Síndrome de Noé es una denominación no oficial utilizada para referirse a aquellas personas que padecen un trastorno psiquiátrico caracterizado por la acumulación patológica de animales (preferentemente perros y gatos) en su hogar.
Las personas afectadas suelen recoger a los animales de la calle. Con el pretexto de darles cobijo y salvarlos de una suerte incierta, los llevan a su casa y acumulan gran número de ellos sin disponer de los medios para cuidarlos adecuadamente.
Los enfermos que padecen un Trastorno de Acumulación de Animales (Animal Hoarding en su denominación en inglés) se muestran incapaces de reconocer los perjuicios que la situación supone para su salud, para la de la comunidad en la que residen y para la de los animales que acumulan.
En medicina psiquiátrica, el Síndrome de Noé está considerado un Trastorno por Acumulación. Dentro de este gran grupo, existen dos subtipos:
- Trastorno de acumulación de Animales– Popularmente conocido como Síndrome de Noé
- Trastorno de acumulación de Objetos– Popularmente conocido como Síndrome de Diógenes
En muchos casos, ambos trastornos se dan al mismo tiempo.
Trastorno de acumulación de animales
Sin embargo, el Trastorno de Acumulación de Animales ha sido mucho menos estudiado que el de Acumulación de Objetos. Hoy en día, es un fenómeno todavía poco conocido, mal explicado y escasamente atendido por las autoridades.
El Síndrome de Noé empezó a estudiarse en 1997, en Estados Unidos.
En España, el equipo de investigadores de la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud es pionero en la investigación sobre este trastorno. Desde 2011, estudian el fenómeno con el objetivo de conocer en profundidad las características de esta problemática en nuestro entorno. La finalidad es llegar a diseñar protocolos de actuación multidisciplinares que permitan dar soluciones adecuadas tanto a las personas que padecen la enfermedad como a los animales y a la comunidad afectada.
En el primer estudio sobre el Síndrome de Noé en España (y primero también en Europa), se analizaba la situación de 24 casos, con un total de 1.218 perros y gatos involucrados.
Sobre las conclusiones obtenidas, se explica que la acumulación de animales debería ser considerada y reconocida como una forma clara de abuso animal y tenencia irresponsable:
“Los animales requisados en casos de Síndrome de Noé muchas veces tienen que ser eutanasiados debido a su pésimo estado de salud.
El resto, habitualmente requiere atención veterinaria y, además, muestra graves problemas de comportamiento.
Eso quiere decir que no son perros o gatos fácilmente adoptables.
Y, por lo tanto, el trastorno de acumulación de animales se convierte en un problema con graves consecuencias tanto emocionales como económicas para las personas e instituciones de protección animal que trabajan con los animales rescatados.”
Problema de Índole Social
Asimismo, este Síndrome, constituye un problema de índole social, dada cuenta que, no solo los animales son los perjudicados, sino que constituye un peligro para la salud pública.
La acumulación de animales supone una seria preocupación a nivel de salud, tanto para los ocupantes del hogar donde se acumulan como para todo el vecindario. Hablamos de riesgos de incendio a causa del exceso de objetos que muchas veces también se amontonan junto a los animales, el daño de la red eléctrica, el bloqueo de la salida de agua (inundaciones), la infestación por insectos o plagas de roedores, el peligro de zoonosis (enfermedades transmitidas de animales a personas), etc.
Además, las grandes acumulaciones de heces y orina pueden dañar las viviendas sin posibilidad de reparación y pueden suponer una liberación de bioaerosoles tóxicos, crear problemas de malos olores a los vecinos, enfermedades respiratorias, etc.
Con estos antecedentes, se evidencia que el Síndrome de Noe, no solo afecta a la persona que sufre el síndrome, y, que acaba mayoritariamente ingresada en un hospital psiquiátrico para someterse a un tratamiento y terapia, si no, también a su entorno.
También los animales cuya acumulación y falta de cuidados han originado, enfermedades, incluso muertes por falta de atención.
“En todo caso, el sujeto llega a tener un número desmesurado de animales, a los que no puede atender, alimentar o cuidar. Elizalde (2018) sostiene que, incluso, muchas veces esos animales: “se encuentran desnutridos y deshidratados, encerrados en jaulas donde pasan casi toda su vida, viviendo de forma hacinada, con ruidos molestos, sin atención veterinaria, lastimados, enfermos, maltratados, con olores desagradables y, muchas veces, conviviendo con el cadáver de otros animales”.
Por último, al estar encerrados en una vivienda, y tratarse de un numero anormal de los mismos, provoca todo tipo de evidentes riesgos para el resto de los propietarios, que tienen que verse sometidos a los perjuicios que estos animales, causan en el resto de las viviendas y zonas comunes.
Además de encontrarse con una persona, la dueña, que no razona normalmente ante la situación.
