El Jerbo

Los jerbos son unos pequeños mamíferos típicos de las remotas regiones áridas de Asia, África y Europa oriental. Son   similares a otros roedores saltarines como los jerboas, y las ratas canguro, pero su tamaño, cuerpo, extremidades y movimientos para saltar no son tan exagerados. Se dice que están entre los roedores pequeños de movimientos más graciosos.

Se sabe poco acerca de la vida del jerbo en la naturaleza, donde se los llama ratas del desierto o ratas de arena. Al igual que nosotros los hámsteres, son animales que excavan galerías subterráneas y que habitan lejos de las fuentes de agua. Se alimentan de semillas, granos, hierbas, raíces y plantas del entorno desértico.

Aparentemente los jerbos están activos durante el día y en cierta medida durante la noche. Viven en colonias y tienen cierto contacto social.  Su hogar es un túnel, de 2 a 2,50 m de longitud.

Tienen varias entradas, se extiende varios metros por debajo de la tierra y generalmente tiene ramificaciones a diferentes niveles. Varias cámaras a lo largo del túnel principal sirven como habitaciones para anidar y para almacenar alimento.

 

 

Fisiología

En el árbol de la familia de los animales, los jerbos domésticos   son miembros del orden Rodentia, suborden Myomorpha, superfamilia Muroidea, familia Cricetidae, subfamilia Gerbillinae, género Meriones, y especie unguiculatus. Así, para designar al jerbo de Mongolia se emplea el nombre científico Meriones unguículatus. Meriones era un guerrero griego que usaba un yelmo decorado con colmillos de jabalí; unguiculatus viene de una palabra latina que significa uñas. Este concepto de «dientes y uñas», parece muy poco apropiado para un animalito tan pequeño y simpático.

Los jerbos maduros son más pequeños que las ratas pero mayores que los ratones. Tienen unos diez centímetros de longitud, con una cola peluda de aproximadamente la misma longitud. Su peso no suele superar los 120 gramos.

El pelaje de su lomo y cola es de color canela o marrón rojizo, con las puntas negras y una pelusa gris. La parte inferior del cuerpo es de color  gris claro o blanco crema. La cabeza es más ancha y menos alargada, y con orejas menos prominentes que las de la rata o el ratón. Los ojos son grandes, oscuros y ligeramente salidos. Las patas traseras son alargadas y las delanteras son relativamente pequeñas; cada pie tiene cinco dedos con uñas largas y delgadas.

Así, el jerbo se ha desarrollado con un colorido que lo protege en el   desierto y con sus extremidades adaptadas para estar de pie, y para saltar, excavar, sentarse, deslizarse o dar brincos. Su aspecto general, colorido, posturas y acciones son similares a los de algunas ardillas.

 

Comportamiento de los jerbos

La vida del jerbo es una vida de actividad cíclica. Alterna períodos de intensa actividad con breves períodos de sueño o de descanso   a lo largo del día. Cuando está despierto, corre velozmente de un lado para otro como una ardilla. Investiga con curiosidad todo lo que le parece novedoso. Come continuamente para poder soportar sus explosiones energéticas. Se sepulta en el material de su lecho, roe lo que se le ponga por delante y hace nidos. Su intensa participación en estas actividades hace que resulte fácil comprender por qué necesita descansar de vez en cuando.

Un jerbo suele estirar sus patas delanteras y bostezar casi como un gato o   un perro. Como podrás adivinar, después de eso suele venir una siesta. El sueño puede ser profundo e ininterrumpido; si no fuera por su respiración, podrías a veces preguntarte si aún sigue vivo. Cuando hace calor, puede arreglar el material de su lecho para acostarse en el suelo desnudo de la jaula. Se enrollará sobre un costado, se estirará sobre su estómago, o incluso puede que se recueste de espaldas. Cuando hace frío, los jerbos suelen dormir muy juntos, o incluso amontonados unos sobre otros. Les gusta meter la cabeza entre sus patas traseras y enrollar su cola alrededor de su cuerpo (con lo cual su aspecto parece el de una pelotita de pelo de 5 cm de diámetro).

