Las poblaciones de tiburones y rayas logran estabilizarse a pesar de la pesca

La pintarroja, una de las especies de tiburones del Mediterráneo occidental que se han estabilizado al adaptarse a la sobrepesca. / Thomas Ernst

La pesca en el Mediterráneo occidental es una de las mayores amenazas de tiburones y rayas. El seguimiento de estos peces en las dos últimas décadas demuestra que algunas poblaciones están ahora estables por los cambios que se han producido en la pesquería de arrastre y por la adaptación de ciertas especies a la sobrepesca.

En la actualidad, el Mediterráneo es considerado un punto clave de riesgo de extinción para tiburones y rayas (peces condrictios). Unas 39 de las 73 especies del grupo están en esa situación, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).

Estos peces, por sus características biológicas (crecimiento lento, reproducción tardía y baja tasa reproductiva, entre otras), son especialmente vulnerables a la explotación pesquera, sobre todo en la costa mediterránea de la Península y en las Islas Baleares, donde se ha ejercido de manera intensa desde mediados del siglo pasado.

Sin embargo, en muchas áreas, la información que aparece en las estadísticas oficiales de capturas de estos peces es escasa o poco fiable, lo que dificulta la evaluación de su estado de explotación y conservación.

Los datos recopilados durante las campañas de investigación MEDITS, un método de estudio independiente de la actividad pesquera, ha permitido paliar esta falta de información. Los países europeos del Mediterráneo vienen realizando anualmente estas campañas desde 1994.

En España están lideradas por el Instituto Español de Oceanografía (IEO). El objetivo no solo es evaluar el estado de los ecosistemas y recursos vivos explotados por la pesca de arrastre, sino también analizar el impacto de esta actividad pesquera en el medio ambiente.

La pintarroja, una de las especies de tiburones del Mediterráneo occidental que se han estabilizado al adaptarse a la sobrepesca. / Thomas Ernst
La pintarroja, una de las especies de tiburones del Mediterráneo occidental que se han estabilizado al adaptarse a la sobrepesca. / Thomas Ernst

Estabilidad de las poblaciones

Para este estudio, los científicos han utilizado datos procedentes de 3.158 estaciones realizadas durante el período de 1994 a 2015, a profundidades entre 40 y 800 metros, a lo largo de la península ibérica y alrededor de Mallorca y Menorca.

Los resultados, obtenidos por la Universidad de Islas Baleares y el IEO y publicados en Scientific Reports, muestran estabilidad de las poblaciones de condrictios durante los últimos 20 años por lo que respecta al número de especies, su abundancia y biomasa. Incluso se ha observado un aumento de la densidad de algunas especies.

Concretamente, esta situación se ha observado en las rayas que habitan principalmente en la plataforma continental y la pintarroja o gató (Scyliorhinus canicula) y la bocanegra o moixina (Galeus melastomus), dos tiburones de pequeño tamaño muy abundantes en la plataforma y el talud, respectivamente.

Por el contrario, se han detectado tendencias decrecientes en otras especies de aguas profundas, como el tiburón Etmopterus spinax y la raya Dipturus oxyrinchus.

Cambios en la pesca

La relativa estabilidad, e incluso recuperación, de algunas especies de tiburones y rayas se explica por la reducción del esfuerzo de la pesca de arrastre en la plataforma continental durante las últimas décadas. Esto se deba a la disminución del número de unidades de la flota y su desplazamiento hacia aguas profundas, para la explotación de crustáceos decápodos de alto valor comercial, como la gamba roja y la cigala.

En la pintarroja se ha detectado por primera vez una disminución de su talla de primera madurez sexual, como respuesta evolutiva a la sobrepesca

Según los investigadores, también se debe a la capacidad de resiliencia, para hacer frente a situaciones adversas, que muestran estos tiburones de pequeño tamaño, más elevada que otras especies de condrictios.

De hecho, en el caso de la pintarroja se ha detectado una disminución de su talla de primera madurez sexual, como respuesta evolutiva a la sobrepesca, que desde los años 80 está afectando a las especies explotadas por la pesquería de arrastre en el Mediterráneo occidental.

A pesar de que una respuesta de este tipo a la presión pesquera era conocida en otras especies, principalmente peces óseos de los océanos Atlántico y Pacífico, es la primera vez que se demuestra en una especie de condrictio del Mediterráneo.

“Los resultados de este estudio deben ponerse en contexto, ya que nos dan una visión de la evolución de las poblaciones de peces condrictios durante un período muy reciente, desde la puesta en marcha de las campañas MEDITS”, subrayan los autores.

La información procedente de otras campañas de investigación realizadas a mediados del siglo XX en el Mediterráneo occidental muestran una diversidad y abundancia de condrictios mucho mayor que en las décadas recientes. También destacaba la presencia de especies que hoy en día son muy raras o han desaparecido de las áreas sometidas a explotación pesquera.

Referencia:

Ramírez-Amaro, S., Ordines, F., Esteban, A., García, C., Guijarro, B., Salmerón, F., Terrasa P., Massutí, E. (2020). “The diversity of recent trends for chondrichthyans in the Mediterranean reflects fishing exploitation and a potential evolutionary pressure towards early maturation”. Scientific Reports, 10:547. DOI: https://doi.org/10.1038/s41598-019-56818-9

Este estudio se ha realizado en el marco del proyecto DEMBAGOL, financiado por la Comisión Europea y el IEO, a través de la Data Collection Framework, y los proyectos ECLIPSAME (CTM2012-37701) y CLIFISH (CTM2015-66400- C3-1-R, MINECO-FEDER), financiados por el Ministerio de Ciencia e Innovación y FEDER. Sergio Ramírez-Amaro es contratado postdoctoral del programa “Margalida Comas” del Govern de les Illes Balears (CAIB).

Fuente: UIB
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