La Cotorrita Argentina

 

Nombre Común: Cotorrita argentina, cata o perico monje

Nombre Científico: Myiopsitta monachus

 

 

Distribución

Desde Bolivia Central y el sur de Brasil hasta Argentina Central, además de en diversas regiones del globo en las que este adaptable animal ha establecido colonias como consecuencias de fugas o liberaciones. Como ejemplo mencionaremos que existen grupos estables de catas en Barcelona, Nueva York, Miami Chicago, Nueva Jersey, Connecticut, Massachusetts, Virginia, Florida, Delaware, Louisiana y el norte de Holanda

Características

A excepción de algunos inconvenientes a los que nos debemos enfrentar, y que superaremos rápidamente gracias al carácter de este lorito, la cotorra argentina o cata es considerada como un ave pacífica y cariñosa, a la que siempre se la presenta como una gran habladora y una psitácida sencilla de domesticar. Pese a que estas dos afirmaciones se han exagerado, contienen parte de verdad.
Como graves inconvenientes tenemos que decir en contra del perico monje, que no va a hacer honor con su comportamiento a esta denominación, es un pájaro bastante ruidoso y destructivo, por lo que debemos tener mucha precaución tanto con los materiales de construcción de su alojamiento como con los distintos objetos que decoran nuestra casa si la dejamos libre aunque sea solo unos minutos. También es considerada un ave robusta y con un encanto y gracia propias, y que está avalada por un amplio historial de cría.
La cotorrita argentina es una ave que pertenece al orden de las Psittaciformes, familia de las Psitácidas, que constituye el único miembro del género Myiopsitta, y que puede llegar a alcanzar una talla adulta de alrededor de, 30 cm, llegando a pesar hasta los 150 gr. Su esperanza de vida se sitúa entre los 25 y los 30 años de media, viéndose ostensiblemente prolongada respecto a los ejemplares salvajes que solo llegar a vivir entre 3-10 años como consecuencia de la presión depredatoria y a unas condiciones de vida más precarias.

Presentan una coloración grisácea o incluso azul grisácea tanto en la frente y el capirote como en la zona temporal, siendo las mejillas, garganta y bridas de un color gris pálido. El plumaje del pecho es de color gris y en el aparecen unas marcas blancas. Un plumaje verde papagayo cubre la parte posterior de la cabeza, el cuello, el dorso, el obispillo y la cola, presentando un mayor brillo tanto alas como cola. En las alas, las primarias son azules y negras y las coberteras son gris pálido y azuladas. La parte interior de la cola es verde pálido con unos toques de azul también pálido en el borde más externo de esta. La zona abdominal es de un color verde grisáceo. Los muslos son verde brillante y las patas grises, el pico es de color pardusco o marrón y el iris es castaño. Los inmaduros presentan la zona de la frente de color gris con ciertos toques de verde. Además los ejemplares jóvenes presentan ojos grises.

En esta especie es complejo distinguir a machos y hembras, siendo el rasgo morfológico más definitorio de ambos sexos el que la mandíbula superior del macho es más ancha que la de las hembras, y que la cabeza es notablemente más grande también en el caso de estos. La diferenciación de ambos sexos en esta especie requerirá una observación comparada y exhaustiva de varios ejemplares.

Reproducción

Son aves que se caracterizan por criar sin excesivas dificultades en cautividad, resultando idóneo para realizar esta actividad las pajareras amplias con abundante cobertura vegetal arbustiva.
Construyen un nido muy peculiar de forma alargada, formado por una entrada ancha con una especie de pórtico que protege el acceso al interior. En el interior hay un pequeño pasillo o cámara más exterior que se considera como una zona menos protegida donde se sitúan los progenitores para descansar y pasar la mayor parte del tiempo incluida la noche. La zona más interior del nido es donde se depositarán los huevos y donde permanecerán los pollos hasta que crezcan un poco, momento este en el que abandonarán la sala de «la puesta» y pasarán a la sala más exterior para permitir a la hembra realizar una nueva puesta.
La hembra, en solitario, será la encargada de la construcción del nido con los materiales que les proporcionemos para tal fin y sobre una serie de ramas entretejidas y colocadas sobre una base de alambrada que servirá de estructura al nido. Como material de nidificación podemos suministrar una buena cantidad de ramas flexibles ya cortadas, por ejemplo, de sauce y alheña.