Durante el período de descanso o de sueño del jerbo, no debes molestarlo. Esto sería contrario al estilo de vida del animal y podría irritarse, como un niño al que no dejan dormir la siesta.

La curiosidad domina en gran medida el comportamiento activo de los jerbos. Si te aproximas a su jaula, ellos invariablemente, se acercarán para ver qué novedad en comida o en juguetes les has traído. Estarán siempre ansiosos para inspeccionar o investigar casi cualquier juguete u objeto   que les ofrezcas: tubos, puentes de juguete o escaleras, vehículos, cestos,   cochecitos, cajas, latas vacías, trozos de tela o de papel, bloques de construcción, etc. (Debido al hábito de roer que tienen los jerbos, asegúrate de que estos objetos no representan ningún peligro para los animales.) Su interés por un juguete u objeto nuevo durará poco tiempo y la curiosidad le hará explorar uno nuevo muy pronto.

 

Jerbo

 

Excavar y arañar son actividades normales para los jerbos. En estado natural, pasan mucho tiempo excavando para hacer sus madrigueras y para buscar comida entre las hierbas y los arbustos del desierto. Sus cortas extremidades anteriores hacen rápidos movimientos para excavar, y las patas posteriores lanzan el material excavado hacia atrás -de manera análoga a un   perro cuando hace un hoyo-. A veces también usan la cabeza para empujar material u objetos hacia donde no estorben.

Los incisivos del jerbo crecen durante toda su vida. Si han crecido demasiado o están demasiado cortos, el animal no podría sobrevivir por mucho tiempo. En cautividad esto no suele ser un problema. De ser necesario puedes poner en la jaula un bloque de madera para el desgaste de los dientes, aunque por lo general la comida dura que tiene que haber en la dieta suele ser suficiente.

En algún momento, los jerbos intentarán roer o morder casi cualquier material que se les ponga por delante (material del lecho o para anidar, papel, cartón, tela, madera, hueso, plástico e incluso metal). Esto es normal y forma parte de sus hábitos diarios.

Algunos jerbos saltan directamente hacia arriba cuando se los sorprende. Pero en general pueden saltar hacia adelante, hacia atrás, hacia uno u otro lado, e incluso girar completamente sobre sí mismos en el aire si así   lo desean.

Por lo general, los jerbos se mueven sobre las cuatro patas, con sus cortas patas anteriores proporcionando un apoyo y equilibrio limitados. De vez en cuando, hacen una pausa para sentarse o para ponerse de pie sobre los cuartos traseros (como las ardillas). Ésta es su posición preferida para comer o para beber. Para satisfacer su curiosidad, los jerbos se alzan completamente sobre las patas traseras, estirándose cuanto pueden, e incluso se inclinan ligeramente hacia atrás (siempre naturalmente, manteniendo el equilibrio).

La cola le resulta sumamente útil. Ayuda al jerbo a mantener el equilibrio cuando se sienta, se pone de pie cuando llega a tierra después de un salto. Durante un salto, la cola puede actuar como timón para ayudar a guiarle mientras está en el aire.

Estos animales son relativamente silenciosos. Su único sonido vocal es un chiichii débil y agudo, que más parece el piar de un pájaro que el sonido de un roedor.

A los jerbos les gusta la limpieza, y cuidan bien de sí mismos, sin necesidad de demasiados esfuerzos por tu parte.

Usando sus manos y lengua, se lavan la cara, las orejas, la cabeza, el cuerpo y la cola a la manera de los gatos. Es frecuente que un jerbo acicale a otro. Estas acciones promueven la limpieza, estimulan la piel, evitan las marañas en el pelaje y ayudan a mantener brillante la capa o pelaje.

