Protocolo Haru: cuando las mascotas también se despiden de sus dueños

Cementerio de mascotas

Puerto Real, en la provincia de Cádiz, ha dado un paso pionero en el reconocimiento del vínculo emocional entre humanos y animales. Gracias al nuevo Protocolo Haru, perros y gatos pueden acceder a tanatorios y cementerios para dar su último adiós a sus dueños fallecidos. Una iniciativa que no solo humaniza los servicios funerarios, sino que también atiende el bienestar emocional de las mascotas, frecuentemente olvidado en los procesos de duelo.

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¿Qué es el Protocolo Haru?

El Protocolo Haru es un acuerdo firmado entre el Ayuntamiento de Puerto Real y la empresa CEMABASA, responsable del cementerio local. Su objetivo es permitir que los animales de compañía accedan a espacios privados, controlados y seguros dentro de tanatorios y cementerios, para despedirse de sus cuidadores fallecidos.

Este acto simbólico, cargado de significado, responde a una realidad científica y emocional: las mascotas también sufren el duelo. Estudios recientes, como los de la bióloga evolutiva Erin Hecht (Universidad de Harvard), confirman que los perros pueden experimentar tristeza, ansiedad y cambios hormonales ante la pérdida de una figura cercana.

 

¿Cómo funciona?

El protocolo está cuidadosamente diseñado para no interferir en el funcionamiento habitual del cementerio, garantizando:

  • Privacidad y respeto: los animales acceden a un espacio reservado, acompañados por personal responsable.

  • Trámites ágiles: el proceso es sencillo y rápido, sin carga burocrática, para no añadir estrés a las familias.

  • Supervisión profesional: el equipo de CEMABASA garantiza que la experiencia se desarrolle con calma y seguridad, tanto para el animal como para los familiares.

 

Gato en cementerio

 

¿Por qué es importante?

Para muchos, las mascotas no son simples animales, sino miembros de la familia. Su exclusión de los rituales de despedida es una carencia que el Protocolo Haru busca resolver. Al permitir que el animal se despida, también se mitiga su sufrimiento, se reduce su ansiedad y se les brinda un cierre emocional.

Además, este protocolo es una expresión de empatía pública. Es un gesto que visibiliza el dolor silencioso de las mascotas y reconoce su derecho a vivir el duelo.

 

Un movimiento en expansión

Puerto Real no es un caso aislado. En ciudades como Málaga ya existen cementerios públicos para animales, donde en el último año se han realizado más de 300 servicios. Esta tendencia muestra que la sociedad está redefiniendo su relación con los animales, dando paso a prácticas más éticas, sensibles y humanizadas.

Cementerio mascotas - Foto de Abdullah Öğük: https://www.pexels.com/es-es/foto/32033223/

 

El Protocolo Haru representa un avance en la forma en que entendemos el duelo, los rituales de despedida y el papel de las mascotas en nuestras vidas. No solo honra a los difuntos, sino también a quienes los amaron incondicionalmente hasta el último momento. Un ejemplo de cómo los servicios públicos pueden evolucionar para responder a nuevas sensibilidades sociales.

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