Este conjunto de circunstancias básicas, provocan la necesidad de socializar el problema, determinar las circunstancias de los animales como un delito de maltrato animal, y protocolorizar de forma multidisciplinar, las circunstancias que residen en este problema, con las actuaciones que deben de ser realizadas por las distintas autoridades y empresas colaboradoras (limpieza y desinfección), a los efectos de que se lleve a cabo inmediatamente en el momento de la verificación de la causa.
Aunque es poco conocido, se requiere una mayor atención por parte de la Administración, Trabajadores Sociales, Asistentes sanitarios, y Cuerpos de la Seguridad del Estado.
Empezando por la misma persona que padece el Síndrome, que debe ser tratada y hacer seguimiento de la misma, también tienen que contribuir empresas especializadas o centro municipales, en colaboración con Protectoras, y el Colegio de Veterinarios, en su caso, para recoger a los animales afectados, reconocerlos, tratarlos, y después, buscarles un destino para sacarlos del lugar donde estaban, dándoles unas condiciones saludables y calidad de vida.
Por lo que, tal y como recogemos en el presente artículo, el protocolo debe de ser iniciado con la averiguación, y cerciorarse de la existencia de un Síndrome de Noe.
Es importante aprender a reconocer este trastorno psiquiátrico ya que, la mayoría de las veces, son los propios vecinos los que alertan del problema a las autoridades y hacen posible que los animales sean rescatados y la persona acumuladora pase a recibir ayuda o tratamiento.
Hay un problema y se puede resolver eficazmente
Cuanto más precozmente se localice el problema, mejor puede resolverse eficazmente.
Si se detecta un caso de acumulación de animales, hay que tener en cuenta que la persona que se encuentra en este estado tiene una enfermedad mental que ella no reconoce, y, como consecuencia, tampoco reconoce que este almacenamiento de animales en su hogar es perjudicial para sus animales, y nocivo para sus vecinos.
De ahí se desprende que, la persona, necesita ser tratada, y para ello es ingresada, la mayoría de las veces, dejando en el domicilio la cantidad de animales rescatados acumulados, solos y sin control.
En estos casos, la persona enferma no cede estos animales, porque no reconoce el problema, pero finalmente estos acaban siendo recogidos, por centros municipales de protección animal y destinados a un lugar donde puedan hacerse cargo de ellos, una vez verificadas sus condiciones de salud.
Finalmente, se procede, una vez retirados, a la limpieza e higienización de la vivienda.
Por ello, es importante aprender a reconocer este trastorno psiquiátrico ya que, la mayoría de las veces, son los propios vecinos los que alertan del problema a las autoridades y hacen posible que los animales sean rescatados y la persona acumuladora pase a recibir ayuda o tratamiento.
La acumulación patológica de animales puede definirse según los siguientes criterios:
- Tener un número atípico y excesivo de animales de compañía.
- Negligencia en la tenencia de estos animales: no se les puede ofrecer los cuidados básicos de nutrición, sanitarios, de cobijo, etc. En muchos casos, ni siquiera se les deja alimento o
- agua a disposición. Como consecuencia, muchos enferman o mueren por desnutrición, propagación de enfermedades infecciosas y falta de curas de heridas o problemas médicos.
- Negación de la persona acumuladora de su incapacidad para cuidar adecuadamente de los animales.
- Negación del impacto de su negligencia sobre la salud y el bienestar de los animales, la casa y los ocupantes del hogar.
- Persistencia en la acumulación de animales y recogida de cada vez más de ellos, aun cuando la situación es insostenible.
¿Qué perfil tienen las personas que tienen este Síndrome?
El estereotipo de un acumulador patológico de animales suele ser el de una mujer soltera, de edad avanzada, que vive sola y se encuentra en situación socioeconómica desfavorecida.
En algunos casos, los medios de comunicación presentan a las personas que padecen Síndrome de Noé como una especie de héroes rescatadores de animales.
Esta imagen distorsionada es muy peligrosa ya que nunca debería confundirse la acumulación patológica con los proyectos legítimos de protección animal que llevan a cabo refugios y protectoras.
La acumulación patológica de animales es un comportamiento complejo y que puede tener su origen en múltiples factores. Suelen ser consecuencia de una serie de experiencias traumáticas (habitualmente durante la etapa infantil) que dan lugar a estilos disfuncionales de afiliación social y llevan a desarrollar comportamientos adictivos y compulsivos.
“A veces, el detonante puede ser una crisis como perder el empleo, algún ser querido, etc. que impulsa a los enfermos a buscar apoyo en los animales, pero sin control.”
Las personas que padecen Síndrome de Noé acumulan animales de forma compulsiva para llenar vacíos de necesidades afectivas humanas, mientras que las necesidades reales de los animales son ignoradas.
