Osteoartritis canina, una enfermedad muy dolorosa

Perro senior

La osteoartritis canina es una afección común y dolorosa que generalmente se trata en un entorno de práctica general. La osteoartritis puede tener impactos negativos significativos en el bienestar tanto de los perros como de sus dueños. Los primeros signos clínicos anticipados de la osteoartritis canina y la ruta preferida para su diagnóstico están bien descritos por expertos veterinarios.

Una historia clínica completa y precisa puede arrojar evidencia de rigidez por inactividad, renuencia al ejercicio, dificultad para saltar e intolerancia al ejercicio.

Pastor alemán senior

 

Sin embargo, se sabe poco sobre los cambios que los propietarios reconocen por primera vez en un perro finalmente diagnosticado con osteoartritis, cómo toman decisiones sobre cuándo presentar ese perro a un veterinario. El objetivo de esta investigación fue investigar cómo los dueños de perros y los veterinarios describen la identificación y el diagnóstico de la osteoartritis canina.

Según un reciente estudio llevado a cabo entre propietarios describieron la identificación de la osteoartritis con  una amplia gama de cambios de comportamiento y comportamiento agudos y crónicos, típicamente sutiles e intermitentes, antes del diagnóstico de osteoartritis de sus perros. Pocos atribuyeron estos cambios a la osteoartritis canina, y algunos esperaron muchos meses antes de presentar a su perro a la práctica veterinaria. Los veterinarios describieron una presentación consistente de «osteoartritis típica» que reconocieron a través de la historia clínica y el examen clínico. Muchos veterinarios describieron su frustración porque algunos propietarios no aceptaron sus recomendaciones de proporcionar analgesia a los perros afectados.

Una historia clínica completa y precisa puede arrojar evidencia de rigidez por inactividad, renuencia al ejercicio, dificultad para saltar e intolerancia al ejercicio, así recordaban los propietarios generalmente  uno de los dos cambios de comportamiento en sus perros que indicaban que podría haber un problema. Algunos perros mostraron cambios agudos, típicamente cojera en una sola extremidad que no soporta peso durante o inmediatamente después del ejercicio, y más raramente vocalización al moverse o lamer repetidamente una articulación o un pie. Esto siempre fue atribuido por sus dueños a que el perro tuviera dolor.

 

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Más comúnmente, se identificaron cambios crónicos, sutiles e intermitentes en la marcha y / o comportamiento. Estos incluyeron: rigidez después de una caminata larga que generalmente mejoró a lo largo de un día; cojera sutil; velocidad reducida al caminar a menudo combinada con un aumento de los jadeos y una aparente renuencia a caminar la distancia habitual; tropezar al caminar; capacidad reducida para saltar a un automóvil; mayor renuencia a levantarse de la cama o dar un paseo; renuencia a jugar; o un cambio de comportamiento que fue interpretado por el dueño como que el perro estaba más triste o retraído. El dolor rara vez se utilizó como descriptor de la causa sospechada de estos cambios. El estoicismo percibido, la severidad muy variable de los signos y el pelaje largo o pálido en las extremidades dificultaron que algunos propietarios determinaran la importancia del problema.

Esta investigación demuestra que los veterinarios y los dueños quieren que los perros con signos clínicos de osteoartritis estén felices y cómodos ante una enfermedad tan dolorosa como esta.

 

 

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