Agresividad hacia miembros de la familia

La agresividad hacia las personas que conviven con el perro suele obedecer a dos motivos fundamentales: la competitividad y el miedo

Ambos casos deben ser conocidos y tenidos en cuenta para evitar riesgos.

En el primero de los casos, más conocido habitualmente por el término agresividad por dominancia, uno, varios o todos los miembros de la familia se convierten en las víctimas de los ataques del animal cuando se producen situaciones de competitividad con él.

 

 

Las situaciones más frecuentes que desencadenan la agresividad son:

– Obligar a hacer algo que no quiere al perro, por ejemplo, bajarlo del sofá, sacarlo del dormitorio, bañarlo, etc.

– Tratar de quitarle alguna cosa que tiene en su poder, por ejemplo, objetos del propietario, comida, etc.

– Molestar o perturbar al animal mientras duerme, descansa o simplemente cuando él no ha pedido tales “atenciones”.

En cuanto al tratamiento, la opinión muy extendida de que para conseguir corregir el problema es necesario “imponerse” y “someter” al perro usando la violencia y la fuerza física es completamente errónea. Lo más normal si usamos este sistema es que el perro compita todavía más con nosotros y acabemos con una mordedura.

Estamos ante un problema muy serio que requerirá un estudio detallado y el trabajo con un experto en comportamiento canino.

El otro motivo principal por el que los perros se muestran agresivos con los miembros de la familia es el miedo. La agresividad por miedo es menos frecuente que la que aparece por la competitividad con el dueño pero puede llegar a confundirse con ella.

Como en el caso anterior, el objetivo de la agresividad puede ser sólo una persona de la familia o bien varias de ellas. Normalmente no suele afectar a todas y lo más frecuente es que la persona o personas agredidas sean del sexo masculino.

Las situaciones que desencadenan la agresión suelen englobarse en dos generales:

– En respuesta al castigo, normalmente físico, desproporcionado.

– Al tratar de acariciar o tener contacto de alguna forma con el perro.

La característica que nos va a permitir diferenciar este problema del anterior, es que en la agresividad por miedo el perro adopta la postura típica de miedo, con la cola entre las patas, cuerpo agazapado, orejas hacia atrás, orinándose, etc.

Por último, la agresividad por miedo también puede ser una consecuencia del uso del castigo como manera de tratar de corregir un problema de agresividad competitiva o por dominancia.

 

Autor: Carlos Rodriguez  – Clínica Veterinaria Mascoteros                                      

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