La agricultura tradicional favorece al ‘gallipato’. Los resultados señalan la importancia de dirigir los esfuerzos de conservación a proteger grupos de pequeños cuerpos de agua como charcas y lagunas bien interconectadas en áreas donde la agricultura tradicional es predominante, ya que las zonas abiertas asociadas a cultivos de secano favorecen la conectividad de las poblaciones de anfibios, muy amenazados por la pérdida y fragmentación de sus hábitats en la naturaleza.
“Para los anfibios, igual que ocurre con otros animales, es muy importante que haya conexión entre las distintas poblaciones porque esto permite el desplazamiento de los individuos entre núcleos reproductores. Esta conectividad favorece el intercambio genético, manteniendo la diversidad a largo plazo y aumentando por tanto su probabilidad de supervivencia”, explica Íñigo Martínez Solano, investigador del MNCN participante en el estudio. “Uno de los principales problemas de los anfibios en la región mediterránea es la pérdida o fragmentación de los hábitats por cambios en los usos del suelo, por ejemplo, para actividades agrícolas, lo que hace que la conectividad se vea muy reducida, causando el aislamiento de las poblaciones y un incremento de su probabilidad de extinción”, señala el investigador.
Áreas donde dominan las prácticas agrícolas tradicionales
Los resultados, publicados en la revista Landscape Ecology, muestran que las áreas abiertas asociadas a prácticas agrícolas más tradicionales favorecen la dispersión de los individuos entre charcas y promueven por tanto una mayor conectividad. “Los resultados de este estudio muestran la importancia de considerar la conectividad entre los hábitats de reproducción (charcas y lagunas temporales) al planificar la gestión de las comunidades bióticas de esos ecosistemas, incluidos los anfibios, seriamente amenazados por la destrucción y aislamiento de sus medios acuáticos y terrestres”, concluye el investigador del MNCN. La agricultura tradicional favorece al ‘gallipato’.
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