Los gatos se lamen para mantenerse limpios y liberar su estrés. Pero, si se acicalan demasiado, ¿cuándo este comportamiento esconde un problema de salud, de estrés o ambos? Un felino que se lame de forma compulsiva puede hacerse calvas en la tripa, lomo y patas a consecuencia de una alergia, de la ansiedad e, incluso, de un aburrimiento felino insoportable. Y ¿cómo se sabe que el gato se lame de un modo obsesivo? ¿Qué esconde esta conducta felina? ¿Qué se puede hacer para resolver este problema? Este artículo trata estas cuestiones.
¿Mi gato se lame demasiado?
Lamerse es natural en los gatos, pero cuando el aseo felino es excesivo puede esconder un problema de estrés, alergia o cistitis
Lamerse y acicalarse es un comportamiento natural en los felinos. «Los gatos invierten entre siete y doce horas diarias en acicalarse y cuidar de su aseo personal», explica la veterinaria experta en felinos Pamela Perry, de la Universidad de Cornell (EE.UU.). El hecho de que un gato sano dedique tantas horas a su aseo personal explica por qué puede ser difícil detectar cuándo esta conducta esconde algo más. Y es que, aunque lamerse es una práctica natural, en ocasiones esta conducta cruza la raya que la convierte en señal de que el animal tiene un problema.
Un felino que se acicala de forma compulsiva puede provocarse lesiones en la piel, así como calvas en las patas, lomo y en la zona de la tripa que solo quedan al descubierto cuando se tumba sobre su espalda. Entonces, ¿cómo se sabe que un gato se lame el cuerpo demasiado? ¿Qué se debe hacer si se sospecha que la mascota se acicala de forma compulsiva? Y, ¿qué problemas de salud esconde este aseo excesivo?
Mi gato se lame mucho, ¿está enfermo?
El lamido excesivo en felinos puede esconder problemas médicos, psicológicos o, en algunos casos, una combinación de ambos. No se puede descartar que un aseo compulsivo se deba a una alergia. El picor de la piel justificaría entonces por qué el gato se lame constantemente en un intento poco fructífero de aliviar la molestia de su piel. Una visita urgente al veterinario ayudará a descartar problemas de salud, así como a detectar el origen de la alergia.
Pero no solo eso. El lamido excesivo puede ser signo de que el peludo compañero de vida padece una cistitis. «Un gato con cistitis puede tratar de lamer su estómago y sus patas en un intento de reducir el dolor», explican los veterinarios de la asociación Gatos. ¿Qué hacer entonces? El felino que se lame de modo compulsivo sufre cistitis si tiene problemas para orinar, apenas excreta líquido cuando va al arenero, llora de dolor cuando trata de hacer sus necesidades e, incluso, su orina aparece manchada de sangre. En este caso la visita al médico felino es urgente.
Gatos que se lamen mucho por aburrimiento o estrés
Un gato que se lame de forma obsesiva puede tratar de decir, sin palabras, que está estresado o muy aburrido. Un felino puede acicalarse en un intento de liberar su estrés y tedio, de sentirse reconfortado. El problema es cuando la fuente de estrés no desaparece y los lamidos se transforman en una conducta repetida de manera compulsiva. «Aunque la mayoría de los casos de acicalamiento compulsivo en gatos están causados inicialmente por un problema o dolor en la piel, esta conducta constante suele tener un componente de estrés felino que no podemos ignorar», añaden los médicos de la Asociación Internacional para el Cuidado del Gato.
El estrés del felino puede estar provocado por otro animal que vive en casa, un cambio en la colocación de los muebles, una mudanza o, incluso, la llegada de un bebé al hogar. ¿Qué se puede hacer para ayudar al amigo de cuatro patas con problemas?
En primer lugar, hay que asegurarse de gatificar la vivienda, es decir, proveerle rascadores, muebles y espacios de refugio que respeten su naturaleza felina. Una torre en altura, que le permita observar con seguridad a través de una ventana cerrada, baldas donde subirse, rascadores y hasta una sencilla caja de cartón colocada en el salón pueden ayudarle.
¿Otras ideas? Los puzles de comida y dispensadores de bolitas logran que la comida del inteligente gato sea más estimulante. ¡Y no hay que olvidarse de dedicarle mimos, palabras cariñosas, caricias y el tiempo de juego diario que todos los felinos necesitan de sus queridos humanos!
Autor: Eva San Martín Web: www.consumer.es