El problema más común que arrastran los perros con los que trabajo son miedos desproporcionados a situaciones que nosotros entendemos como normales, nuestra percepción de la realidad queda muy lejana sobre lo que a otra especies con las que convivimos se refiere. Esto conlleva a un salto enorme entre dos formas de ver el mundo si un cachorro no es socializado con el entorno de una forma adecuada y podamos compartir la misma forma de ver nuestro entorno.
Las escaleras son un ejemplo perfecto para empezar a entender las dos realidades, por eso me voy a centrar en ellas. Los humanos moldeamos el entorno a nuestra voluntad con tal de hacernos la vida más cómoda, y las escaleras son obra de los humanos, no nos las podemos encontrar en la naturaleza para subir de un nivel a otro o descender, sólo en las montañas saltar de una roca a otra, pero los animales no se exponen a ese «peligro» a no ser que la situación se requiera y no haya más opciones que enfrentarse a él.
El miedo al caer en el vacío y la lucha por entender hacia dónde lleva ese camino a escalones contra la fuerza del miedo que le paraliza y le hace volverse atrás son las reacciones que vamos a encontrar. No se puede forzar en ningún momento al animal a que enfrente esos miedos sin ser él mismo el que tenga la propia iniciativa mediante motivaciones el miedo se transforme en un reto por el cuál valga la pena luchar. La diferencia entre una rehabilitación y de crear una fobia mayor a un perro son actos sutiles donde entra en el esquema de trabajo, los tiempos de descanso, la posibilidad a la negación y evitar inundar al animal con emociones y obligaciones.
Siempre con la ayuda de un profesional tendrás una rehabilitación de calidad y conseguirás el bienestar del animal para una sana convivencia.
Autor: Robert Richarte Web: www.robertverzorgendeig.blogspot.com.es