Las investigaciones de Gerardo Ceballos y Rodolfo Dirzo establecieron que “las tasas actuales de extinción de especies en muchos grupos de organismos son mucho más altas que en los dos millones de años previos”, según resalta el acta del jurado.
El Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Ecología y Biología de la Conservación ha sido concedido en su XVI edición a dos científicos mexicanos que han contribuido a documentar y cuantificar la magnitud de la llamada Sexta Gran Extinción, es decir, la pérdida masiva de biodiversidad provocada por la actividad del ser humano.
Gerardo Ceballos, de la Universidad Nacional Autónoma de México y Rodolfo Dirzo, de la Universidad de Stanford (EE UU), son “investigadores en la vanguardia de las ciencias de la ecología y la conservación”, en palabras del jurado, cuyo trabajo conjunto en Latinoamérica y África “ha demostrado que las tasas actuales de extinción para muchos organismos son mucho más altas que las producidas a lo largo de los dos millones de años precedentes”.
De esta manera, al documentar la galopante desaparición de animales y plantas en algunos de los hábitats de mayor biodiversidad de la Tierra, ambos han contribuido a revelar que la actual crisis de biodiversidad es –según resalta el acta del fallo– “un periodo de especial aceleración en la pérdida de especies que está teniendo lugar en todo el mundo y para todos los grupos de organismos, y el primero que está ligado directamente al impacto de una sola especie: la nuestra”.
En concreto, los dos ecólogos galardonados son referentes en el estudio de la llamada defaunación, un término acuñado por Dirzo para describir las alteraciones causantes de la desaparición de animales en la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas. Sus trabajos –destaca el acta del premio–, han revelado los destructivos “efectos en cadena” que puede generar la eliminación de una especie, al perturbar la red de interacciones que mantiene con otros organismos, así como sus impactos sobre la población humana, debido a la pérdida de los bienes y servicios que proporcionan.
Sus investigaciones han contribuido a aportar “la base científica necesaria” para impulsar la adopción de medidas de conservación fundamentadas en la evidencia.
“Los trabajos experimentales de los profesores Ceballos y Dirzo han cuantificado la tasa de pérdida de especies”, explica Pedro Jordano, profesor de investigación del departamento de Ecología Integrativa en la Estación Biológica de Doñana-CSIC y secretario del jurado. “Y lo verdaderamente sorprendente de sus resultados es cómo esta tasa de extinción de especies, lo que se llama el proceso de defaunación, está aconteciendo hoy a una velocidad varios órdenes de magnitud por encima de la tasa documentada a lo largo de los últimos dos millones de años. Eso demuestra que estamos ante una situación realmente alarmante que los investigadores galardonados han documentado y cuantificado en miles de especies de vertebrados, invertebrados y de plantas”.
Por su parte, Miguel Bastos Araújo, profesor de investigación en el departamento de Biogeografía y Cambio Global en el Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC de Madrid y vocal del jurado, recurre a una analogía para subrayar la importancia del trabajo de los galardonados: “Imaginemos que viajamos en avión y nos sentamos junto a la ventana. Mirando por ella, observamos cómo van desprendiéndose piezas del avión. Este no se precipita al instante, pero el primer pensamiento que cruza la mente del pasajero es: ¿cuál es la capacidad de este avión para seguir volando sin las piezas que lo conforman? Con los ecosistemas ocurre algo similar. A medida que se van perdiendo sus piezas, las especies, también se van perdiendo funciones vitales. El trabajo de Dirzo y Ceballos contribuye de manera significativa a la comprensión de cómo estas pérdidas afectan a la resiliencia y la sostenibilidad de nuestros ecosistemas”.
Tasa de extinción acelerada por los humanos
Las investigaciones de Ceballos y Dirzo han estado ligadas y han sido complementarias a lo largo de casi toda su trayectoria profesional, pero el origen de esta colaboración se remonta a principios de los años 80 del pasado siglo, cuando ambos coincidieron en la Universidad de Gales (Reino Unido).
Allí, Dirzo hacía su doctorado mientras Ceballos completaba sus estudios de Máster. Sus primeras conexiones empezaron a establecerse a raíz de sus preocupaciones sobre el impacto del ser humano en la naturaleza, que comenzaba a ser evidente. “Empezamos a tener conversaciones no solamente en el ámbito de la ciencia, sino que compartíamos la preocupación por lo que veíamos ya a nuestros alrededores al respecto del impacto antropogénico sobre el medio natural”, recuerda Dirzo.
Tras esta etapa, Ceballos ha dirigido su investigación hacia el estudio de la fauna y la magnitud de la extinción, y Dirzo se ha centrado en el estudio de las interacciones ecológicas entre plantas y animales, así como las consecuencias de esa extinción.