La piel de los animales: la barrera con el mundo exterior

El cuidado de la piel y del pelo de nuestras mascotas permite una correcta protección contra las agresiones externas

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La piel de los animales de compañía es una de las estructuras de mayor tamaño e importancia. Es un órgano de protección fundamental que actúa como primera frontera entre el exterior y el interior del organismo. Su correcto estado higiénico y sanitario permite responder con contundencia a las agresiones procedentes del entorno.

La mayoría de los dueños de animales de compañía sólo son conscientes de que su mejor amigo tiene una “cubierta externa” por las molestias que les provoca: “la casa está llena de pelos”, “el precio de la peluquería de “Samy” es un escándalo“… Estas molestias llegan a ser una de las causas de abandonos de animales de compañía y el detonante de serias disputas familiares. En el momento de la adquisición de un nuevo animal, el dato de su tipo de piel y pelo debe ser muy tenido en cuenta: los cuidados higiénicos de la piel necesitan disponibilidad, dedicación y dinero.

ESTRUCTURA

La piel está integrada por dos partes bien diferenciadas: la capa superficial o epidermis y la capa profunda o corion. La epidermis tiene un grosor variable según la especie, la raza, la edad e incluso existe distinto grosor en distintas partes de un mismo animal; en ella encontramos las aberturas de las glándulas cutáneas y de los folículos pilosos. Las glándulas cutáneas son fundamentalmente de dos tipos: glándulas sudoríparas (productoras de sudor) y glándulas sebáceas (productoras de sebo). Las glándulas sebáceas adquieren gran importancia en nuestros animales de compañía, ya que el sebo que producen tiene una importante función protectora contra la humedad; además, debido a sus particulares características aromáticas, tienen una curiosa función como reclamo sexual. El pelo es una modificación de la epidermis (como las garras, los cascos, los cuernos…) y suele cubrir la práctica totalidad de la superficie corporal de nuestros amigos; algunas razas aparentemente desnudas, si son observadas con detenimiento, demostrarán la existencia de pelos pequeños, finos y esparcidos. Estos curiosos apéndices sufren continuas mudas a lo largo del año; mudas que si no reciben la correcta atención, acabarán con la paciencia del propietario más paciente.

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PICOR Y CAIDA DE PELO

Las enfermedades cutáneas son una de las patologías con un porcentaje más elevado de visitas en las clínicas veterinarias; dichas enfermedades suelen ser un verdadero“quebradero de cabeza”, tanto para el propietario como para el veterinario, ya que no siempre el diagnóstico y el tratamiento son sencillos y todo lo efectivos que nos gustaría. La dificultad en el manejo de los problemas de piel viene dada por su gran capacidad de volver a aparecer (recidivas), por la desesperante capacidad de alargarse en el tiempo (cronicidad), y por la aplicación de tratamientos inadecuados (fallos del profesional o aplicación de tratamientos sin consulta previa). Es importante consultar qué razas tienen mayor posibilidad de padecer enfermedades de piel y qué situaciones favorecen el buen estado de tan importante protección. El veterinario y el peluquero serán los responsables de marcar las pautas que favorezcan el mejor estado higiénico y sanitario de la piel y del pelo y serán los responsable de evitar los principales síntomas como el picor y la alopecia; la presencia o ausencia de picor es uno de los datos más importantes para el diagnóstico de los problemas de piel; tanto es así que la mayoría de las enfermedades cutáneas pueden dividirse en dos grandes grupos: con picor y sin picor. La alopecia es la falta de pelo en uno o más lugares donde normalmente existe. Cuando es una alopecia total, suele ser de origen congénito; se llama atriquia y no debe ser confundida con una natural desnudez de determinadas razas (perro crestado chino, gato esfinge…) Cuando la alopecia es parcial se llama hipotricosis.

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¡MANOS A LA OBRA!

Si apreciamos algún síntoma extraño sobre la piel o el pelo de nuestro buen amigo, acudamos a las manos del profesional; en este como en otros casos, si nos fiamos de los supuestos conocimientos de supuestos entendidos… Lo único que conseguimos es agravar el problema y permitir que se alargue en el tiempo. El veterinario estudiará el caso y aplicará el tratamiento. Por desgracia debemos decir que los problemas de piel no son de muy rápida curación, por lo que requerirán grandes dosis de paciencia por parte del propietario.

En muchos casos podríamos evitar la mayoría de los problemas con unas normas muy básicas: cepillados diarios, baños con productos especiales para mascotas y alimentación adecuada a la edad, actividad y estado del animal; si cumplimos estas sencillas normas estaremos proporcionando a la piel todo lo que necesita para ser una barrera infranqueable.

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