Los perros del Titanic y otros animales que se encontraban en el barco

El 10 de abril de 1.912 el mayor barco de pasajeros construido hasta la fecha zarpa de Southampton, Inglaterra, hacia Nueva York. El orgullo de Belfast, lugar donde fue construido el lujoso transatlántico, choca con un iceberg en el Atlántico Norte a  563 kilómetros de la costa sureste de Terranova alrededor de la medianoche y se hunde en menos de tres horas. A bordo iban 2.223 personas, entre pasajeros y tripulación, salvándose solamente 706 de ellas. Entre esa noche y días posteriores perecerían 1.517 personas.

Probablemente ya conocías este suceso, pero seguro que no sabes que también había animales de compañía en este coloso y que algunos de ellos llegaron a salvarse.

Animales de compañía en el Titanic

En el Titanic embarcaron además de personas, varios animales como perros, canarios, gallos y gallinas ornamentales.

Perros

Únicamente los pasajeros de primera clase podían llevar a sus perros con ellos pero como ahora también ocurre, los peludines pagaban pasaje y no era precisamente barato en esa época. Su coste era el equivalente al precio del viaje de un niño, así que solo la élite de la sociedad, es decir las personas que viajaban en primera clase, se lo podían permitir. Algunos de estos perros concursaban en exposiciones de belleza de toda Europa por lo que disponer de un perro de estas características suponía tener un estatus social muy elevado. La exclusividad era tanta en el Titanic que se les creó un seguro de vida solo para perros, aunque sus propietarios y herederos nunca llegarían a cobrarlo. El mismo día de la tragedia estaba previsto celebrar en cubierta una exposición canina para que todo el mundo pudiera observar a estos ejemplares.

 

 

Muy probablemente los cheniles de estos peludines privilegiados estaban situados en la cubierta F en el costado de estribor, en el mismo punto que su transatlántico gemelo el RMS Olympic. Sus jaulas eran amplias, confortables y contaban con calefacción. A su cuidado se encontraba el carpintero del buque, John Hall Hutchinson. Los perros eran sacados por los mayordomos y botones que trabajaban para sus propietarios, varias veces al día para pasear y realizar sus necesidades en la cubierta de popa.

Se confirma la existencia de al menos doce perros a bordo del gigante de los mares. Los canes eran inscritos como carga por lo que al haberse perdido los registros no se tiene constancia de más animales. Entre ellos podemos encontrar: un airedale terrier, un bulldog francés, un cavalier king Charles spaniel, un chow chow, un dogo alemán, un foxterrier, un pastor alemán, un pequinés, dos pomeranian, un terranova, y un mestizo.

 

Supervivientes perrunos

Perros

 

Solo sobrevivieron al desastre tres perros que eran de raza pequeña: dos pomeranias y un pequinés. Muy probablemente fue eso precisamente lo que les salvó, su tamaño. Sus propietarios les escondieron entre prendas de abrigo, mantas e incluso en una maleta. Si hubieran sido de dimensiones mayores no se les habría permitido subir a los botes salvavidas. Estos fueron las personas y los perritos afortunados:

  • Elizabeth Rothschild (54) viajaba con su marido Martin (46) y su perrito, un pomerania al que adoraba y que compartía camarote con la pareja. Alrededor de la 01:05 am subió al bote n.º 6 con él en brazos escondido bajo su abrigo de piel. Cuando el Carpathia les auxilió, algunos de sus tripulantes se negaron a subir al perrito, pero ella insistió tanto que al final fueron rescatados los dos.
  • Margaret Hays (24) regresaba tras 4 meses de viaje por Europa junto a una amiga y su madre. Durante su estancia había adquirido a una pomerania, Lady que se alojaba con ella en el camarote C-54. Cuando sucedió el choque las tres mujeres subieron a la cubierta donde se encontraban los botes salvavidas llevando a su perrita envuelta en una manta. Fueron alojadas en el bote n.º 7.
  • Henry Sleeper Harper (48) y su esposa Myra (49) habían comprado durante su viaje por Europa y Asia un perrito pekinés al que llamaron Sun Yat-Sen. También tuvo la suerte de alojarse con sus dueños en el camarote D-33. Tras la colisión todos ellos y Hamad Hassab Bureik  (un intérprete que habían contratado para su viaje en Asia) y su peludín subieron al bote n.º 3 sin ningún problema. Poco después hizo unas declaraciones respecto al llevar a su perrito con ellos «Parecía que había mucho espacio y nadie nos puso ninguna objeción al respecto», y probablemente fuera cierto porque se encontraban en los inicios de la evacuación en los botes salvavidas. ​

