Las negociaciones comunitarias sobre el futuro del lobo continúan, la última se celebró el pasado 11 de septiembre en el Grupo de Trabajo de Medio Ambiente del Consejo de la Unión Europea. Según información publicada en medios, ha habido presión política sobre los Estados miembros para que acepten la propuesta de la Comisión Europea, que no atiende a criterios científicos sino políticos. Frente a ello, más de 300 organizaciones de la sociedad civil piden a la UE que fortalezca, y no socave, los esfuerzos para la coexistencia con el lobo.
Los Estados miembros deberían reforzar la protección de la especie y, en ningún caso, debilitarla. Los lobos deben permanecer estrictamente protegidos, no sólo por el bien de la especie y la ciencia, sino por la salud de nuestros ecosistemas y la credibilidad de la Unión Europea. Si la UE quiere ser un verdadero aliado de la naturaleza y un líder global, es el momento de predicar con el ejemplo.
Una gran coalición de la sociedad civil y organizaciones de conservación de la naturaleza y de bienestar animal piden a los Estados miembros de la UE rechazar la propuesta de la Comisión Europea de reducir la protección del lobo en virtud del Convenio de Berna. En cambio, la coalición pide mayores esfuerzos para promover la coexistencia con los grandes carnívoros, incluyendo medidas preventivas y salvaguardar décadas de éxito en conservación.
Es esencial reconocer que salvaguardar a los lobos en Europa va más allá de proteger a una sola especie; implica preservar la biodiversidad y fomentar una convivencia equilibrada con la naturaleza
La propuesta de la Comisión llega en un momento de continuos esfuerzos por lograr la coexistencia entre las comunidades locales y las poblaciones de lobos. En la última década, la UE y sus Estados miembros han invertido mucho tiempo y recursos para mejorar la coexistencia. Este proceso se está viendo facilitado por la creación de varias plataformas regionales de diálogo entre sectores y por exitosos proyectos financiados por LIFE que muestran soluciones mutuamente beneficiosas a corto y largo plazo. La propuesta de reducir la protección del lobo socava todos esos esfuerzos e inversiones. Supondría alejarse del objetivo de la UE de lograr una coexistencia armoniosa entre los seres humanos y los grandes carnívoros.
¿Qué medidas se piden?
- Mantener y aumentar los esfuerzos para promover la coexistencia entre los lobos y las comunidades locales, haciendo hincapié en las medidas de prevención para reducir la depredación del ganado y mejorar los regímenes de compensación. Muchos Estados miembros deberían hacer un mejor uso de la información existente sobre medidas de coexistencia, ejemplos de buenas prácticas y oportunidades de financiación de la UE disponibles.
- Garantizar la aplicación adecuada de la protección jurídica existente que ofrece la Directiva Hábitats de la UE en todos los Estados miembros y eliminar la caza ilegal de lobos. Los Estados miembros deben disuadir los delitos contra el medio ambiente, no legalizarlos, como ha confirmado un caso reciente del Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
- Apoyar iniciativas para concienciar a los ciudadanos y proporcionar información precisa y con base científica sobre los lobos al público, incluidos los beneficios socioeconómicos y para el ecosistema que aportan los grandes carnívoros, y el comportamiento adecuado en caso de encuentro. Los ciudadanos de la UE tienen derecho a estar bien informados.
- Respetar el debido proceso científico consagrado en la legislación de la UE sobre conservación de la naturaleza. Según el artículo 17 de la Directiva Hábitats, los Estados miembros presentarán su evaluación del estado de conservación en 2025. Cualquier debate sobre el estado de protección debe basarse en esos informes y no en presiones políticas.
- Rebajar la protección legal del lobo no sólo obstaculizaría los esfuerzos de conservación, sino que también iría en contra del fuerte apoyo público y de las pruebas científicas que favorecen la conservación del lobo en Europa. Además, la propuesta de la Comisión Europea, que responde a criterios políticos, corre el grave riesgo de crear un precedente para otras especies y abrir la puerta a otros cambios que debiliten la legislación de la UE sobre la naturaleza. Esto provocaría inseguridad jurídica y retrasaría años de esfuerzos eficaces de conservación en todo el continente. Una medida así empañaría gravemente la reputación de la UE como líder en la protección del medio ambiente.
Fuente: WWF
