El número de consultas por cataratas se dispara en las consultas por una mayor esperanza de vida

Veterinaria perro cataratas

La causa más común de las cataratas en animales es el envejecimiento, pero también puede deberse a patologías congénitas, hereditarias, metabólicas, tóxicas o traumáticas, entre otras. Su cuidador puede detectar fácilmente el problema, ya que observará cierta opacidad del cristalino o que el animal se da golpes debido a la dificultad de visión. La cirugía de cataratas devuelve la visión de por vida al animal y no tiene que volver a repetirse.

Las cataratas en perros y otros animales se producen cuando la lente interior del ojo (el cristalino) pierde transparencia. Es un proceso que puede deberse a muchas etiologías, como las congénitas, las metabólicas -como la catarata diabética-, debido a golpes o traumatismos en el ojo o por atrofias de la retina, pero, sin duda, la más común es el envejecimiento debido a la esperanza de vida cada vez mayor de los animales.

“En los últimos años se ha notado un incremento del número de cataratas que vemos en la consulta”, afirma Francesc Bertroli, veterinario y Practice Manager de AniCura Vet‘s Avinguda Hospital Veterinario“Antes un perro pequeño podía vivir unos 10 o 12 años, pero actualmente pueden llegar a vivir unos 16. El hecho de alargar la vida del perro hace que veamos más cataratas en las consultas veterinarias debido al envejecimiento de su cristalino”.

En este sentido, la cirugía de cataratas es la única opción para acabar con el problema. Una cirugía que requiere de una larga curva de aprendizaje por parte del veterinario y no se realiza en todos los centros veterinarios, ya que no todos disponen del equipamiento necesario.

 

El problema es fácil de detectar por su cuidador

Los animales que más suelen acudir al veterinario a solucionar sus cataratas son los perros, los gatos y los conejos, siendo los perros los más habituales. Si se detectan y se tratan a tiempo, las cataratas en nuestra mascota no supondrán ningún problema una vez que se operen. Apreciar con rapidez cualquier síntoma que pueda revelar que padecen algún problema de visión, será clave para el bienestar de nuestro compañero de cuatro patas.

 

Fases de las cataratas en un ojo

 

Su cuidador puede detectarlo fácilmente, ya que observará cierta opacidad del cristalino, o que el animal se da golpes debido a la dificultad de visión. Además, en las revisiones veterinarias para vacunas u otros problemas, el veterinario se da cuenta en la exploración y será él mismo el que recomiende operar al animal para devolverle la visión.

 

Cómo es una operación de cataratas

“Con el problema de las cataratas, el ojo no pasa de ver a no ver de manera inmediata, hay una evolución”, aclara Francesc Bertroli. De catarata incipiente pasa a catarata inmadura, después a madura y, por último, a catarata hipermadura. Se ve produciendo una graduación de pérdida de transparencia del cristalino. “Es como si te pusieran unas gafas de sol y cada día te cambiaran los cristales cada vez más oscuros”explica el veterinario.

Antes de realizar la operación se deben hacer 3 pruebas diagnósticas para confirmar el estado óptimo del animal: una ecografía ocular, una gonioscopia, que determina el ángulo de drenaje del ojo, y una electrorretinografía, que analiza la función eléctrica de la retina. Una vez hechas estas tres pruebas y confirmado que todo es correcto, se puede operar y devolver la visión al animal.

La operación consiste en acceder al ojo, previamente dilatado, mediante una incisión de 2,8 mm a través de la córnea, y después de la capsulorrexis (extracción circular de la cápsula), se accede a las fibras acataratadas del cristalino. Estas se absorben gracias una máquina especialmente diseñada para ello, y se implanta una lente intraocular de 41 dioptrías. Si esta lente no se pusiera, el animal de lejos vería muy bien, pero de cerca no vería. Si el perro no tiene ningún otro problema, la catarata es una cirugía que devuelve la visión al perro y esta visión será de por vida. La catarata no tiene que volver a repetirse.

Habitualmente este tipo de operaciones requiere de un ingreso de 24 horas para poder observar su evolución durante la noche. “El perro entra ciego, lo operas y vuelve a ver”, señala Francesc Bertroli. El veterinario le recetará unas gotas, antibiótico y antinflamatorios orales, para después revisarle al día siguiente, a la semana, a los 15 días y al mes de la operación. Y más adelante se le revisará cada 4 meses.

“Ahora la técnica ha mejorado mucho y el resultado también. Hace 25 años no se ponía lente, ahora se pone siempre, y el perro ve mejor”, concluye el veterinario.

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