En ocasiones, los afectados por este trastorno enmascaran su enfermedad explicándola como actividades de rescate de animales o incluso llegan a decir que funcionan como refugio o protectora. Son perfiles muy manipuladores y saben cómo hacer creer a los demás que lo que hacen es loable y perfectamente justificable.
El Síndrome de Noé y las autoridades, la administración
Reconocer la presencia del Trastorno de Acumulación de Animales en nuestra sociedad es el primer paso para poder identificar y detectar precozmente los casos y resolverlos de la manera más eficaz posible.
Actualmente, cuando las autoridades detectan un caso, el proceso puede llegar a ser muy lento.
Pueden pasar años antes de que los animales sean requisados. Además, cuando se requisan, no se da ningún tipo de atención a la persona que sufre el trastorno. Ello es muy peligroso ya que, tal como explican desde la Cátedra Fundación Affinity, “el porcentaje de reincidencia sin el tratamiento psiquiátrico adecuado es cercano al 100%”.
Por todo ello, se hace urgente la creación de nuevos protocolos de actuación que pauten las acciones a seguir y sirvan como prevención para el surgimiento de nuevos casos de Síndrome de Noé o la reincidencia de las personas afectadas.
Asimismo, es necesario valorar, en general, la convivencia entre los animales de compañía y los humanos, determinando que estos últimos que han optado por la tenencia de un animal de compañía, tiene unas obligaciones inherentes con el animal, porque su bienestar y salud, repercuten en el bienestar y salud de los convivientes.
La antro zoología es la ciencia que estudia las interacciones y el vínculo entre los seres humanos y el resto de los animales.
Pese a que esta ciencia cuenta con menos de cuarenta años, las interacciones con los animales forman parte de la esencia humana desde sus inicios, como ponen de relieve las pinturas rupestres. En la actualidad los animales no humanos participan ampliamente de la dinámica cotidiana de las ciudades.
Aquellos con los que tenemos un mayor grado de integración y vinculación son los llamados animales de compañía, principalmente perros y gatos.
De hecho, en el 49 % de los hogares españoles se convive con algún animal. Nos es preciso conocer el abanico de relaciones que establecemos con ellos para prevenir las que acarrean consecuencias nefastas y promover las que resulten beneficiosas para unos y otros.
Una prioridad de la antro zoología es el estudio de las relaciones patológicas, entre ellas el llamado síndrome de animales.
La persona que padece esta enfermedad mental, reconocida internacionalmente desde 2013, acumula un gran número de animales, de los que no puede hacerse cargo, y no reconoce las malas condiciones en que se encuentran.
Los animales suelen presentar parásitos, heridas y enfermedades diversas. Atender esa gran cantidad de animales en mal estado de salud supone un reto.
Desde la antrozoología se está trabajando para crear protocolos de detección precoz y de actuación eficaces ante casos de síndrome de Noé.
La antrozoología también se ocupa del trato cruel para con los animales.
Todos, pero especialmente los niños, tienen mucho que ganar de la convivencia con los animales.
Se ha demostrado que el contacto con animales de compañía favorece un desarrollo infantil saludable. En este sentido, se ha estudiado ampliamente el apoyo emocional que se deriva de esta relación. Numerosos estudios en diferentes países muestran que los niños que pasan por un momento emocionalmente complicado buscan a los animales para sentirse reconfortados.
La relación de niños con animales también favorece el desarrollo de la empatía y el comportamiento positivo (prosocial) entre niños.
En general, los niños vinculados con animales son más empáticos, y también parece que esta relación les facilita el desarrollo cognitivo y lingüístico. Por último, el refuerzo del sistema inmune es otro campo en el que la convivencia con animales tiene efectos positivos: los niños son menos propensos a alergias y tienen menores tasas de absentismo escolar.
Intervenciones asistidas con animales
Podemos ir más allá mediante la aplicación orientada y terapéutica de los beneficios de la interacción humano animal a través de las Intervenciones Asistidas con Animales (IAA).
Las IAA se aplican en colectivos de todo tipo: personas con trastorno mental, con discapacidad, en riesgo de exclusión social y otras con requerimientos especiales. Los efectos reales de las IAA, muy extendidas en nuestro país, se encuentran actualmente en vías de estudio para corroborar sus beneficios.
Algunos protocolos establecidos en España y regulados en su aplicación efectiva para resolver los casos del Síndrome de Noe
· León dispone de un Protocolo establecido para los casos detectados del Síndrome de Diógenes, y Síndrome de Noe.
En el caso de León, contará con la colaboración del Decanato de Jueces, para en casos urgentes de acumulación masiva y desordenada de animales, en una vivienda, siempre en colaboración con la existencia de varias concejalías relacionadas. Esta colaboración, tiene como objetivo, el agilizar los plazos para solucionar estos casos, que, actualmente, puede durar varios años.
