El British Sorthair es sin duda es el gato nacional Británico. Un verdadero gentelcat, que está presente a lo largo de su historia desde que el general Gasthelos y su esposa Escota viajaron desde el lejano Egipto hasta las islas Británicas. En su andadura hicieron un largo viaje que incluye una visita a Portugal para llegar mas al norte y desembarcar en lo que hoy se conoce como Escocia. El general y su esposa llevaron entre sus pertenencias mas queridas, una familia entera de gatos.
Esto ocurrió hace mucho tiempo, antes de que Moisés emprendiera con su pueblo el largo camino que les llevaría hasta la libertad. Una preciosa historia que uniría los destinos de esta raza de gatos con el pueblo que siempre le ha considerado como su gato nacional. En la historia inglesa la referencia a este gato es muy antigua y tenían un tratamiento especial que llegaba a estar legislado, incluso tenia un valor económico concreto. Quizás hasta nuestros días nunca un gato ha sido tan bien considerado y respetado. Claro que su valor dependía de su capacidad para cazar ratones. En Gales tenia el siguiente valor: una moneda cuando era un cachorro; al cazar su primera rata el precio subía hasta alcanzar cuatro monedas, el precio era similar al de un buen perro pastor. Estaba prohibido maltratarlo y se podía llegar a multar al que tuviera el atrevimiento de hacerlo. Había razones de peso para que se le tuviera en tan gran estima, en aquella época los graneros dependían en buena medida de la habilidad y resistencia de los felinos para controlar a los roedores, un gato adulto y bien adiestrado en el arte de la caza suponía una gran rentabilidad económica para los granjeros. El resultado de la vida al aire libre y sana; es un gato fuerte y robusto, acostumbrado a largas etapas en las que la comida es difícil de conseguir, de temperamento dulce, astuto, equilibrado y seguro, buen cazador, muy tranquilo y sigiloso, capaz de adaptarse a cualquier situación.
Como era de esperar los ingleses pusieron verdadera pasión en la cría y desarrollo de su gato. Es conocido por todos que la primera exposición felina que se celebró, fue en el Crystal Palace de Londres. En ella se pudieron admirar gran cantidad de British, aunque la moda tendía más hacia los pelilargos como el Angora o el Persa, la raza ya tenia auténticos apasionados que se pusieron a trabajar en ella teniendo que recurrir en ocasiones al cruce con otras, pues el acoso sufrido durante la edad media había diezmado a estos gatos. Otro mal momento coincide con la segunda guerra mundial, en la que la cría de gatos en general se vio frenada y cuando los criadores se pusieron de nuevo manos a la obra, se encontraron con qu e prácticamente no había sementales de la raza a los que recurrir.
Por suerte, contaban con el apoyo del que seguramente sea el primer club de raza en la historia felina; fundado en Londres en 1901 fue el encargado de organizarlos primeros programas de cría destinados a recuperar su raza. Lo primero que hacen es darle el nombre de Británico, para que no quepa duda sobre sus orígenes y de Shorthair (pelo-corto), para que en ningún caso se le pueda confundir con los pelilargos de aquella época.
Sin embargo tiene que recurrir a sementales de razas pelilargas para no perder todas sus primitivas características. La suerte les acompaña y con los cruces, en especial con persas azules, consiguen unos ejemplares de mayor complexión, el pelo aumenta en cantidad y su textura es más densa, en general su aspecto se «redondea» dándoles esa expresión de muñeco que le caracteriza. Parece que los ingleses han conseguido no sólo un gato hermoso, es como si con alguna arte mágica les hubieran inyectado su conocidísima flema Británica y el gato se comporta como un Gentelcat al que sólo le hace falta colocar entre sus uñas un pequeño bastón y calzarle la cabeza con una diminuta chistera para perecer todo un dandy. Su expresión dulce y serena, su comportamiento tranquilo, su infinita paciencia hacen de este gato un compañero ideal que se adapta al tipo de vida que se le ofrezca. En la casa es observador y casi nunca busca problemas, es muy considerado con los niños y dicen de él que jamas muestra las uñas. Lo que le convierte en un compañero ideal para casas ruidosas o familias en las que haya muchos miembros. Evitará todo tipo de situaciones violentas y mirará desde cualquier rincón, envuelto en su flema, como todo vuelve a la normalidad, momento en que aprovechará para dejarse ver y posar como símbolo de la tranquilidad familiar. Durante un tiempo, el estándar es algo confuso y se le juzga con otras razas de morfología parecida como el Chartreux. Hoy en día cuenta con un estándar minuciosamente detallado en el que es descalificatorio cualquier apariencia con otras razas.
La imagen del British Sorthair debe dar la impresión de un gato macizo, fuerte bien musculado, de espalda ancha, cuello corto, patas fuertes, la cabeza debe dar un aspecto redondeado, ojos redondos, separados y abiertos, manto corto, espeso y sedoso, realmente parece exacta la definición de un muñeco de peluche. Si a esto le sumamos un carácter abierto y una actitud tranquila, casi flemática, no es de extrañar que sea un gato muy atractivo a la hora de decidirnos sobre la mejor compañía, desde mi punto de vista el gato.
Tiene suerte este Británico, a la hora de valorarle todo son ventajas; el pelo se asea con facilidad, nada exigente con la comida, adaptable a los diferentes horarios familiares, de convivencia serena con los perros a los que está acostumbrado desde que vivía en las granjas inglesas y un largo etc. Quiero destacar un rasgo especial en esta raza: los colores de la capa. Los criadores trabajan partiendo de imágenes estéticas en su deseo de alcanzar determinadas características, que intentar plasmar en sus ejemplares, esto a veces hace que se tengan que sacrificar algunos valores que en algunos casos, aunque aportan belleza, no son definitivos en una raza. En el caso del British esto a supuesto una ventaja, pues el pelo corto hace que los dibujos y colores se aprecien con mayor intensidad aportándoles una belleza singular, el hecho de que se lleven seleccionando tanto tiempo ha ayudado a consolidar los dibujos tabbys con una precisión que no se suele encontrar. La gran cantidad de colores permitidos en el estándar les aporta una gama cromática en la que podemos contemplar casi todos los colores que tiene los gatos.
Autor: Maribel Lerones Web: www.lazarina.es