Los caracoles son unas de las mascotas que más curiosidad despiertan entre los niños. Estas babosas con concha hacen las delicias de los más pequeños. Es una estupenda forma de que aprendan a tener una responsabilidad y hacerles que se ocupen de este ser pequeño que lleva su casa a cuestas, siempre por supuesto bajo la supervisión de un adulto. En este artículo vamos a ver algunas de las particularidades de este molusco gasterópodo.
Caracoles: con el hogar a cuestas
Los caracoles se desplazan mediante contracciones y elongaciones de su cuerpo. Al desplazarse producen una serie de mucosidad que les sirve para no rozarse. También les sirve para protegerse de insectos peligrosos como las hormigas. Cuando quieren encerrarse al mundo exterior segregan una mucosa llamada opérculo, que al secarse tapa la entrada a su «casa». Sus ojos están al final de dos grandes tentáculos retractables. Su vista es muy reducida.

Estos pequeños animalitos son hermafroditas, no pueden autofecundarse pero producen tanto espermatozoides como óvulos. Los huevos, en torno a cincuenta, serán enterrados en un suelo fértil y en quince días eclasionarán.

Otra característica de los caracoles es que hibernan, por eso durante los meses previos al invierno suelen comer más para almacenar reservas de grasa.
Los caracoles tienen un órgano llamado rádula que tiene la función de masticar la comida antes de digerirla.
Dependiendo de la especie su esperanza de vida se sitúa entre los dos y tres años como en el caso del caracol común de tierra hasta los siete como el caracol gigante africano.
¿Qué comen los caracoles?
Ya tenemos a nuestros caracoles en un sitio adecuado, ventilado, espacioso con ramitas ¿pero qué comen los caracoles? La inmensa mayoría de los caracoles son hervíboros, pero si los tenemos en casa no podemos cometer el error garrafal de suministrarles solo lechuga. Necesitan sobretodo verduras ricas en calcio para mantener su concha en perfecto estado de salud. Para los caracoles de tierra, cuanto más variada sea su dieta mejor: repollo, acelgas, cardo, trébol, canónigos, escarola, tomate, zanahoria, brócoli, pepino, hojas de diente de león, nabo, berro maíz dulce… Todas estas verduras son una fuente de alimento muy saludable. En cuánto a las frutas les encanta el plátano, el melón, las uvas, peras, fresas, frambuesas, y manzanas. Nunca debes darles alimentos con sal o con azúcar porque son muy peligrosos para su salud.
Es muy importante que no coman cítricos, almidón o pasta. También hay algunas plantas como la albahaca o el orégano que no les gustan en absoluto.
Para ayudar a que tengan un concha dura debemos proporcionarles de vez en cuando, harina de huesos, huevos crudos o yeso natural. En la naturaleza estas sustancias las sacaría del terreno donde estuvieran. Si no las obtienen pueden llegar a comerse su propia concha.
Alojamiento del caracol
Mantener un caracol es muy fácil. Solo debes disponer de un terrario o faunario de plástico, que se encuentre bien ventilado pero que tenga tapa para que no se escapen. Deberás añadir tierra libre de productos químicos y un pulverizador para mantener la humedad. Nunca dejes a tus caracoles al sol. Puedes colocar piedras o alguna ramita previamente esterilizada.
Autora: Antonia Villalba