Consejos sobre la cría de conejos

 

La cría y sus consecuencias

La cría del conejos -aunque trate solamente de una camada- exige ciertas decisiones previas. Durante la crianza la madre necesita de mucha tranquilidad, pues si es molestada abandona a los gazapos o incluso puede llegar a matarlos. Por tanto, durante este tiempo, tanto nosotros como nuestros hijos deberemos renunciar a nuestro trato habitual con nuestros conejos.

Los gazapos necesitan tener sitio para poder desahogarse. Debemos ser conscientes de que ya no tendremos que vigilar a un solo conejo, sino a varios, mientras dan sus paseos diarios por la habitación. También es indispensable que la jaula donde se alojen sea de mayor tamaño, pues lo más probable es que no tengamos enseguida compradores para todos los conejos, por lo que, mientras los tengamos en casa, deberán alojarse en una jaula de la medida conveniente.

Para la jaula no es lo único que aumenta; también es mayor el consumo de pienso y, por consiguiente, las evacuaciones. Es sabido que el ganado menor produce estiércol, pero cuando hay crías, aún produce más. Ello significa que deberemos dedicar más tiempo a la limpieza de la jaula. Si estamos de verdad dispuestos a hacer estas concesiones, nada nos impide, pues, intentar la cría.

 

Las nupcias del conejo

Para aparear dos conejos es importante saber que siempre se debe llevar la coneja al conejo, y no al revés. Pues aunque una hembra esté dispuesta a aparearse, trata al macho como un intruso que ha invadido su territorio, y lo maltrata mordiéndolo y arañándolo. En cambio, cuando la coneja se va a la jaula del conejo se siente insegura y permite que éste se le acerque sin oponer resistencia.

Si poseemos sólo la hembra, para la cubrición la llevaremos a un criador o a un conocido que tenga el macho que hayamos escogido. Reconoceremos la predisposición de la hembra al apareamiento por una ligera dilatación y un enrojecimiento de los órganos sexuales externos, y también porque tendrá un comportamiento inquieto e intentará reunir todo lo que pueda dentro de la jaula con la intención de construir el nido.

El conejo cortejará a la coneja ya dispuesta al acoplamiento, emitiendo unos gruñidos, mientras con los dos cuartos traseros extrañamente levantados va dando saltitos a su alrededor y la rocía de vez en cuando con orines. Este comportamiento típico de marcar el territorio le sirve al conejo para indicar que aquella hembra es de su propiedad. Finalmente se produce el acoplamiento, para el cual la hembra se aplana y se alarga, levantando el trasero. El macho entonces le muerde la piel del pescuezo y se acopla a ella. A veces la hembra se retira en el último instante e impide que el acoplamiento tenga éxito. Si el acto e cubrición se lleva a cabo, el macho se desliza a un lado de la hembra hasta el suelo, y se está un rato echado ahí, jadeando fuertemente por el esfuerzo realizado. Una vez efectuado el apareamiento, ya se puede proceder a separar los animales.

Nacimiento y cría de los gazapos

Si el apareamiento tuvo éxito, al cabo de unos días la coneja se mostrará de nueva inquieta, y veremos que empieza a reunir cosas y que intenta hacer el nido.

La coneja embarazada no sólo necesita una alimentación especialmente equilibrada sino, además, mucha tranquilidad. No la deberemos molestar (sólo lo haremos cuando sea imprescindible), ni tampoco trasladaremos la jaula de un lado para otro. Tendremos siempre a su disposición abundante agua para beber, y le pondremos mucho heno y paja para que pueda dar forma al nido.

Otra opción es instalar una caja nido en la jaula, para que la coneja haga dentro el nido. En ella se sentirá muy protegida y segura, pues el conejo doméstico desciende del conejo silvestre, que habita en madriguera

El período de gestación puede durar de 28 a 31 días. A la coneja se le pondrá el vientre más o menos grande, según la cantidad de gazapos que vayan a nacer. Aproximadamente una semana antes del parto, la coneja empieza a arracarse lana de la zona abdominal y va acolchado el nido con ella, para lo gazapos, desnudos y ciegos al nacer, tengan un lecho caliente.

Uno o dos días después del parto deberemos distraer un momento a la coneja, ya sea dándole pienso u ofreciéndole unas caricias, cuando se halle fuera del nido, para que podamos controlar bien la camada, pero con cuidado.

No debemos coger a lospequeños con la mano, sino limitarnos en todo caso a retirar, si lo hay, algún animal muerto o bien los restos que hayan quedado de las secundinas (placenta y membrana).

Ante nosotros tendremos un nido lleno de unos pequeños seres rosados y completamente indefensos que en las semanas siguientes se convertirán en alegres conejitos. Su número dependerá de la raza a la que pertenezcan los padres. Los conejos enanos de color de pura raza no suelen tener nunca más de cuatro crías; los que no son de raza, hasta ocho, y las razas de mayor tamaño, en algún caso excepcional pueden llegar a tener hasta doce.

A diferencia de otro animales, la madre no da a los gazapos muchas y pequeñas raciones de leche, sino que lo más habitual es que reciban una sola toma abundante durante el día. No nos cansaremos de repetir que si la molestamos mucho, la madre podría aborrecer a los pequeños y abandonarlos

Durante las tres semanas, los gazapos se alimentan exclusivamente de leche materna; una vez transcurrido este tiempo, ya empiezan a ingerir pienso compacto.

A las seis semanas, ya se han destetado. A partir de este momento, y no antes, es cuando se pueden separar de la madre; aunque también podemos dejarlos con ella un par de semanas más, antes de separarlos de la familia.

 

Autor: Rabbit´s Corner

 

Revisado 3/09/2023 – Publicado 17 Jun 2014

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