Bamse, es otro de los perros más queridos y recordados de la Segunda Guerra Mundial por su valentía, lealtad y bondad para con las fuerzas navales noruegas. Su historia sigue siendo un ejemplo de cómo los animales pueden desempeñar un papel significativo en tiempos de guerra. Pero empecemos por el principio, porque todos los héroes tienen uno.
Familia Erling Hafto
La familia Erling Hafto adquirió en Oslo a un precioso cachorro de San Bernardo en 1.937. Le bautizaron con el nombre Bamse que en noruego significa «osito de peluche». Fue llevado a la que sería su casa, en el pueblo de Honningsvag y allí transcurría su plácida vida entre el hogar y el acompañamiento en el ballenero Thorodd, del cuál el Sr. Hafto era su capitán.
Su familia humana se componía de seis personas, el padre, la madre y cuatro hijos. Una de las hijas pequeñas, Vigdis enfermó inesperadamente teniendo que guardar cama durante doce jornadas. Bamse no se separó de ella ni un solo día y no dejaba que nadie, excepto su madre o el doctor pasaran a verla. Más tarde Vigdis, ya de adulta, relataría que su perro fue siempre su gran amigo y que velaba no solo por ella si no por todos sus hermanos tanto en casa, como en los juegos que realizaban fuera de ella. Bamse era una «nanny» de cuatro patas.

Comienza la invasión de Noruega
El 9 de abril de 1940 tropas del III Reich invaden Noruega, comienza la toma por parte de Alemania en la contienda bélica de la II Guerra Mundial. Dos semanas después de la invasión, el ejército alemán estaba en posesión de todo el territorio noruego. Está ocupación duró hasta el 8 de mayo de 1945, culminando con la rendición de las tropas de la Alemania nazi en Europa.
El capitán Erling Hafto, fue reclutado, y su barco pasó de ser un ballenero a ejercer de patrullero noruego dragaminas, uniéndose a as fuerzas aliadas en el Reino Unido, con base en Escocia. El Sr. Hafto decidió que Bamse le acompañaría en esta nueva ocupación y el peludo se convirtió en uno más de la tripulación. Se unió a las fuerzas aliadas en el Reino Unido, con base en Escocia. Los soldados noruegos y británicos adoraban al «Osito de Peluche», Bamse.
Hazañas de Bamse
Uno de los cometidos de Bamse en Montrose (Escocia) consistía en reunir a su tripulación y acompañarla de regreso al barco antes del toque de queda. Para cumplir con esta tarea, cogía completamente solo, el autobús de línea en Broughty Ferry Road hacia Dundee. Los marineros le habían comprado un pase para subir y lo portaba en su collar de forma visible. En ese momento no estaba permitido que los perros estuvieran en la parte de abajo de los autobuses, así que se subía al piso de arriba. Bajaba en una parada cercana al Bodega Bar, el bar favorito de su tripulación, donde entraba a buscarlos. Si no lograba encontrar a sus compañeros humanos, tomaba el autobús de regreso a la base. Amse se convirtió en una figura familiar en los bares locales.
Otra vez, un grumete de la tripulación tubo una pelea en el puerto con arma blanca y no dudo en protegerle frente al agresor, poniéndose sobre sus dos patas, así consiguió que se acabó riña.
Testimonio
En una ocasión un marinero cayó por la borda y Bamse le rescató, sus genes de San Bernardo hicieron aparición salvándole la vida, como nos relata Reidar Pedersen, submarinista en la Marina Real Noruega entre 1942 y 1946:
«… Una tarde de otoño de 1942 estaba hablando con un miembro de la tripulación del Thorodd en el muelle junto al dragaminas. Ambos oímos un chapoteo muy fuerte y luego el sonido de Bamse ladrando muy fuerte. Un miembro de la tripulación se había caído por la borda y nadie lo había visto. Se sugirió que estaba borracho y pronto se encontró en dificultades, ya que la marea estaba alta. Bamse lo había visto y dio la alarma con sus ladridos y saltó detrás del hombre. Luchó por mantenerlo a flote, y siguió ladrando hasta que la tripulación se sintió atraída para ver qué había sucedido. Pero después de un tiempo, Bamse también tuvo problemas debido al peso del agua en su pesado abrigo. Finalmente, la tripulación logró llevarlos al costado del barco y subirlos a bordo sanos y salvos, aunque debió ser difícil hacerlo y debieron haber estado en el agua durante algún tiempo…»
¿Por qué era tan importante Bamse para los marineros?
Pues la razón podemos encontrarla en lo que sería un «perro de terapia» de nuestros días. Subía la moral de las tropas y encarnaba lo que les esperaba a los soldados en casa, libertad frente a la ocupación alemana. Bamse se convirtió en la mascota de la Marina Real Noruega y, luego, de todas las Fuerzas Noruegas Libres.
Muerte
Bamse murió el 22 de julio de 1944 en el muelle de Montrose, Escocia. El ataúd de Bamse fue llevado a hombros por seis de sus compañeros de navío durante su funeral, envuelto en la bandera real noruega y con su gorra de marinero encima. Los comerciantes y trabajadores de fábricas dieron su último saludo en silencio a su paso y 800 niños pertenecientes a las escuelas del lugar se alinearon en la ruta hacia el río Esk, donde el San Bernardo fue enterrado en las dunas con la cabeza mirando al noreste, hacia Noruega. En una cruz de madera se leía: «Osito de peluche, amigo fiel de todos a bordo del Thorodd. El perro más grande de las fuerzas navales aliadas».
La tumba de Bamse está ubicada cerca de Ferry Road y Barracks Road, en la parte este del puerto de Montrose, a lo largo de un tramo de la pasarela peatonal que se extiende más allá del área industrial. En la actualidad los residentes locales se encargan de su cuidado.
Reconocimientos póstumos

- Cada diez años la Marina Real Noruega organiza una ceremonia conmemorativa en su honor.
- El 30 de septiembre de 1984, Bamse recibió póstumamente la Orden Noruega de Perros por su servicio en la guerra.
- En 2006, se erigió una estatua de bronce de Bamse en Montrose para conmemorar su valentía y el impacto positivo que tuvo en las vidas de quienes lo conocieron. Otra estatua similar se encuentra en Honningsvåg, Noruega, su lugar de origen.
- También durante este año, la organización británica PDSA le otorgó la Medalla de Oro PDSA, considerada el equivalente animal de la Cruz de Jorge, en reconocimiento a su valentía y servicio durante la guerra.


Bamse no solo fue un compañero fiel, sino también un verdadero héroe que salvó vidas y unió a las personas durante uno de los períodos más oscuros de la historia. Su legado perdura como símbolo de coraje, lealtad y esperanza.
Bibliografía: