Un proyecto puntero en Europa logra por primera vez en todo el Mediterráneo colocar transmisores acústicos a peces guitarra, una especie en peligro crítico que la comunidad científica internacional consideraba extinta hasta ahora.
Los resultados obtenidos arrojan luz sobre los movimientos y el comportamiento de estos animales, una información esencial para su conservación.
El grupo de investigación ‘Ecología y Conservación Marina’ de la Universidad de Murcia (UMU), liderado por el profesor José A. García Charton, están desarrollando el proyecto GuitarProtect, con el cual han logrado un hito sin precedentes en el Mediterráneo y Europa: colocar con éxito transmisores acústicos en peces guitarra (Rhinobatos rhinobatos), una especie protegida de raya que se encuentra en peligro crítico de extinción y que se pensaba extinta en el Mediterráneo occidental desde hace más de 30 años.
El proyecto, financiado por el programa ThinkInAzul – Plan Complementario de I+D+i de Ciencias Marinas, se centra en la zona de Cabo de Palos y La Manga del Mar Menor, donde se ha confirmado la presencia de una última población reproductiva de peces guitarra, tras su declaración como Zona Importante para Tiburones y Rayas (ISRA, por sus siglas en inglés) el pasado año. Los transmisores acústicos, que funcionan como una especie de GPS submarino, permitirán al equipo rastrear los movimientos de los peces marcados durante aproximadamente un año y medio, complementando la labor de avistamientos realizada por la ciudadanía en la Región que acumula casi más de 400 avistamientos reportados hasta la fecha.
«Es la primera vez en el mundo que se consigue colocar con éxito estas marcas acústicas a esta especie protegida», señala María Pozo Montoro, investigadora predoctoral de la UMU que coordina este estudio. «Esto nos permitirá conocer la vida de estas especies como nunca se había hecho para identificar qué es lo que hasta ahora se ha hecho bien para que esta especie en peligro crítico de extinción haya encontrado refugio en nuestras aguas, y qué podemos mejorar».
Esta iniciativa ha contado con la colaboración de biólogos y veterinarios de las Universidades de Montpellier y Las Palmas de Gran Canaria, y de la asociación Angelshark Project: Canary Islands, así como con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y las Consejerías de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor y de Agua, Agricultura, Ganadería y Pesca de la Región de Murcia.
La colaboración ciudadana es clave
Además de los transmisores, los científicos también están utilizando marcas visuales de color rojo y amarillo para identificar a los peces guitarra. Es por ello que los investigadores solicitan la colaboración de buceadores, pescadores y amantes del mar para que reporten cualquier avistamiento de peces guitarra, tanto marcados como sin marcar, así como de cualquier otra especie de raya o tiburón, a su página de Instagram @project.guitarprotect o al correo:
tiburonesrayasmurcia@gmail.com
En caso de que el animal esté marcado, importante reportar el color y el número de la marca.
«Recibir imágenes y vídeos de los avistamientos realizados por buceadores y pescadores es clave en ese proyecto», recalca María Pozo. «Si alguien se encuentra un pez guitarra con marca, es importante que nos especifique el número y color de esta, además de la zona en la que se ha hecho la observación, y cualquier otro dato que nos pueda ser útil, como la profundidad y el tipo de fondo en el que se encontraba el animal».
Esta información ayudará a estimar el tamaño de la población de peces guitarra en la Región, identificar sus zonas de preferencia e incluso encontrar nuevas áreas aún desconocidas donde pudiera habitar esta especie tan amenazada.
El proyecto no solo representa un avance científico crucial para la conservación de los peces guitarra, sino que también destaca la importancia de la colaboración entre la comunidad científica y distintos sectores del mar con el fin de asegurar el futuro de la que posiblemente sea la especie más emblemática y singular de los mares murcianos. Por ello, representa una oportunidad única para transformar el conocimiento en acción, asegurando con ello la supervivencia de una especie que parecía perdida y reafirmando la capacidad de la investigación local para generar impacto global.