Los veterinarios de Valladolid advierten de los peligros de la procesionaria del pino y otros insectos

Procesionaria del pino

El Colegio de Veterinarios de Valladolid, con motivo de la llegada de la primavera, recuerda a los propietarios de perros los peligros que supone la presencia de la oruga Thaumetopoea pityocampa (D. y Schiff) o procesionaria del pino, en pinares y masas forestales de la provincia, por lo que conviene tomar una serie de medidas para proteger a los canes, también frente a otros insectos como las garrapatas.

Estas orugas poseen unos pelos urticantes denominados tricomas que contienen una toxina termolábil llamada Thaumatopina, lo que provoca reacciones alérgicas en las personas y en el caso de los perros, cuando muerden o lamen uno de estos ejemplares, se intoxican muy rápidamente, lo que puede llegar a provocar la muerte del animal

También los pelos urticantes se desprenden y flotan en el aire, con posibilidad de ocasionar irritación de ojos, oídos, nariz y garganta. En caso de contacto hay que lavar la zona afectada del animal con agua caliente y llevarlo urgentemente a la clínica veterinaria más próxima.

Otras medidas a observar pasan por evitar el tránsito por zonas con pinos afectados y, en el caso de tener que hacerlo, controlar los movimientos de las mascotas, que debería ir atadas.

Además, el incremento de la temperatura propio de la primavera, tan acusado durante los últimos días, activa a mosquitos, garrapatas y otros parásitos, «que al picar a humanos y animales de compañía para chupar la sangre necesaria con el fin de completar su ciclo biológico, pueden inocular diferentes microrganismos que ponen en riesgo nuestra salud al igual que las de nuestras mascotas«, señala el presidente del Colegio, Rufino Álamo.

Zoonosis frecuentes

Zoonosis tan frecuentes la leishmaniosis, la dirofilariosis o gusano del corazón, la enfermedad de Lyme o la erliquiosis, entre otras, son transmitidas por diferentes vectores. Para su prevención, dado que no se dispone de vacunas en todas ellas, es aconsejable adoptar determinadas precauciones, basadas en evitar la exposición en aquellos momentos del día en los que la actividad del vector es máxima.

Por ejemplo, conviene impedir que los animales de compañía duerman en el exterior o los paseos al amanecer o al atardecer, así como frecuentar los lugares con vegetación muy frondosa o más húmedos. «Siempre es especialmente recomendable el uso de antiparasitarios externos, cuya aplicación se ve facilitada por la diversidad de forman en que se presentan: collares, pipetas, lociones, polvo, comprimidos o inyectables», recuerda Álamo.

Su empleo resulta decisivo para alcanzar el efecto deseado. Su renovación con la periodicidad establecida y su adecuada prescripción veterinaria en función de los parásitos a prevenir o a la especie o raza de nuestra mascota (los gatos son especialmente sensibles a determinados productos químicos) es también esencial. Igualmente, hay que evitar mojar los collares y vigilar si están parasitados los lugares de descanso, para tratarlos adecuadamente.

Según la especie

«Los tratamientos preventivos recomendados son diferentes en cada caso, en función de la especie de nuestra mascota, en la periodicidad y forma en que se aplican, según el parásito. Algunos contienen ingredientes que son efectivos contra ciertos gusanos intestinales (como gusanos redondos y anquilostomas) y otros parásitos externos (como pulgas, garrapatas y ácaros del oído), por lo que deben ser prescritos por el veterinario«, apuntan desde el Colegio de Veterinarios de Valladolid.

El veterinario, al conocer los vectores y patologías más prevalentes en cada estación del año y lugar geográfico -ya que cada vez es más habitual viajar con nuestros animales de compañía- puede asesorar sobre las medidas preventivas a seguir en cada caso y de forma específica para cada mascota. «Son medidas que evitan que enfermen y que enfermemos, como reflejo claro del modelo Una Sola Salud», concluye Álamo.

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