El Sagrado de Birmania

Sagrado de Birmania

 

La esencia de la fascinación del Sagrado de Birmania

Adoro los gatos. Me gustan todas las razas, las variedades de color, sus diferentes caracteres, la originalidad que distinguen a cada raza. Admiro la naturaleza  tranquila y sosegada de los Persas, o la irresistible vivacidad de los Siameses, la imagen agreste y segura del Bosque de Noruega, la rotundidad del Chastreux y del Británico, la originalidad del manto de los diferentes Rex, la increíble elegancia de un Angora Turco, la dulzura de un Ragdoll. Tener un muñeco vivo es igual a un Exótico. Disfrutar del corazón de un Korat. Acariciar un Manx sin cola. Descubrir en el Bobtail la mirada oriental. Soñar con ver algún día un Ojos Azules. Llenar la bañera para el Van Turco. Formar parte de la leyenda de los faraones cuando miro a un Abisinio. O simplemente ver cerca de la chimenea un Europeo durmiendo plácidamente al abrigo de la lumbre. Pero renuncio a todo por tener el afecto de un Sagrado de Birmania. Pero para comprender mi elección, primero debemos leer su leyenda.

» En Birmania, mucho antes de la época del Gran Buda, los Khemer honraban a sus dioses en magníficos templos. Uno de ellos, el de Lao_Tsun, fue erigido   en honor de la diosa Tsun-Kyan-Kse. Este templo estaba custodiado por el venerable Mun-ha, un viejo sacerdote, y bajo la guardia de cien gatos blancos sagrados. De todos estos gatos «Sinh» era el compañero y amigo del viejo sacerdote. Representaba a la diosa una estatua de oro con ojos de zafiro, que por su gran belleza acabó por atraer la codicia de los hombres. Una tarde, bandidos thai atacaron el templo, Mun-ha se interpuso en su camino para impedirles robar la estatua y los bandidos le dieron muerte. En ese momento «Sinh» saltó sobre el cuerpo del maestro y los bandidos asistieron aterrorizados a una extraordinaria metamorfosis: el gato pareció iluminarse y su pelo cambió a un color oro pálido que parecía absorber la luz de la diosa; sus ojos, antes amarillos, se tornaron azules de zafiro, transmitiendo la divina mirada. Su cabeza, sus patas y su cola incorporaron el tinte de la oscura tierra birmana. Sólo los extremos de sus patas permanecieron blancos, símbolo de pureza, recordando la cabellera nevada del viejo y querido maestro. Animados por el prodigio, jóvenes novicios acudieron para capturar   a los bandidos. Lao-Tsun estaba salvado. Siete días más tarde «Sinh» murió, llevando el alma de Mun-ha a la diosa Tsun-Kyan-Kse. Hallándose Mun-ha en paz, un segundo milagro se produjo en el templo: todos los gatos se transformaron, adquiriendo la belleza y bondad de «Sinh». Desde este día son sagrados portadores, pues llevan el alma de los sacerdotes al regazo de Tsun-Kyan-Kse.»

Esta magia se desplaza con sus blancos zapatos hacia los escondrijos más ocultos del corazón, convirtiéndose paso a paso en el dueño de una parcela que, quizás, permanecía oculta a nuestros sentidos y que él es capaz de despertar.

 

Sagrado de Birmania
Sagrado de Birmania – Foto propiedad de: Claudiabirmani

 

Una vez que has sucumbido a sus mágicos efluvios, es casi imposible pensar en otro gato que no sea un Sagrado de Birmania. Y entender como consigue esta raza que sus admiradores sean tan incondicionales es fácil. Si repasamos sus características estéticas, entenderemos que la combinación de la llamada máscara de color o punto de color por un lado y los blanquísimos zapatos, dan  a este gato una imagen única, distinta de cualquier otro manto pues la diferencia del resto de las razas en las que el colour point está presente es notable. En principio se trata genéticamente de un gato bicolor, pero que reserva la manifestación del blanco a una parte exclusiva de su cuerpo y que siempre se repite en el mismo sitio: las patas delanteras y traseras, no sólo eso es en sí mismo un enigma, además, tenemos que tener en cuenta la exigencia de que en las patas posteriores el blanco sube hasta el corvejón en forma de uve invertida y no debe sobrepasar nunca el talón. Para ponérselo más difícil al entusiasta criador el estándar pide que la simetría en las partes blancas sea lo más uniforme posible. Por supuesto que no está permitida ninguna mancha blanca en el resto   del cuerpo. Como el gato debe tener las marcas o punto de color exclusivamente en la cara cola y patas nos encontramos ante una dificultad añadida, pues tampoco se permite que haya manchas de color en otra parte del cuerpo. Un sinfín de dificultades estéticas hacen de la cría del Sagrado de Birmania un reto que   sólo pueden acometer aquellos que estén dispuestos a tener mucha paciencia, pues los jueces son realmente estrictos a la hora de juzgar esta raza. La opinión   generalizada de los criadores con respecto a los jueces es que deberían ser un poco más permisivos, debido a que son demasiados requisitos a tener en cuenta. Pues no olvidemos que también tienen que tener una morfología especial y característica   de esta raza. A pesar de todas estas dificultades, no debemos desanimarnos, todo reto lleva en sí mismo la auténtica superación. En nuestro caso, hemos conseguido tener la primera Campeona de Europa de esta raza en nuestro país, algo que nos llena de orgullo, porque, además, esta gata, Ch. Eu. Almamía de Alizahar, nació de nuestro primer cruce.