Puesto que los jerbos son originarios de climas muy secos, su piel produce ciertos aceites naturales para protegerse de la sequedad. La humedad puede alterar los efectos de estos aceites, dando como resultado una capa enmarañada, que los animales cuidarán acicalándose y rodando sobre el material seco del lecho.

 

Alojamiento de los jerbos

Los jerbos parecen estar mejor en jaulas con suelos sólidos. Una superficie de suelo de unos 25 x 50 cm. o de 40 x 40 cm. parece ser adecuada para una pareja   más una camada de cachorrillos. La jaula normal de tamaño grande para nosotros los hámsteres, la jaula para animales pequeños, el acuario de 40 litros e incluso algunas grandes jaulas para pájaros, como los   que se venden en las tiendas de animales, pueden resultar adecuadas.

Para permitir que el jerbo pueda comer o beber como acostumbra, es decir, sentado, y para dejar algo de espacio para estirarse, es conveniente que la altura de la jaula sea de unos 20 a 25 cm.

El espacio entre los barrotes de la jaula o el tamaño de las aberturas de la rejilla debería de ser como máximo de unos 15 mm; así evitarás que se produzcan heridas en las narices de los jerbos durante sus intentos de roer el metal. No debe usarse malla contra insectos en ningún lugar que quede al alcance de los jerbos, ya que éstos pueden abrirse paso a través de ella con las uñas o con los dientes.

El material para el lecho ha de ponerse sobre el suelo de la jaula hasta formar un estrato de unos 5 a 8 cm. Los jerbos lo arreglarán de modo que quede conforme a sus necesidades, según la temperatura y sus propios gustos.

Este material debería ser limpio, absorbente, desprovisto de polvo o incapaz de generarlo, y atóxico. Las virutas de madera de pino, el serrín grueso, las mazorcas de maíz trituradas, la hierba, las hojas o cualquier material comercial para lechos son adecuados.

Los jerbos son probablemente los animales de compañía más limpios. Sus residuos orgánicos son tan exiguos que el material del lecho de la jaula sólo ha de cambiarse cada dos o tres semanas. Y si cuando toca limpiar el material del lecho nace una camada de cachorrillos, puedes esperar a que los jóvenes se desteten para cambiar el lecho. La limpieza rutinaria   de la jaula consiste en un rápido raspado y barrido cuando se saca el material sucio del lecho. Varias veces al año tendrías que usar una solución de desinfectante doméstico para limpiar con ella tanto la jaula como los utensilios y accesorios. Asegúrate de secar y airear bien la jaula antes de volver a meter los animales en ella.

Los jerbos que viven en un acuario o en jaulas de plástico transparentes han de ser protegidos contra la exposición directa a la luz solar. Los rayos de sol, más las propiedades aislantes y posiblemente el efecto de aumento de las paredes de la jaula, pueden hacer subir la temperatura interior a más de 38 Cº, lo que podría ser fatal para los jerbos.

La jaula puede situarse en un subterráneo, garaje, o habitación desocupada, como prefieras. Debido a la limpieza y carencia de olor de los jerbos, generalmente no hay ninguna razón para que tengas que privarte de tenerlos casi en cualquier habitación de tu casa.

 

Alimentación de los jerbos

El alimento granulado para jerbos («pellets», croquetas), que se vende en las tiendas de animales, está especialmente formulado para satisfacer las necesidades dietéticas de estos animalillos. Contiene un surtido de granos como trigo, maíz, avena, y cebada, así como semillas de girasol, semillas de calabaza (y otras semillas pequeñas), cacahuetes, y copos de vegetales. Este alimento especial para gerbos debería constituir la base de la dieta de tus animales.