Con la colaboración del Decanato de Jueces, los tramites se aceleran y ello facilita atender con mayor urgencia aquellas denuncias presentadas por afectados, familiares o incluso, instituciones.
- Getafe, dispone de un Protocolo establecido para los casos detectados del Síndrome de Noe.
Asimismo, el Ayuntamiento de Getafe, ha aprobado un protocolo de respuesta ante situaciones de viviendas insalubres, a causa de personas con el Síndrome de Diógenes, o Síndrome de Noe, u otras situaciones análogas que provocan problemas de insalubridad en las viviendas, y en la convivencia.
El mencionado Protocolo, se ha trabajado durante mas de un año, y, a través de distintas delegaciones municipales, pilotados por SALUD, con la participación de la Policía Local, Bienestar Social, y los Servicios Jurídicos, mediante una intervención multidisciplinar, otorgando una respuesta compartida y acordada, tras la aprobación en Junta de Gobierno, del borrador de este protocolo de actuación.
- En Cataluña, también se encuentran tomando consciencia, de la necesidad de Protocolos de actuación Multidisciplinar, que impliquen diferentes sectores de la administración.
Los investigadores, creen que este trastorno, tiene implicaciones a nivel de salud mental, bienestar animal, y salud pública, por lo que, reconocer la presencia de esta causa en la Sociedad, es el primer paso, para poder identificar y detectar precozmente los casos, y enfrentarlos de forma lo más eficaz posible.
El grupo, trabajaría conjuntamente con la Administración, creando Protocolos de actuación multidisciplinar, ya que, cuando aparece es necesario que diferentes sectores, como protección animal, salud pública, bienestar social, … se movilice.
Conclusiones
El Síndrome de Noe es un fenómeno similar al Síndrome de Diógenes, y, pero no es tan conocido como en EE. UU. o Alemania. La Fundación Afinitty, ha elaborado un estudio en el que, tras analizar el fenómeno, lo califica como fenómeno de índole social, que origina un perjuicio evidente de salubridad.
Dada cuenta que consiste en la acumulación de animales, principalmente de la calle, dentro de una vivienda, existen factores derivados, que afectan al conviviente, a sus vecinos, y a los propios animales, aunque el motivo de la acumulación pretende justificarse de buena fe, como rescate para darles mejor vida, nada mas lejos de la realidad
Por otro lado, aunque el causante no lo reconozca, se constata que esta conducta con los animales rescatados, objeto de la acumulación, es un evidente delito de MALTRATO ANIMAL.
La conducta adecuada radicaría en ofrecer estos animales callejeros, a Servicios especializados, como Protección Animal o Protectoras donde la primera acción seria, someterlos a un examen especializado veterinario.
No obstante, se indica que, la persona afectada por este Síndrome es poseedora, de una enfermedad mental que debe ser tratada, llegando incluso, a su ingreso en un Hospital Psiquiátrico.
Desde el momento de la detección de un caso del Síndrome de Noe, se procedería, en el caso de que los hubiera, a la puesta en marcha de los Protocolos a seguir en los casos abiertos, protocolos que integran una intervención multidisciplinar, incluyendo servicios jurídicos en colaboración con Organismos judiciales, para que el tiempo de resolución de los casos se agilicen, dada cuenta que se pueden computar a mas de un año, como mínimo, teniendo en cuenta que los animales, son seres vivos y que necesitan atenciones y cubrir sus necesidades, además de que, si siguen en la vivienda, los problemas de salubridad continúan.
Por lo que abogamos para que este maltrato con consecuencias sociales sea erradicado con la mayor brevedad, tanto para la persona que lo causa, que debe ser sometida inmediatamente a tratamiento para su no reincidencia, como los animales que malviven en un lugar no adecuado, y que no reciben atenciones, y malviven sin comida suficiente, agua, vacunas, atenciones veterinarias, llegando incluso a morir.
Por último, y como consecuencia de urgencia derivada, una vez rescatados los animales, la vivienda debe ser objeto de una desinfección profunda, para evitar daños o enfermedades en el resto de las viviendas del edificio.
En aquellas provincias, que todavía no tienen protocolos de actuación, Los animamos a que se reúnan los principales órganos municipales, los servicios de protección animal dando su parcela de intervención a las protectoras, los trabajadores sociales, las fuerzas de seguridad, y convenio con empresas de desinfección.
Todo por su bien
La interacción con animales de compañía en nuestro entorno es inevitable. Y hay que conocer a fondo sus consecuencias y sus efectos, tanto los positivos como los negativos, para favorecer la mejor convivencia posible y aprovechar al máximo la inestimable aportación social que NUESTRAS MASCOTAS suponen.
Autora: Ana Cristina Inés Villar, secretaria de la Sección de Defensa del Derecho de los Animales del Colegio de Abogados de Zaragoza.
Fuente: Abogacía.es