Los gatos en las cárceles son un fenómeno que puede parecer curioso, pero que tiene explicaciones prácticas, emocionales y sociales. Aunque no es común en todos los sistemas penitenciarios, la presencia de gatos en algunas cárceles alrededor del mundo responde a varias razones:
1. Control de plagas
- Tradicionalmente, en lugares donde la limpieza y el control de alimentos pueden ser desafiantes, los gatos han sido útiles para controlar poblaciones de ratas y ratones.
- Las cárceles, especialmente las antiguas o menos mantenidas, pueden ser propensas a infestaciones de roedores, y los gatos ofrecen una solución natural y efectiva.
2. Compañía emocional para los presos
- Los gatos pueden proporcionar consuelo emocional a los reclusos, quienes a menudo enfrentan estrés, aislamiento y soledad.
- Tener contacto con animales, como los gatos, puede fomentar la empatía y ayudar a los presos a desarrollar habilidades emocionales y de cuidado.
- En algunas cárceles, se han implementado programas de cuidado animal, donde los reclusos son responsables de los gatos, promoviendo un sentido de responsabilidad y mejorando su bienestar mental.
3. Mejora del ambiente penitenciario
- Los gatos pueden aportar un toque de normalidad a un entorno a menudo considerado frío y deshumanizante.
- Su presencia puede suavizar las tensiones dentro de la comunidad carcelaria, tanto entre presos como entre presos y guardias, al ofrecer un punto común de conexión.
4. Programas de reinserción social
- En algunas cárceles, los gatos son parte de iniciativas diseñadas para rehabilitar a los presos mediante el cuidado de animales. Esto ayuda a desarrollar habilidades de paciencia, compasión y trabajo en equipo.
- Estos programas también pueden mejorar las perspectivas de los reclusos para su reintegración a la sociedad al enseñarles valores positivos.
5. Presencia espontánea o «adopciones informales»
- En muchas cárceles, los gatos no son introducidos formalmente, sino que llegan por casualidad y son acogidos por los presos o el personal. Esto ocurre especialmente en prisiones situadas en áreas rurales o semiurbanas.
- Estos gatos a veces ingresan al recinto penitenciario en busca de comida o refugio y terminan quedándose.
- Una vez que los gatos comienzan a convivir en el espacio, se convierten en parte de la dinámica del lugar.
Impacto positivo
- Salud mental: Los estudios han mostrado que el contacto con animales reduce los niveles de estrés y ansiedad.
- Convivencia: La presencia de gatos puede humanizar un ambiente difícil y, en algunos casos, incluso ayudar a resolver conflictos entre presos. Aunque la idea de gatos en cárceles puede parecer peculiar, su presencia tiene un impacto profundamente positivo en un entorno que a menudo carece de calidez y conexión humana.
¿Qué impacto tienen los gatos en estos entornos?
- Reducción del estrés:
- La interacción con gatos puede calmar a los reclusos, disminuir la tensión y mejorar la convivencia entre ellos.
- Fomento del sentido de responsabilidad:
- Cuidar de un gato puede dar a los presos un propósito diario, además de fomentar valores como la empatía y el respeto por los seres vivos.
- Humanización del entorno:
- La presencia de un animal crea un ambiente más cálido y menos impersonal, mejorando la dinámica entre los reclusos y el personal.
Ejemplos notables:
- Estados Unidos: Algunas prisiones tienen programas formales donde los reclusos cuidan gatos rescatados. Esto beneficia tanto a los animales como a los presos, creando un entorno de rehabilitación mutua.
- Rusia: En varias cárceles rusas, es común ver gatos que viven entre los reclusos y son tratados como miembros de la comunidad penitenciaria.
- América Latina: En países como México y Brasil, gatos callejeros encuentran refugio en cárceles, donde son alimentados por los presos o el personal.
¿Hay algún caso en España?
En España sabemos que una prisión, la de Quatre Camins, a unos cuarenta kilómetros de Barcelona, implantó hace algunos años un programa verdaderamente pionero que nada tiene que ver con lo que se hace en otras cárceles del mundo
Todo empezó en 2012 con la creación de Gats Quatre Camins después de que el Ayuntamiento de la Roca del Vallés se enterara de que varios presos cuidaban en el patio de la prisión de unos cuarenta gatos. La asociación Gats La Roca y el Ayuntamiento se pusieron en contacto con los responsables del penitenciario para establecer un ambicioso programa. Además de alimentar, cuidar y esterilizar a los gatos que entran y salen del recinto, varios presos se ocupan cada jueves de colonias en los alrededores. Para poder participar, los prisioneros deben acogerse al Artículo 100.2 (segundo grado con salidas algunos fines de semana), haber seguido una terapia específica y tener más de 21 años.
Las salidas se realizan semanalmente con la educadora social para realizar el control de las colonias del municipio donde realizan la misma tarea que un voluntario más, trabajando así sus habilidades sociales, actitudes y aptitudes para favorecer su reinserción. Otras personas internas de la cárcel también colaboran fabricante y arreglando el material para adecuar las zonas de las colonias, y haciendo manualidades que después se venden en las ferias.