El Parque Nacional de Doñana se muere

Doñana

Cada vez menos aves: Doñana se muere. Como resultado de la falta de precipitaciones y la sobreexplotación de las masas de agua, la avifauna acuática del Parque Nacional de Doñana está sufriendo un deterioro extremo. Una situación reconocida, según los numerosos informes técnicos y científicos, por todas las Administraciones ambientales nacionales, por la UICN, el Convenio Ramsar y la UNESCO.

Los datos son demoledores. Según la información obtenida a partir de los censos aéreos por la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), la invernada 2021/2022 ha sido la peor en 40 años, con solo 87.488 ejemplares censados, lejos de los 470.000 del año anterior.

Aves: indicadores de salud sistémica

Según Carlos Davila, responsable de la Oficina Técnica de SEO/BirdLife en Doñana, “si bien las fluctuaciones poblacionales de las aves acuáticas son habituales y se asocian, entre otros factores, al estado de inundación de la marisma natural. Las tendencias poblacionales reflejan los efectos del cambio climático y la sobreexplotación del agua subterránea y superficial, siendo un buen indicador del estado de los ecosistemas”.

Los censos sobre avifauna reproductora aportados por el propio Equipo de Gestión del Espacio Natural de Doñana durante el Consejo de Participación del pasado 14 de diciembre, muestran un paisaje desolador a causa del mal estado ecológico de la marisma del parque nacional.

Respecto a las especies en peligro, para las cuales Doñana ha supuesto históricamente uno de sus últimos refugios, todas muestran una tendencia negativa enormemente preocupante. La cerceta pardilla sigue en declive, con solo 10 parejas censadas, todas ellas fuera del parque nacional.

La malvasía cabeciblanca no se ha reproducido por segundo año consecutivo, en una serie negativa desconocida hasta hoy. La focha moruna, por su parte, no se reproduce en Doñana desde el año 2018, lo que supone para esta especie los peores datos en 19 años.

Pronunciado declive

Las poblaciones reproductoras de aves acuáticas comunes también se han desplomado, continuando con una marcada tendencia regresiva desde 2019. Por ejemplo, durante 2021 se contabilizaron 2012 parejas de morito común, mientras que, en 2022, solo se han contabilizado 614 parejas, suponiendo el tercer peor año para la especie desde 2004. También es el tercer peor año de la serie histórica para la espátula común, con 94 parejas, y para la garza imperial, con 23 parejas.

Para Carlos Davila, “Doñana es considerada una de las zonas húmedas más importantes para las poblaciones de aves acuáticas del Paleártico Occidental, pero las malas condiciones ecológicas de la marisma del parque nacional se está viendo reflejada en la tendencia negativa de la mayor parte de las especies reproductoras, algunas de las cuales están despareciendo del espacio protegido.”

Mala gestión hídrica y menos precipitaciones

Según la documentación presentada en el Consejo de Participación de Doñana celebrado ayer, 14 de diciembre, la precipitación acumulada durante el año hidrológico 2021/2022 ha sido de 304 mm, lo que representa tan solo el 58% de la media histórica. Por lo tanto, el Parque Nacional de Doñana se encuentra inmerso, tras once años, en el mayor ciclo seco de su historia.

El futuro, previsiblemente, no será mejor. Según recogen los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), las olas de calor y sequías, continuarán aumentando en intensidad y frecuencia en la cuenca mediterránea. Sin embargo, es la mala gestión hídrica en el entorno de Doñana, la mayor amenaza a la que se enfrenta. La sobreexplotación de los recursos hídricos mantiene los ecosistemas de Doñana al borde del colapso.

“Aunque las lluvias caídas hasta la fecha este mes de diciembre, representan un acumulado de unos 180 mm desde el comienzo del año hidrológico en octubre, suponen unos 70 mm por debajo de la media. Y aunque la marisma del Rocío ya está inundada (es la primera en encharcarse), no da una imagen real de la situación actual de Doñana, que apenas ha comenzado a empaparse, y aún es pronto para corroborar que estemos inaugurando un periodo húmedo en la cuenca del Guadalquivir”, explica Dávila. Cada vez menos aves: Doñana se muere.

¿Qué pasa con el Plan Especial?

Por otro lado, SEO/BirdLife lamenta que El Plan Especial de ordenación de las zonas de regadío ubicadas al norte de la corona forestal de Doñana, aprobado en 2014 y que debería suponer una herramienta clave de la Junta de Andalucía para abordar la ordenación de los regadíos del Doñana, continúa sin ejecutarse ocho años después de su aprobación.

Mientras tanto, según los informes de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, la sobreexplotación de las aguas subterráneas afecta al 62% de los sectores del acuífero de Doñana. Que se encuentran en una situación peor a la que le correspondería, según la pluviometría registrada estos últimos años.

Según Ana Carricondo, coordinadora de Programas de Conservación de SEO/BirdLife, “las políticas sectoriales deben asumir e integrar las políticas y normativas de conservación de la naturaleza, asegurando la viabilidad socioeconómica de las poblaciones locales mediante modelos de producción más sostenible».

«Estos deben estar basados en los valores naturales de su zona, adaptados y resilientes ante los efectos del calentamiento global en la cuenca mediterránea. De hecho, cuando se pierde un humedal, no se pierde solo el hábitat para las aves, sino también los servicios ambientales que nos ofrecen los ecosistemas y de los que dependemos para mantener nuestra calidad de vida».

En este sentido, SEO/BirdLife ha dado la bienvenida a la presentación del Marco de Actuaciones Para Doñana, por parte del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, entendiendo que las Administraciones públicas con competencias deben revertir la situación de forma coordinada. Aplicando algunas de las medidas que la ONG ambiental reclama desde hace años, para conseguir que Doñana tenga un verdadero futuro como humedal. Cada vez menos aves: Doñana se muere.

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