No se puede generalizar sobre cómo construir un recinto para las tortugas, porque esto depende del tipo de especie, y de cual sea el hábitat natural de esta especie, sin embargo se pueden dar una serie de ideas generales. Hemos criado cientos de tortugas de muy diferentes especies a lo largo de los años, y hemos aprendido de esta experiencia qué es lo que funcionan y qué no funciona:
Vallas y muros para tortugas
- Si una tortuga puede ver a través de ella, intentará atravesarla. Por tanto es conveniente que no se pueda ver a través de aquella valla que sirva de perímetro del recinto. Si hay un agujero, por pequeño que sea, la tortuga se convencerá a si misma de que, si permanece allí, tarde o temprano conseguirá abrirse paso a través de él. Las esquinas con forma cuadrad invitan a intentar escalar (como se escala una chimenea por dentro) y escapar. Es mejor tener las esquinas con forma curvada.
- Las vallas deben tener la altura y profundidad adecuadas. Todas las vallas deberían ser al menos 1,5 o 2 veces más altas que la longitud de la tortuga. Muchas tortugas suelen excavar, por lo que es bueno que la valla esté enterrada a una cierta longitud.
- NUNCA confiar en «recintos provisionales»; esto llevará de forma irremediable a una fuga exitosa. Las tortugas son animales de muchos recursos y muy concienzudos: si hay alguna forma de escapar, ellas lo encontrarán.
- Hay que prestar atención a las sustancias tóxicas, como conservadores de la madera. Usar alternativas seguras y dejar a los materiales que se «aireen» antes de usarlos.
Sustratos para tortugas
- Es muy importante el sustrato que se usa. Especies del desierto requieren un suelo arenoso y bien drenado, mientras que las especies tropicales prefieren un suelo húmedo, con gran cantidad de sustrato vegetal (hojas, ramitas, corteza de árboles), musgo.
- Hay que proporcionar a las hembras que van a poner huevos un lugar elevado para hacer el nido.
Diseño
- Hay que intentar hacer el recinto interesante y atractivo. El clásico recinto de madera con césped no es el más conveniente. Un perfil ondulado (pendientes, «colinas»…), mucho espacio, zonas soleadas para que tomen el sol y zonas en sombra para cuando el sol aprieta demasiado, así como una variedad de lugares donde escalar (rocas..) son los requisitos de partida para un buen recinto.
- Crear una isla de vegetación interesante en el centro. Esto distraerá la atención y evitará que esté pendiente de los perímetros intentando escapar.
- Si es posible, proporcionar pendientes o declives. Esto facilita la actividad de tomar el sol, la puesta de huevos, y es mucho más parecido al hábitat natural de muchas especies.
- Los recintos para crías deben ser «a prueba de de depredadores». Ratas y otros mamíferos predadores pueden atacar y atacarán a las crías. Hay que asegurar la parte de arriba con vallas metálicas y asegurarse de que los perímetros estén libres de agujeros de roedores. Revisar con frecuencia.
- Hay que asegurar la existencia de vegetación baja, para que en el caso de que se «caigan de espaldas» puedan usar las plantas de agarre para ponerse derechas.
- Revisar con frecuencia cuando la temperatura sea muy alta. Una tortuga se puede sobrecalentar rápidamente si se queda boca arriba y no se puede volver.
- Instalar una especie de mini-invernadero en recintos al aire libre para que puedan ser usados como zona para calentarse en días nublados o de viento frío, p.ej. y ayudar en la termoregulación.
- Hay que intentar que el recinto esté libre de plantas tóxicas, y favorecer el crecimiento de plantas comestibles.
Todos los recintos han de ser de un tamaño adecuado, normalmente mientras más grandes, mejor. Una medida podría ser de un mínimo de 10 m2 por tortuga adulta. Con un buen diseño y una cuidadosa construcción un recinto puede proporcionar a las tortugas un espacio interesante y biológicamente correcto.
Autor: Julio Iglesias
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