“Dragón azul” es el nombre comúnmente utilizado para referirse a la especie “Glaucus atlanticus”, también conocida como “babosa de mar” o “dragón de mar azul”.
Fue descrito por primera vez por George Forster en 1777. Su nombre proviene del dios griego Glaucus que cuenta la leyenda que tomó unas hierbas mágicas que le hicieron inmortal. Ellos los dejaron plasmado en su libro Reise um die Welt (Viaje alrededor del mundo):
Lunes 14, septiembre, 1772
Hemos encontrado en diferentes intervalos, que el mar se haya cubierto por animales pertenecientes a la clase de moluscos, de los cuales uno, de un color azul, con forma de una babosa, tiene cuatro brazos, que se dividen en muchas ramas, fue nombrado Glaucus Atlánticus (…).
George Forster, 1777: Pág. 49
Descripción del dragón azul
Aunque se le llama “dragón”, en realidad no es un reptil, ni un animal grande y poderoso, sino una pequeña especie de molusco marino que mide alrededor de 3 centímetros de longitud. Su esperanza de vida se sitúa entre tres meses y un año.
Tiene un cuerpo alargado y delgado, con tentáculos y estructuras en forma de aletas. Presenta una coloración azul plateada en su parte dorsal y su parte ventral es azul pálido. Boca abajo tienen las líneas blancas que simulan los rayos del sol entrando al agua. Tiene seis extremidades siendo las delanteras las más grandes y gruesas.
Hábitat del Glaucus atlanticus
Se encuentra en aguas templadas y tropicales de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico. Aunque puede nadar por sí solo, a menudo flota en la superficie del agua gracias a su bolsa de aire, lo que le permite ser arrastrado por las corrientes oceánicas.
Reproducción del dragón de mar azul
Es hermafrodita, es decir, tiene los órganos reproductores tanto de un macho como de una hembra, aunque no por ello pueden autofecundarse, necesitan a otro individuo para fertilizar los huevos. Depositan sus huevos sobre objetos flotantes, para que se distribuyan por todo el océano.
Alimentación
Este molusco marino se alimenta principalmente de medusas y otros animales gelatinosos, incluyendo algunas especies que son venenosas para otros animales marinos como por ejemplo: el velero del viento (Velella velella), el botón azul (Porpita porpita) y la carabela portuguesa (Physalia physalis).



Picaduras
Para defenderse de estos venenos, el dragón azul es capaz de almacenar las células urticantes de las medusas en sacos especializados en las puntas de sus ceratas (los “dedos” de sus extremidades) para usarlo después con futuras presas, lo que lo hace muy peligroso para otros organismos marinos que podrían intentar comerlo. Sin embargo, los seres humanos también pueden verse afectados si entran en contacto con un dragón azul, por lo que es importante mantener una distancia segura si se encuentra uno en la playa. Los síntomas que pueden aparecer después de una picadura son: náuseas, dolor, vómitos, alergia aguda, dermatitis de contacto, eritema, pápulas urticarianas y vesículas.
Más información
Aunque es un animal pequeño y aparentemente inofensivo, el dragón azul es muy interesante para la investigación científica debido a las propiedades únicas de su veneno. Se cree que algunas de las sustancias que produce este animal podrían tener aplicaciones terapéuticas en el tratamiento de enfermedades humanas, como el cáncer y la diabetes. Además, el estudio de la biología del dragón azul podría ayudar a los científicos a comprender mejor los mecanismos de defensa de otros animales marinos, así como los procesos evolutivos que dan forma a la vida en los océanos del mundo.
En el año 2021 aparecieron varios avisos por el avistamiento de dragones azules, en el mar Mediterráneo, en Oliva ya que entran por el estrecho de Gibraltar. También se las pudo ver en Fuerteventura (Islas Canarias). Suelen aparecer en otoño y primavera ya que son sus épocas de reproducción.
Bibliografía:
Autora: Antonia Villalba
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