La procesionaria se adelanta este año debido a las temperaturas poco habituales para un mes de febrero. Normalmente empiezan a salir entre marzo y junio y afectando a los pinos y a otras coníferas como los cedros.
¿Qué es la procesionaria?
Su nombre científico es Thaumetopoea pityocampa y es una oruga perteneciente a la familia de los lepidópteros defoliadores. Cuando bajan de las copas de los pinos, van una detrás de otra en una larga fila, por eso se la conoce como oruga procesionaria u oruga del pino. Es una forma de protección contra los depredadores, ya que el peligro potencial se distribuye entre todas las orugas.
Las orugas de la procesionaria son conocidas por su ciclo de vida distintivo y su impacto potencialmente dañino en los bosques y áreas arboladas. El proceso comienza cuando las mariposas adultas depositan sus huevos en las ramas de los árboles. Después de un período de incubación, las orugas emergen y comienzan a alimentarse vorazmente de las hojas de los árboles huéspedes.
¿Qué apariencia tiene la procesionaria?
Las orugas de la procesionaria son peludas. Suelen ser de color marrón oscuro o gris, con líneas más claras a lo largo de sus cuerpos. Poseen pelos urticantes, cerca de 500.000 por cada oruga. Son muy peligrosos, contienen una sustancia llamada thaumetopeína que causa irritaciones en la piel y, reacciones alérgicas en humanos y son muy peligrosas para otros animales como perros y gatos. Pueden llegar a sufrir una necrosis en la garganta y en la lengua si entran en contacto con el veneno de los pelos de la oruga procesionaria.
¿Qué hacer si te pica una procesionaria del pino a ti o a tu mascota?
Lo más razonable y lo mejor es que vayas a que te vea un médico. A tu mascota es imprescindible que le vea un veterinario cuánto antes para que instaure un tratamiento adecuado.
¿Es una plaga la procesionaria del pino?
Las poblaciones de procesionarias son consideradas como plaga porque causan mucho daño a los árboles. Año tras año se implementan medidas de control para gestionar estas poblaciones y minimizar su impacto en el medio ambiente. Esto puede incluir métodos biológicos, como la introducción de depredadores naturales, o métodos químicos y físicos para controlar su propagación. La gestión adecuada de estas poblaciones es esencial para proteger la salud de los bosques y minimizar los riesgos para la salud humana y animal.
Recomendaciones
No se te ocurra pisarlas porque sus pelos podrían quedar adheridos en tus zapatos y provocar una reacción cuando menos te lo esperes a tu mascota.
Anota donde las ves y su situación. Posteriormente llama para advertir del peligro al teléfono de emergencias 112.
Autora: Antonia Villalba
