir el collar y la correa adecuados para el tamaño y complexión del perro, de manera que el animal se sienta cómodo con ella y no oprimido.
- Acostumbrarle en casa a llevar correa antes de salir con ella a la calle, sobre todo, cuando el perro es un cachorro.
- Aplicar la norma que marque al can la necesidad de caminar por el mismo lado y no dejar que se cruce, impida caminar al dueño o se enrede entre sus piernas.
- Si se quiere que el perro entienda que no camina de manera correcta, no debemos usar la correa para dar tirones, ya que le pueden provocar dolor. Es más recomendable frenar y decir «no» o «quieto», para reanudar la marcha cuando se haya tranquilizado.
El comportamiento del can es el resultado de su herencia genética, de la educación que ha recibido y de las experiencias que vive, sobre todo, cuando es un cachorro. Para que el perro sea obediente, hay que sentar ciertas bases cuando es pequeño. A partir de los cuatro meses ya está en disposición de acatar órdenes, como acudir cuando se le llama. La paciencia y la coherencia son pautas fundamentales para educarle y nunca hay que confundir disciplina bien impartida con autoritarismo exacerbado.
Obediencia para perros: consejos
- Enseñar ciertas pautas de obediencia al perro desde que es un cachorro. Con cuatro meses ya puede obedecer órdenes básicas, como acudir cuando se le llama.
- Si queremos que el can obedezca, las órdenes deben ser claras y siempre las mismas para conseguir una acción determinada.
- Las órdenes deben acompañarse de un lenguaje corporal acorde a lo que se pide al perro.
- La constancia y la paciencia son fundamentales para conseguir resultados.
- Tener claro qué se espera del can. Si no queremos que duerma en nuestra cama, debemos mantener la misma postura siempre.
- Todos los miembros de la familia deben actuar en la misma línea al dar órdenes.
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