Para la denominación del cuerpo de un Sagrado de Birmania se utiliza la expresión  semi cobby (semi pesado, ligeramente alargado), con patas cortas y fuertes. La cabeza tiene una fuerte osamenta con la frente ligeramente abombada. Nariz sin stop, con una ligera depresión. Orejas pequeñas y redondeadas. Pero lo que   le imprime la maravillosa expresión es, sin duda, el profundo violeta de su mirada. El pelo suave, sedoso y de largura mediana desciende ligeramente sobre sus flancos. Con la incorporación de las nuevas variedades de color, las posibilidades cromáticas han aumentado. Al añadir las marcas rayadas (tabby) a las partes que se denominan como color point, hemos ganado un sinfín de posibilidades a   la hora de trabajar con la capa de este gato. Todos los criadores tenemos la responsabilidad de seleccionar ejemplares cada vez mejor constituidos estéticamente, pero no debemos olvidar que en nuestro trabajo debemos poner especial atención al carácter.

 

 

Intentar conseguir ejemplares que cumplan escrupulosamente el estándar es un   arduo y lento trabajo que se ve recompensado con creces por su carácter. Y ese es el otro punto a tener en cuenta. A pocos animales se les ha encomendado la tarea de ser portadores de almas sublimes. Pocos han sido encargados de guardar templos sagrados, y solamente él tiene la imagen de una diosa tatuada en su mirada.

Los Sagrados de Birmania son algo muy especial, pero es como si sus atributos no fueran de este mundo, como si estuvieran entre los mortales con algún propósito   definido que pocos conocen. Su mirada es tan penetrante, que en ocasiones me   descubro perdido en sus pupilas, con mi voluntad a su merced enfrascada en consideraciones sobre la búsqueda de la fascinación, o como dos puntos violetas perdidos en el infinito misterio de su mirada pueden penetrar en mi inconsciente y llenarlo de paz

Cuando, de repente, sin previo aviso, como si pensara que le puedo robar algún   secreto guardado durante siglos, se levanta y pasea su belleza ante mis atónitos ojos que no pueden llegar a entender cómo es posible que un gato sea el recipiente que guarda la esencia de la mística y fragancia de la belleza. Horas y horas de reflexión ante sus bigotes no han dado el fruto deseado y hoy en día después de años dedicándome a su cría sólo he llegado a descubrir que me tienen embrujado pero cómo ha sido el proceso, cómo han logrado impregnarme de su aroma eso es algo que sólo se puede entender cuando un Sagrado de Birmania, despacio, con la suavidad que le caracteriza, ha ido abriendo las puertas tan celosamente guardadas y se ha convertido en el responsable se nuestras sensaciones tiñéndolas de violetas, matizándolas de magia. Comunicándonos cuando se sienta sobre nuestras rodillas sensaciones acumuladas durante siglos consagrados a ser sagrados

Quizá nunca se sepa como se ha desarrollado esta raza a ciencia cierta, pues los pioneros guardan celosamente toda información de cómo se consiguieron fijar   características tan dispares en el manto de este gato. Manto que tiene una textura   muy suave, pelo que no se enmaraña. Una criadora española la bautizó como el   Tacto de la seda y creo sinceramente que estuvo muy acertada con la definición   y reunió en cuatro palabras la descripción más completa con respecto al pelo de esta raza. Otra cosa a resaltar en el Sagrado de Birmania es su increíble limpieza, nunca están sucios, los zapatos siempre relucientes las madres enseñan rápidamente a sus bebes que un Sagrado de Birmania jamás debe hacer sus necesidades fuera de la caja y que debe taparlas hasta que no quede ni el más mínimo rastro de su entrada en la caja de arena. Cosa que hace como si en ello le fuera la vida.

Su diario y meticuloso aseo les lleva gran tiempo de la mañana, luego una siestecita de seis horas ininterrumpida, más adelante, se dedica por completo a su dueño, al que se le pone cara de bobo cuando el gato comienza a desperezarse; estira una a una sus cuatro blancas patas, come, un ligero cabezazo, que siempre es interpretado como «quiero subirme a tus rodillas».

Y el runrún te penetra hasta hipnotizarte, caemos en un profundo letargo para despertar entre sus misterios, y soñar con que, de verdad, soy el elegido para compartir la vida con un Sagrado de Birmania.

 

Autores: Puri Fernández & Luis Camón

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