Pasos previos a la reproducción de las lampropeltis
Antes de comenzar con la reproducción de la lampropeltis, deberemos asegurarnos que están preparadas para ello. Evidentemente deberemos disponer de un macho y una hembra adultos y saludables. La cría exige un gran esfuerzo sobre todo para la hembra como veremos más adelante, por lo que no deberemos intentar la reproducción cuando posiblemente este esfuerzo pueda resultar en su muerte.
Por ello antes de comenzar con la hibernación, se les deberá alimentar más regular y abundantemente, para que obtengan reservas suficientes tanto para la hibernación como para los grandes esfuerzos de los meses posteriores.
En cuanto a la edad apropiada, esta se alcanza cuando estas tienes de dos años y medio a tres, aunque nos se puede decir que sea un dato absoluto. Es posible que ejemplares con un año sean capaces de criar mientras que otros con tres o hasta cuatro años, aun no estén dispuestos. Por lo tanto además de la edad, habrá que considerar que la serpiente ha sido bien y regularmente alimentada, además de poseer un buen peso y un tamaño de unos 70 – 80 cm.
Hibernación de las lampropeltis
Para asegurar la cría tendremos que someter a los dos animales a un periodo de hibernación que durará dos meses. El propósito de esto es estimular su “celo” tras despertar de su letargo. Es cierto que algunos criadores tienen éxito en la reproducción sin necesidad de someter a la hibernación a las serpientes, pero no es la practica más habitual, pues no asegura el éxito en todos los intentos, aunque cada criador con la experiencia deberá optar por lo más conveniente.
La hibernación se logra bajando la temperatura del terrario a unos 10 a 13º C. Previo a este paso, se deberá cancelar la alimentación tres semanas antes para que no queden restos de alimento en su interior, además de hacerles baños en agua templada para que vacíen los intestinos y acelerar un poco mas la digestión de estos restos. Con estas dos medidas conseguiremos que no quede absolutamente nada de alimento en su aparato digestivo, pues si estos permanecieran ahí durante la hibernación, los restos de comida o excrementos podrían pudrirse literalmente en su interior, provocando una severa infección digestiva que irreversiblemente causaría su muerte.
Durante este tiempo, los reptiles no “duermen” como quizás entendamos como hacen los mamíferos. Sencillamente bajan al mínimo todas sus actividades vitales, especialmente las metabolíticas y digestivas, utilizando sus reservas de grasa y nutrientes para mantener su temperatura corporal frente a las condiciones “adversas” que le rodean.
Por lo tanto se mueven mínimamente y ralentizan sus movimientos. De todas maneras es posible que de manera natural en algún momento se “despierten”, recorran el terrario para estirar sus músculos, beban un poco de agua (que deberá suministrarse sin interrupción también durante la hibernación) y posteriormente vuelvan a su escondite para continuar su letargo. Sobra decir que durante estos dos meses no se deberá manipular nuestro animal, y reducir al máximo posible los ruidos o reflejos que puedan molestar al animal. Deberá disponer de un escondite totalmente oscuro con buena ventilación y algún sustrato cómodo, pues permanecerá sobre él los dos meses.
Tras la hibernación
Transcurridos los dos meses, iremos aumentando poco a poco y gradualmente la temperatura interior pasando de los 10-13 en los que hibernaba a los 25-29 que dispone habitualmente. A continuación deberemos de nuevo alimentar extraordinariamente a los dos, pero especialmente a la hembra, pues además de recuperar la energía perdida durante la hibernación, como hará el macho, ésta además dentro de poco pondrá una buena cantidad de “enormes” huevos que le exigirán un gran desgaste físico.
Al poco tiempo de despertarse y recuperarse, la hembra mudará, y es entonces cuando deberemos juntar la pareja y permanecer durante algunas horas atentos a lo que a continuación sucederá. Siempre debemos introducir a la hembra en el terrario del macho, pues de lo contrario la hembra, con un mayor sentido de la territorialidad que su compañero, podría considerarlo una amenaza e intentar incluso devorarlo. Lo normal es que a los pocos minutos de encontrarse comiencen la copulación, pero si el macho no intenta copularla, esperaremos a que este mude y volveremos entonces a intentarlo. Los mantendremos juntos dos o tres días para que repita la cópula, pero nos mantendremos vigilantes.