La hembra, también en solitario, será la encargada de la limpieza del nido y de su ampliación año a año, así como de la incubación de los huevos. Las parejas de catas se unen de por vida y la época reproductiva comenzará en Agosto y se prolongará hasta Noviembre.
Depositará entre 4 y 8 huevos en la zona más resguardada del nido, durando la incubación entre 26 y 28 días. Los pollos abandonarán el nido entre el día 42 y el 44 de vida, aproximadamente a las seis semanas de edad. Debido a la compleja estructura de construcción del nidal la inspección del nido puede resultar una tarea harto difícil, por no decir imposible, al avicultor que desee llevar una vigilancia de la nidada.
Existen dos variedades de color de esta especie, la azul y la amarilla, siendo más común la primera.
Las cotorras azules presentan unos tonos azulados suaves en todo el plumaje excepto en las mejillas, garganta y parte alta del pecho, que serán blancas o blanquecinas.
La variedad amarilla es menos común, y presenta un plumaje amarillo en la parte superior del cuerpo, así como en la frente, siendo las partes inferiores de color blanco grisáceo. Las primarias alares son de tonos grises, siendo la parte inferior de la cola de una coloración verde azulada. El pico presenta una coloración marrón rosácea.
Se conocen cuatro subespecies de Myiopsitta monachus, de las que la M. m. luchsi, es la que mejor se diferencia de las demás por la falta del barrado en la parte superior del pecho. Las otras subespecies de la cotorrita argentina son difíciles de diferenciar, siendo sus nombres científicos M.m. monachus, M.m. calita, M.m. cotorra , y M.m. luchsi .

Alimentación

Estos pequeños loros suelen alimentarse principalmente de pequeñas semillas (negrillo, calabaza,…), y frutas y verduras frescas, así como forraje fresco, bayas, insectos, brotes, césped y hierba. También se tiene constancia de que pueden llegar a comer batatas, distintos tipos de legumbres, carne seca, maíz y sorgo, así como distintas clases de cítricos. Durante la época de cría es convenientes suministrarles una mezcla de semillas para canarios, así como pan con leche. Muchos autores aconsejan que al menos el 60% de la dieta de nuestros pericos monjes esté formada por un pienso específico de buena calidad con un tamaño de grano acorde con las dimensiones de esta psitácida. Lo ideal en estos casos en el pienso en pellets del tamaño del empleado para las ninfas. Un 20 % por ciento de la dieta estará constituida por semillas de alta calidad, procurando excluir de la mezcla las semillas de girasol que resultan tener un excesivo contenido en grasas, hecho esto que perjudica de manera notable a la cotorrita argentina, ya que es un animal propenso a la degeneración grasa hepática. El resto de su dieta la constituirán frutas y verduras frescas, que serán suministradas a nuestros animales a diario. Algunos de los preferidos de estas aves son el maíz (tanto en mazorca como suelto), guisantes, frijoles verdes, frijoles de la lima, zanahorias, calabaza, manzanas, uvas, y peras. También comerán bróculi, la col, naranjas, plátanos, etc.

Alojamiento

Podemos alojarlas tanto en una jaula como en una pajarera externa, aunque hay que señalar que se alcanza un mayor éxito en la reproducción si viven en un aviario con abundante matorral. Las dimensiones mínimas para una jaula habitada por cotorritas argentinas será de 46 x 46 x 61 cm, contando con un espacio entre barrotes de 1,27 a 1,56 cm. Una distancia superior entre los barrotes permitirá que nuestras catas escapen, y una distancia menor puede provocar un fatal accidente si estas encajan su cabeza entre los barrotes y quedan atrapadas. Siempre debemos procurar adquirir un alojamiento de las mayores dimensiones posibles. También debemos de asegurarnos que el material del que está hecha la jaula no contenga ni zinc, ni ningún otro material tóxico para nuestras aves. Para finalizar con los consejos a este respecto tenemos que tener muy presente que estas psitácidas cuentan con unos picos muy fuertes y que pueden resultar muy destructivos por lo que el material del que esté construida la jaula tiene que ser lo suficientemente resistente frente a esta amenaza.

