Las uñas en el gato

Las uñas (o garras) del gato presentan varias particularidades: crecen de manera continua durante toda la vida, tienen una forma ligeramente redondeada, son retráctiles, insertadas verticalmente y aceradas. La retractilidad de las garras del gato tiene diversas consecuencias. En primer lugar, le permiten desplazarse sin ruido, gracias a la suavidad de sus almohadillas plantares. Además, le permite proteger sus garras, verdaderas armas de caza y de combate. Por último, cuando las saca, las uñas constituyen temibles armas, cortantes y aceradas, así como una valiosa ayuda para trepar a los árboles. La forma de las uñas permite clavarlas muy fácilmente en las presas o adversarios, como si fuesen pequeños cuchillos. Un zarpazo produce por lo menos un buen arañazo sobre la piel, incluso cuando uno solamente juega con un gato.

 

Uñas en el gato

Es posible cortar las uñas al gato pero deben tomarse algunas precauciones. Es necesario disponer de un cortaúñas adecuado, en buen estado, y mantener al gato de manera tal de no soltar la pata en el momento en que se corta la uña. Se toma entonces el extremo de la pata, se aprieta levemente la última falange entre dos dedos y se realiza el corte en el sentido de la uña (sentido inverso al de la utilización de un cortaúñas en el hombre) para no aplastarla. En la uña se distinguen claramente dos zonas, una rosada interior y otra más clara, hacia el extremo. Hay que cortar en la zona clara, dado que la rosada corresponde a la raíz de la uña y contiene vasos sanguíneos. El gato posee cuatro garras en cada pata trasera y cinco en cada pata delantera. La quinta garra está situada en el espolón (que correspondería al pulgar). Hay que controlar esta garra dado que si no se corta, puede crecer hasta curvarse hacia la piel y lastimar la pata.

 

 

Muchos gatos suelen utilizar troncos de árboles o, a falta de árbol, una tabla vertical para limarse las uñas, no tanto para gastarlas sino para renovarlas, dado que de esta manera se elimina la capa superficial antigua de la uña, posibilitando que la uña subyacente, acerada, resulte funcional. Por otra parte, ciertos gatos tienen la particularidad de cortarse las garras solos y se llevan una pata a la boca, como si se comieran las uñas.

 

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