 

Historias y leyendas de mascotas del Titanic

 

Ann Elizabeth Isham y su dogo

 

Una de las historias más bonitas y enternecedoras fue la de Ann Elizabeth Isham, una pasajera de 50 años que se disponía a pasar el verano junto a su hermano en Manhattan. Viajaba junto con su perro, un imponente gran danés. Debido a su gran tamaño, el peludín no pudo acompañar a su dueña en el camarote, quedando ubicado en los cheniles especialmente diseñados para acoger a los perros. Cuando ocurrió la catástrofe se la ofreció subir a uno de los botes salvavidas pero al conocer que no permitirían que su perro también pudiera acompañarla se negó a abandonarle y se quedó con él a bordo del Titanic. El 20 de abril de 1.912, el moderno trasatlántico alemán SS Bremén pasó cerca de la zona del hundimiento divisando cientos de cadáveres flotando en las aguas. Una pasajera, Johanna Stunke, afirmó haber divisado entre las aguas heladas del océano el cadáver de una mujer abrazada a un enorme perro. Su cuerpo no fue localizado por ninguno de los barcos encargados de la recuperación de víctimas, por lo que esta historia no puedo verificarse.

 

John Jacob Astor y su esposa Madeline

 

Cuando el coronel John Jacob Astor, el pasajero más rico a bordo del barco fue consciente de la tragedia en la que se encontraba, buscó un bote y junto con su esposa quiso subir a bordo. Pero al intentar acceder a él, le fue negado el acceso: «Las mujeres y los niños primero» era el modo de actuación en estos casos. Así que no le quedó otra que tranquilizar a su joven cónyuge, que contaba con tan solo 18 años, diciéndola que se verían en su destino, Nueva York, lo cual nunca ocurriría, ya que él moriría esa noche con 47 años. Esta pareja tenía una acompañante canina Kitty, una airedale terrier que era el ojito mimado del coronel. Era frecuente ver al Sr. Astor disfrutando de su perrita, jugando y paseando con ella en cubierta. Cuenta la leyenda que los perros que se encontraban en la cubierta F fueron liberados por él mientras estaba buscando a su querida Kitty.

 

Robert Williams Daniel y su perro Gamin de Pycombe

 

Algunos supervivientes afirman haber visto nadando al perro de Robert Williams Daniel, un banquero de Filadelfia que regresaba a casa con un bulldog francés que había comprado en Inglaterra. Gamin de Pycombe, fue adquirido por la excesiva cifra de 150 libras que para la época serían unos 17.000 euros de ahora. Gamin se hospedaba junto con su tutor en el camarote. No se separaba de su dueño al que procesaba gran devoción. Fue visto por última vez en el agua nadando  después de que el barco se hundiera completamente según afirman algunos supervivientes. El señor Wiliams se salvó pero su perro no corrió la misma suerte. Más tarde reclamaría 750 dólares a la compañía naviera por la pérdida de su amigo Gamin, pero nunca se lo pagarían.

 

 

En todos los barcos de la época estaban presentes algún gato que se encargaba de los posibles roedores que se hubieran colado como polizones en él. Este iba a ser el destino de Jenny, una gatita que había tenido cachorritos una semana antes de que el Titanic zarpara, pero la suerte hizo que fuera trasladada a otro barco, el Olympic, salvando así su vida y la de su prole.

 

Aves

En el Titanic también había embarcado otros animales como pájaros, gallos y gallinas. Según los registros:

Elsla Holmes White, de Nueva York, llevaba consigo cuatro gallos y varias gallinas que había comprado en Francia. Su intención era criar con ellas cuando llegara a su casa. Según los registros, otro pasajero también llevaba 30 gallinas a bordo.

Elizabeth Nye, una pasajera que se alojaba en  segunda clase, llevaba consigo un canario.

 

 

 

Fuentes:

Enciclopedia titánica 

Museo del Titanic

Wikipedia

National Geographic

 

Autora: Antonia Villalba

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