Pacma solicita una protección ‘integral’ del lobo en la Comunidad de Madrid

Lobo ibérico

La Comunidad de Madrid fue una de las autonomías que votó en contra de la protección especial del lobo en todo el territorio español

El pasado febrero, la Comisión Estatal para el Patrimonio Natural decidió incluir al lobo en el Listado de Especies en Régimen de Especial Protección, para impedir su caza, actualmente permitida al norte del río Duero, pero el resultado no ha sido en absoluto por apoyo unánime. La Comunidad de Madrid fue una de las autonomías que votó en contra de dicha protección, exigiendo que se permitiese cazar al lobo, pese a no ser considerada siquiera especie cinegética en su territorio. El lobo en la Comunidad de Madrid Hasta el año 2013, el lobo se consideró extinto en la Comunidad de Madrid. Sorprendentemente, en ese año se avistó una manada compuesta por tres adultos y cuatro cachorros en la vertiente sur de la Sierra de Guadarrama, la primera en 70 años.

Lobo ibérico
El lobo ibérico y la presión depredadora que ejerce sobre la cabaña ganadera en extensivo es un clásico ejemplo del histórico conflicto entre el hombre y un gran carnívoro en España

El lobo en la Comunidad de Madrid

Hasta el año 2013, el lobo se consideró extinto en la Comunidad de Madrid. Sorprendentemente, en ese año se avistó una manada compuesta por tres adultos y cuatro cachorros en la vertiente sur de la Sierra de Guadarrama, la primera en 70 años.

Lamentablemente, debido a la falta de interés de las administraciones, hoy en día no contamos con un censo oficial, aunque algunas organizaciones barajan la posibilidad de que haya cuatro o cinco manadas establecidas, con unos cuarenta lobos en total. No obstante, estas cifras son cuestionadas por otras entidades, que las consideran exageradas y alertan de la desaparición injustificada de algunos de estos cánidos.

En 2019, la Consejería de Medio Ambiente implantó a algunos lobos un sistema de geolocalización para estudiar su comportamiento y desplazamiento. Sin embargo, uno de ellos, de tan solo seis meses de edad, fue abatido de un disparo. Su trágico fin fue conocido gracias al dispositivo que llevaba colocado, pero desconocemos cuántos casos similares habrán pasado desapercibidos por la falta de control de las administraciones.

Actualmente, el lobo no está considerado especie cinegética en la Comunidad de Madrid, pero sí está sometido a múltiples presiones directas e indirectas que impide el asentamiento de los animales, obligándoles a desplazarse continuamente por enormes territorios, sin recursos suficientes. Este movimiento continuo aumenta la posibilidad de atropello, hasta el punto de que se ha denominado popularmente una zona como «el triángulo de la muerte«, entre las carreteras M-608, N-110 y A-1, donde se ha llegado a contabilizar un lobo muerto cada mes y medio.

 

La criminalización del lobo ibérico

El lobo, animal icónico en el imaginario colectivo, lleva años siendo criminalizado por ganaderos y cazadores, ávidos de acabar con sus vidas, ya sea para poder aprovechar los montes como tierra de pasto o para divertirse sádicamente, persiguiéndolos y matándolos. La falta de un censo actualizado, por el más absoluto desinterés de las administraciones, y los planes específicos de indemnizaciones al sector ganadero solo agravan ese inmenso e injustificado estigma.

Según el informe «Por la convivencia del hombre y del lobo» del Observatorio de la Sostenibilidad, en 2017 se acabó con la vida de 650 lobos, atropellados, ahorcados, envenenados o expuestos como trofeos de caza.

Cabe destacar que la inclusión del lobo como especie de especial protección no implica que deje de ser cazado, ya que se reconoce la posibilidad de perseguirlo y matarlo para realizar «controles poblacionales». Por eso, desde PACMA proponen la prohibición de la caza del lobo en todas las comunidades autónomas y su inclusión en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial como especie vulnerable.

Además, instarán a la Comunidad de Madrid a llevar a cabo actuaciones destinadas a reducir el número de accidentes y muertes en carreteras, así como a proteger a la fauna silvestre mediante el desarrollo de estudios de impacto ambiental sobre estas construcciones que fragmentan los espacios naturales, y medidas como el establecimiento de vallas y barreras o la construcción de infraestructuras de paso, como túneles y pasos elevados renaturalizados/ecoductos.

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