La rabia es una de las enfermedades infecciosas más letales en perros. Sin embargo, España sigue sin contar con un criterio único de vacunación, lo que favorece la aparición de posibles brotes en el país. Con motivo del Día Mundial contra la rabia, la Real Sociedad Canina de España (RSCE) pide a las autoridades y a la Administración la obligatoriedad y periodicidad de la vacuna de la rabia; así como su unificación en dosis y plazos en todo el territorio español.
Una homologación y un consenso estatal que obligue a una primera vacunación temprana, acompañado de una periodicidad en la vacunación con refuerzos anuales o bianuales en función del perro, es la opción más viable, económica y segura desde el punto de vista médico. Algo que defiende la RSCE y que es respaldado ampliamente a nivel internacional por la comunidad veterinaria. Es el caso de la World Small Animal Veterinary Association (WSAVA), que agrupa a más de 200.000 veterinarios de todo el mundo.
La RSCE propone una ley estatal que contemple la subvención o ayudas indirectas para cubrir el coste de la vacunación y hacerla más asequible. Una medida clave para democratizar la vacuna contra la rabia, cuyo precio oscila entre los 30 y los 100 euros. Un gasto que se añade al elevado coste de mantener un perro y que se mueve entre los 1.000 y 1.400 euros anuales.
Disparidad territorial
Actualmente, Galicia y Cataluña son las dos únicas comunidades autónomas donde no es obligatorio vacunar a los perros contra la rabia, si bien Cataluña está en trámites para la entrada en vigor este mismo año de un decreto que la declare obligatoria. En el resto de comunidades sí existen reglamentos, pero cada uno establece sus propios requisitos, existiendo una falta de plazos homologables y uniformidad que no favorece la erradicación de esta enfermedad.
En las comunidades de Aragón, Asturias, Cantabria, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura, Madrid, Murcia, País Vasco y ambos archipiélagos, sólo se pide una primera vacunación de una dosis entre los tres y cuatro meses de vida, que se refuerza de forma anual con una revacunación. En La Rioja y Navarra se cumple la misma obligación, pero con una vacuna de refuerzo cada dos años, en lugar de uno.
Por otro lado, en Castilla-La Mancha, Andalucía y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, la primera vacunación se realiza con dos dosis con 21 días de diferencia, sumado al refuerzo anual obligatorio. En los casos de Ceuta y Melilla, hay que prestar especial atención, ya que, debido a su cercanía geográfica con Marruecos, existe un mayor riesgo de propagación de la rabia. Tal es así, que el 29 de septiembre de 2023, Melilla declaró el nivel 1 de alerta de rabia tras detectar cuatro casos ese año. O en contextos tan sensibles como la llegada de refugiados de Ucrania, donde muchas mascotas entraron a España sin identificación ni pruebas serológicas, facilitando la importación de la enfermedad de la rabia.
Vacunados para viajar en la UE
En general, la armonización de la vacunación contra la rabia en toda España no sólo será una medida que proteja más a los perros de contraer esta enfermedad; sino que también proporcionará un marco actualizado, acorde a las exigencias de la Unión Europea. Así lo indica el Reglamento 576/2013 y el Reglamento de Ejecución 2024/1130 de la UE en el que la vacunación antirrábica es obligatoria en perros que sean desplazados a algún Estado miembro desde un territorio o un tercer país.
De esta forma, no se podrán desplazar aquellos animales de compañía que no tengan actualizada la pauta de vacunación contra la rabia. Para comprobarlo, serán sometidos a una prueba de valoración de anticuerpos antirrábicos que debe realizarse en un laboratorio autorizado por el reglamento oficial. “Una norma que obstaculiza el tráfico ilegal de perros de raza, una práctica ligada al mercado negro que pone en riesgo la salud de los canes y de las personas, además de elevar el riesgo de su propagación”, afirma el presidente de la RSCE, José Miguel Doval.