La Fundación Affinity ofrece unos consejos para los tutores de nuevas mascotas regaladas por Navidad

selective focus photography of puppy on sweater

Las principales claves si te han regalado un animal de compañía son: educar al perro o gato para generar un lazo afectivo fuerte, ofrecerle un entorno estimulante y tener paciencia durante su proceso de adaptación

Durante las fiestas navideñas, más de 50.000 perros y gatos podrían haber llegado a los hogares españoles en forma de regalo. En muchos casos, la incorporación de este nuevo miembro a la familia ha sido una decisión meditada y consensuada entre todos. En muchos otros, el animal ha llegado como regalo inesperado. Según datos de la Fundación Affinity, alrededor del 60% de las personas que reciben un animal en Navidad ha sido en forma de regalo sorpresa.

Isabel Buil, directora de la Fundación Affinity asegura que «lo primero que deberíamos hacer si nos regalan un animal de compañía es dedicar tiempo a entender cómo es el animal que ha llegado a nuestra vida y qué tendremos que hacer como pet parents para adaptarnos a la nueva situación, educarle y conseguir crear un vínculo fuerte y sano con él. Una vez hayamos hecho eso, tendremos que esperar a que el animal se adapte y en este punto tener paciencia es fundamental.»

La base para una buena convivencia con nuestro perro o gato es entender su lenguaje, esto significa saber cuándo tiene ganas de juego, de descanso, cuando está estresado, etc. y trasmitirle las normas de convivencia de la familia y lo que esperamos de él a nivel de comportamiento. Cuanto más fluida sea esta comunicación mejor será la convivencia en familia.

 

russian blue cat on brown wooden table

 

Consejos si te han regalado un animal de compañía esta Navidad

Cubrir sus necesidades básicas de salud, alimentación y comportamiento. Para cuidarle de forma responsable debemos conocer y respetar las características de nuestro animal. Por ejemplo, hay animales que pueden necesitar una atención veterinaria más estrecha o una alimentación especial. En relación con su comportamiento, debemos proporcionarle un entorno que le permita expresar aquellas conductas que le hagan sentir bien, como la exploración del entorno, el contacto social o el juego.

Educarlo es fundamental para una buena convivencia: una educación comienza por una buena comunicación. Debemos conocer bien el lenguaje de nuestro perro o gato y aprender a comunicarnos con él de una forma que nos entienda. A través de la educación, podremos establecer pautas de convivencia y mejorar la calidad de vida tanto del animal como de la familia, además, nos ayuda a construir un vínculo afectivo más sólido. La mejor forma de hacerlo es el positivo, es decir, premiarlo cuando muestre una conducta apropiada, evitando el castigo cuando la conducta sea inadecuada. Si necesitas ayuda con la educación de tu perro o gato, también puedes consultar a tu veterinario habitual o recurrir a un educador profesional.

Ofrecerle un entorno estimulante y pasar tiempo con él. La actividad lúdica es imprescindible tanto para el propio animal como para fortalecer el vínculo. Jugando, tú disfrutarás, y ellos practicarán sus habilidades de forma divertida. Pero no solo es un entretenimiento, sino que, en su caso, forma parte de sus necesidades básicas y es una fuente de bienestar para él. Por ejemplo, para los perros, la hora del paseo es un buen momento para liberar tensiones, socializar con otros perros y tener nuevos estímulos. Para los gatos, jugar juntos cada día es algo necesario para su bienestar.

Adaptar el estilo de vida. Un nuevo miembro en la familia puede requerir hacer cambios para ajustarlos a las nuevas necesidades. Piensa en la organización del espacio y donde tendrá ubicadas sus cosas (cama, comida, juguetes…) así como en la organización de las tareas como paseos, tiempo de juego, cuidados básicos… Esto será imprescindible para que cada persona sepa qué debe hacer y el perro o gato tenga sus necesidades cubiertas.

Paciencia en la adaptación. Para mantener una buena convivencia con nuestro animal de compañía es fundamental la paciencia, especialmente durante su proceso de adaptación: no todos los animales se adaptan con la misma rapidez, deberás respetar su ritmo. Por ejemplo: un perro puede hacerse las necesidades en casa, tener problemas a la hora de quedarse solo o ladrar en exceso, o un gato puede arañar los muebles, mostrar miedo, maullar en exceso, entre otras conductas que nos pueden molestar. Si no consigues reconducir este u otro tipo de conductas a través de la educación en positivo, consulta a tu veterinario o a un educador.

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