Las semillas de girasol son la golosina preferida de los jerbos. Es fascinante observar a un jerbo sostener y manipular con destreza una semilla con sus manitas, partir la cáscara con sus afilados incisivos, extraer y devorar la semilla  misma, y después descartar la cáscara para ir a buscar otra semilla. Casi todos los jerbos hacen esto cuando alcanzan unas tres semanas de edad. Sin embargo, estas semillas no deberían constituir una parte importante de la dieta, ya que contienen mucha grasa, y tus animalitos podrían tener problemas de obesidad.

 

Jerbos

 

El alimento seco tiene que complementarse con verduras, varias veces a la semana, para proporcionarles vitaminas y minerales adicionales. Puedes dar a tus jerbos lechuga fresca, apio, zanahorias, perejil, nabos, cáscara de manzana, hierba, diente de león, alfalfa, y alimentos similares, pero siempre en cantidades pequeñas.

El origen desértico del jerbo significa que sus exigencias de agua para   beber son mínimas; sin embargo, tu animalito deberá disponer siempre   de agua fresca y limpia. Un bebedero de botella, de los que se venden en cualquier tienda de animales, es económico, se fija fácilmente a la jaula, y ayuda a mantener el agua en condiciones higiénicas. Asegúrate de comprar uno con una boquilla metálica.

 

Reproducción de los jerbos

La madurez sexual se alcanza entre las edades de nueve y doce semanas. Generalmente   los sexos pueden distinguirse a las tres semanas. El cuerpo del macho tiene  un bulto cónico -normalmente con un mechón de pelo- cerca de la  base de la cola, y hay una bolsa escrotal de color oscuro. La grupa de la hembra  es más redondeada; la abertura genital está cerca de la abertura anal. Como regla general, los machos maduros son algo más grandes y más pesados que las hembras.

El emparejamiento inicial de los jerbos casi siempre resulta en compatibilidad si se junta a la parejita cuando ya han alcanzado la madurez. Cuando compres tus jerbos en una tienda, es posible que este detalle ya haya sido tenido en cuenta; de no ser así, en dos o tres días podrás notar   si se trata de un «matrimonio feliz» o no. Una vez que la pareja se haya establecido de este modo, será posible dejar al macho con la hembra permanentemente sin poner en peligro su seguridad, incluso mientras la hembra esté amamantando a su camada.

Si quieres, puedes poner una caja de nidificación de madera o de metal (con una entrada adecuada), pero la mayor parte de los jerbos parecen sentirse satisfechos con nidos hechos con tela, papel u hojas, que ellos despedazan en tiras con sus dientes y manos. Tanto el macho como la hembra participan en este proyecto.

Tus mascotas pueden reproducirse durante todo el año; aparentemente no hay variaciones estacionales en este sentido. Puede producirse un apareamiento inmediatamente después del nacimiento de una camada, y a veces durante el período de lactancia de los cachorros. El período de gestación es de unos 24 días.

O eres muy observador, o puede que no seas capaz de detectar un embarazo a menos que peses a la hembra. Como los jerbos suelen ser tan tranquilos, es posible que la primera indicación de una nueva camada sean las agudas llamadas de los animalitos recién nacidos. La mayoría de las camadas nacen durante la noche o bien temprano por la mañana; sin embargo, se han dado casos de algunos nacimientos a media tarde.

El parto es relativamente sencillo e indoloro, y una camada grande puede nacer en un período de sólo una hora, aproximadamente; como no es necesario que prestes ninguna ayuda, conviene que simplemente dejes a la hembra tranquila  durante ese período.

El tamaño de la camada puede variar entre uno y diez cachorrillos, siendo  el promedio de unas cuatro o cinco crías por camada; la relación entre machos y hembras es prácticamente de uno a uno. La mayor parte de las hembras tendrán su primera camada más o menos a los seis meses de edad. Aproximadamente un tercio de las hembras pueden tener su primera   camada a una edad de tres o cuatro meses.

La vida reproductiva de la hembra puede durar unos 20 meses, aunque generalmente se termina a una edad de unos 14 meses.

 

Revisado 17 agosto 2023 – Publicado 2 Dic 2013

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