El alojamiento debería contar con dos perchas situadas a distintas alturas en los extremos de la misma. Evitar la adquisición de jaulas de formas intrincadas que tendrán espacios muertos para el ave, espacios que el loro no podrá utilizar. La jaula la consideraremos como un lugar de descanso y refugio.
Permitamos salidas esporádicas para evaluar su comportamiento y posteriormente proporcionémosle tantas horas de libertad como estén a nuestro alcance. Eso si, en sus escapadas diarias estaremos muy pendientes ya que estos loros son tremendamente destructivos y podrían hacernos un agujero en algunos de nuestros preciosos muebles.

En el caso de los aviarios, tanto exteriores como interiores, es aconsejable que la estructura del recinto sea metálica para evitar que estas psitácidas acaben por destruir el voladero con sus fuertes picos.

Pese a que son animales considerados muy resistentes y que pueden permanecer en el exterior durante el invierno, debemos de proporcionarles un refugio para los meses más crudos del año y para resguardarse durante la noche. Para los animales recién adquiridos es más que aconsejable que pasen su primer invierno a resguardo, dentro de casa, hasta que se adapten a las condiciones reinantes en su nuevo hábitat.
El resguardo estará calefactado y que contará con ventilación e iluminación suficiente, todo ello a prueba de fugas. Por la noche dejaremos encendida una bombilla de baja intensidad que emitirá una luz tenue que permitirá ver a los pájaros hacia dónde se dirigen en el caso de que algo les asuste durante la noche.
El enrejado penetrará en el suelo unos 30 cm. al objeto de que ningún animal pase por debajo de la tela hasta llegar al interior de la instalación. Un tercio del tejado del aviario estará cubierto para que las aves tengan un lugar dónde resguardarse de la lluvia o del excesivo calor. También un tercio de uno de los laterales del aviario estará protegido con el mismo objetivo que en el caso del recubrimiento del techo. Dentro del aviario colocaremos varias perchas situadas a distintas alturas para que las aves puedan ejercitarse volando de una a otra. También podemos situar en el centro del recinto una rama bien desinfectada, limpia y libre de parásitos. Esta rama la podemos fabricar con un armazón de tela metálica y cemento. Para el suelo utilizaremos cemento o losetas, o una combinación de ambos ya que son materiales que resultan muy fáciles de limpiar. Las medidas ideales para una caja nido serán de 15 x 30 x 45 cm. con un orificio de entrada de 8 cm. Para la construcción de su extraño y laborioso nidal también podemos proporcionarles un entrelazado de ramas en un matorral con una base de enrejado o tela metálica que servirá como base para la construcción.

Tanto en un caso como en el otro debemos proporcionar a las cotorras argentinas el material de nidificación necesario para su construcción, a base de ramas cortadas y flexibles, como ya hemos indicado con anterioridad, entre otros árboles de sauce y alheña. Tanto en el caso de que alojemos a las catas en un aviario como en una jaula, debemos de proporcionarles comederos y bebederos resistentes y pesados con el objeto de evitar que resulten un juguete más dentro del recinto. Hay autores que aconsejan introducir tres recipientes para la alimentación; uno destinado a la mezcla de semillas y pienso, otro para las frutas frescas y uno más para las verduras frescas o tratamientos especiales. Es recomendable que los recipientes estén fabricados a base de cerámica o acero inoxidable, estando totalmente desaconsejados los cuencos de aluminio debido a que pueden oxidarse con el agua pudiendo contaminar el contenido del bebedero o del comedero. Debemos ofrecerles ramitas recién cortadas de sauce o arboles frutales, para su entretenimiento y para que ejerciten sus poderosos picos en objetos distintos a muebles y demás material susceptible en nuestros hogares. Un buen surtido de juguetes y un área de juegos los mantendrá entretenidos y los hará pasar distraídos las horas en las que se encuentren sin nuestra compañía. Mucha precaución con los juguetes en forma de soga o cuerda. Nunca deberán contar con extremos deshilachados o sueltos en los que puedan quedar atrapadas las patas de nuestros animales, dándose casos en los que habiéndose descubierto el ave a tiempo esta llego a perder dos o tres dedos de las patas.

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