Cuando estemos seguros de que la hembra ha sido fecundada deberemos ponerla de nuevo aparte y darle de comer todo lo que quiera. A partir de ahora es cuando va a utilizar toda la energía que disponga, y posiblemente cuanta más energía, mayor será la puesta de huevos y de mayor “calidad”, (esto también dependerá de la temperatura y el estrés al que este sometido el animal durante la gestación).
La puesta de las lampropeltis
Al mes o mes y medio de la fecundación se notarán al tacto (y algo menos a la vista) los huevos en el interior de la hembra. A partir de entonces evitaremos cogerla y alimentarla, así conseguiremos que los huevos se dañen. En este momento colocaremos en el terrario un envase de plástico cuadrado y opaco relleno de vermiculita que hará las veces de incubadora, en caso de que no dispongamos de una. La vermiculita es un material orgánico que mantiene perfectamente la humedad, aunque es ciertamente difícil conseguirlo (a veces se utiliza en jardinería, y está compuesta de mica) Podremos sustituirlo en su defecto por otro sustrato similar como musgo o hasta corteza de árbol. Este recipiente tendrá una amplia entrada en su parte superior para que la serpiente deposite allí la puesta. La serpiente se acostumbrará a este lugar y cuando llegue el momento, depositará la puesta en el interior. Es posible que no lo haga así, y que a pesar de nuestro ofrecimiento, prefiera depositarlos en su rincón favorito. No tendremos en ese caso reparo por tomar con cuidado los huevos y depositarlos en nuestra “incubadora”.
A los dos meses de haber sido fecundada la hembra estará lista para depositar los huevos, puesta que oscilara entre 5 a 10 huevos, aunque no son infrecuentes puestas de hasta 12 huevos. De todas formas es preferible una puesta menor que asegura una mayor calidad de las crías que una puesta demasiado abundante que exige un mayor esfuerzo de la hembra, que se traduce a su vez en la salud de los embriones. Claro está que eso no depende de nosotros.
Tras la puesta
Una vez depositados los huevos en la incubadora, debemos tener en cuenta algunos detalles. En primer lugar cambiaremos la tapa con el agujero grande por donde entraba nuestra hembra, por otra con agujeros más pequeños que evitarán que entre de nuevo y pueda afectar la puesta, a la vez que permitirán una ventilación adecuada. En segundo lugar nos aseguraremos que la temperatura dentro de la incubadora no oscile más allá de los 22-32 º, siendo la ideal una entre 23-26º. De todas formas moderadas oscilaciones en la temperatura no tienen por qué afectar la puesta. En tercer lugar, cuidaremos que la humedad se mantenga muy elevada pero evitando que se encharque el interior. Quizás sea interesante colocar un recipiente con agua en la incubadora para asegurar la humidificación, pero colocando en la parte interior de la tapa algún mecanismo que permita que las gotas que se acumulan por evaporación no caigan sobre los huevos y sí de nuevo dentro del recipiente. Evitaremos a su vez, tocar y manipular los huevos de no ser necesario y nunca los giraremos de su posición original, pues esto sí podría dañar irremediablemente el proceso de incubación.
Aproximadamente a los dos meses de la puesta y la incubación nacerán las crías, resultando relativamente normal que sólo un 70 u 80% de los huevos llegue a buen término. Cuando nazcan las pequeñas serpientes, inmediatamente las separaremos, utilizando otros recipientes opacos más pequeños con tapa agujereada, tantos como crías hayan nacido, y colocaremos dentro de cada uno de ellos un poco de sustrato, agua, una piedrecilla para facilitar la muda y una de las crías con muchísima delicadeza.
El propósito de separarlas es porque las Lampropeltis son ofiófagas, es decir, que se alimentan de otras serpientes y hasta estas pequeñas no tendrán ningún reparo en que su primera comida sea uno de sus hermanos.
Esperaremos a que hagan su primera muda y entonces podremos darle su primera comida A partir de ese momento, los cuidados serán los mismos que ya brindamos a sus padres…!ENHORABUENA!
Autor: Sammuel Niño
Revisado: 17 Agosto 2023 – 1 Septiembre 2020 – Publicado 11 Diciembre 2013