El rebeco (Rupicapra pyrenaica)

Por jroblear - Picos de Europa., CC BY 2.0,

Dentro de la fauna ibérica, también podemos encontrar ell rebeco, también conocido como sarrio en los Pirineos y gamuzo en la Cordillera Cantábrica, es uno de los ungulados silvestres más emblemáticos de la alta montaña ibérica. Su increíble adaptación a terrenos abruptos, su agudeza sensorial y su fisiología especializada lo convierten en una especie fascinante desde el punto de vista ecológico y evolutivo.

 

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Taxonomía y subespecies

En la península ibérica existen dos subespecies:

  1. Rupicapra pyrenaica pyrenaica – Rebeco pirenaico

  2. Rupicapra pyrenaica parva – Rebeco cantábrico

Ambos comparten morfología muy similar, aunque se diferencian en detalles de tamaño, distribución y ciertas adaptaciones locales.

Rebeco de los Pirineos - By Bernard-Boehne
Rebeco de los Pirineos – Rupicapra pyrenaica – Foto de: Bernard-Boehne –
Rebeco cantábrico - Rupicapra pyrenaica parva - Foto de: Juan Lacruz
Rebeco cantábrico – Rupicapra pyrenaica parva – Foto de: Juan Lacruz

Morfología y características físicas

  • Peso: entre 25 y 35 kg en adultos, aunque los machos pueden ser algo más pesados.

  • Altura a la cruz: 70–80 cm.

  • Cuerpo: ligero, compacto y extremadamente ágil, perfecto para trepar.

  • Extremidades: largas y musculosas, con pezuñas duras por fuera y almohadilladas por dentro, lo que les permite adherirse a superficies rocosas casi verticales.

  • Pelaje:

    • Verano: tono pardo-rojizo.

    • Invierno: mucho más oscuro, casi negro, con capa densa que ofrece gran aislamiento.

  • Cuernos: cortos, cilíndricos y curvados hacia atrás, presentes en machos y hembras; los machos suelen tenerlos algo más gruesos.

  • Cara: característica franja negra que va desde el hocico hasta detrás del ojo.

     

Hábitat y distribución

El rebeco es especialista en alta montaña. Prefiere:

  • Canchales, pedreras y cortados rocosos.

  • Praderas alpinas y subalpinas.

  • Zonas aisladas con poca presencia humana.

Se encuentran principalmente en:

  • Pirineos (España, Francia y Andorra).

  • Cordillera Cantábrica.

En invierno descienden a cotas menores para evitar la nieve profunda y acceder a alimento.

 

Alimentación y dieta

El rebeco es estrictamente herbívoro. Su dieta varía según estación:

  • Verano: brotes tiernos, hierbas ricas en nutrientes, flores y hojas jóvenes.

  • Otoño: hierbas secas, arbustos bajos, semillas.

  • Invierno: líquenes, cortezas y plantas perennes que sobresalen de la nieve.

Su sistema digestivo está optimizado para vegetación de calidad baja, gracias a un rumen eficiente.

 

Comportamiento social

  • En verano es común ver grupos de hembras con crías.

  • Los machos suelen vivir solitarios la mayor parte del año.

  • Durante el celo, llamado “ronca”, los machos buscan activamente a las hembras y pueden mostrar comportamientos territoriales y enfrentamientos.

El rebeco es extremadamente vigilante, con un campo visual muy amplio y oídos finos. Al detectar peligro, emite un silbido fuerte y seco que alerta al grupo.

 

Estrategias de movimiento y adaptación al terreno

Su especialidad es la locomoción en pendientes extremas, gracias a:

  • Pezuñas con dos mitades móviles que se adaptan a superficies irregulares.

  • Almohadillas internas que aumentan la fricción.

  • Extremidades robustas y gran coordinación.

Pueden saltar más de 6 metros y correr sobre terrenos donde otros animales caerían al instante.

 

Reproducción

  • Época de celo (ronca): noviembre–diciembre.

  • Gestación: ~6 meses.

  • Nacimiento: mayo–junio.

  • Nace una sola cría (las gemelas son excepcionales).

  • Los recién nacidos son muy precoces: en pocas horas trepan siguiendo a la madre.

     

Estado de conservación

Aunque el rebeco no está considerado en peligro general, enfrenta amenazas:

  • Sarna sarcóptica, una enfermedad parasitaria que puede diezmar poblaciones enteras.

  • Impacto del cambio climático sobre los hábitats alpinos.

  • Molestias humanas: turismo no regulado, perros sueltos, deportes de riesgo.

  • Caza regulada, que aunque controlada, puede afectar núcleos pequeños.

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