Un juego seguro entre tu gato y los niños

Gato jugando

Los gatos y los niños hacen muy buen equipo, pero juntos pueden ser la receta perfecta para el desastre si los niños no saben cómo jugar con el gato. Los gatos tienen garras afiladas listas para usar si se sienten amenazados o estresados, y los niños, especialmente los más pequeños, tienden a disfrutar de los ruidos altos y la energía física que los gatos consideran amenazantes o estresantes.

No pienses que esto significa que los más pequeños de la casa no son compatibles con el gato. Con un aprendizaje y circunstancias correctas, tu gato puede convertirse en el mejor compañero de juego para los niños.

Empatía y confianza

La interacción y el juego entre gatos y niños es una oportunidad para aprender por ambas partes. Tener gatos en casa puede enseñar a los niños compasión, empatía e incluso autoestima al cuidar el uno del otro. Al mismo tiempo, los gatos aprenden a confiar en los niños y a desarrollar afecto a través de un comportamiento positivo. Por otra parte, un juego inapropiado puede enseñar al gato a temer a los niños. Si el gato responde con agresividad, los niños pueden desarrollar miedo y desconfianza por los gatos, o incluso por los animales en general.

Para evitar esta posibilidad, es importante ayudar a que los niños entiendan que el gato no es un juguete. Por muy adorable que parezca, es un compañero que puede tener los mismos sentimientos que el resto de personas en la casa. Y aunque los gatos pueden temer a los niños si son muy brutos, jugar con cuidado y ciertas normas hará que tu gato disfrute más de su compañía. Está en mano de los niños mostrar al gato que puede confiar en ellos y no le van a hacer daño.

¿Por qué los gatos arañan?

Es importante comprender las razones por las que un gato puede arañar, ya que así podemos evitar otros accidentes. Aunque algunos gatos puedes ser gruñones, temperamentales o pícaros, normalmente no muerden o arañan porque sí. Habitualmente, un gato puede dar un zarpazo si se siente amenazado, estresado o enfadado con algo en su entorno. Sin embargo a veces, un gato perfectamente amistoso puede sobreexcitarse durante el juego o bien siguiendo un juguete que estés agitando y con ello hacerte daño.

Gato jugando
Gato jugando

No obstante, puedes estar tranquilo al saber que los gatos dan señales antes de atacar. Puedes evitar altercados si enseñas a los niños a reconocer estos signos. Si mueve la cola, tiene las orejas hacia abajo, la espalda arqueada, gruñe o bufa, son maneras en las que el gato te esté diciendo «»déjame en paz»».

Enseñar a los niños a jugar adecuadamente con los gatos ayudará a evitar contratiempos futuros. Por supuesto, también es importante usar el sentido común en determinar si la interacción entre tu gato y los niños es conveniente. Si tu gato tiene un temperamento muy gruñón, o un historial de morder y arañar fácilmente, o bien los niños son demasiado pequeños para comportarse delicadamente con los animales, quizá no es muy buena idea que jueguen juntos.

Sin embargo, hay diferentes maneras de fomentar un juego seguro entre tu gato y los niños.

Construye un entorno relajado y seguro

Asegúrate de que tu gato tiene un rincón seguro al que escapar si no le gusta lo que está pasando. Considera el tener una casa para gatos lo suficientemente alta a la que no lleguen las manos de los niños. Los gatos además adoran los lugares altos porque tienen una vista completa de lo que está sucediendo a su alrededor.

Establece las normas

Cuando le expliques a los niños cómo jugar con los gatos, asegúrate de que entienden que necesitar estar tranquilos y calmados a la hora del juego, eso significa nada de gritar, correr o saltar. Dependiendo de la edad y el nivel de madurez, los niños quizá también deban saber que no está bien tirarle de la cola, del pelo, los bigotes o las orejas. Y si el gato corre a esconderse, bajo ninguna circunstancia los niños deben ir detrás de él o invadir su escondite. Aunque a los niños les pueda parecer que el gato está jugando al escondite, se trata de una señal de que ya es suficiente, y sus sentimientos deben ser respetados.

Haz pequeñas introducciones

Una buena idea es acercar la mano de los niños al gato para que la huela mientras están tumbados en el suelo. El gato estará más predispuesto si se puede acercar a ellos por su propia cuenta. Si restriega su cara contra su mano, o bien presiona su cabeza, significa que está listo para que los niños le mimen.

Supervisa las caricias, los abrazos y las rascadas de barriga

Los niños más pequeños también tendrán que aprender a acariciar a su gatito sin tirarle del pelo. Puedes enseñarles pasando la mano por sus brazos para que vean cómo debe ser una caricia, y luego guiar sus manos por la espalda del gato para que lo acaricien. Mantenlos alejados de la cabeza o la barriga, ya que son áreas más sensibles. Algunos gatos pueden sobre excitarse cuando les acarician y pegar algún mordisco. Por otra parte, hay otros gatos que cuando les acaricias la barriga es una vía asegurada de acabar lleno de arañazos. Incluso cuando se ponga boca arriba mostrando la barriga, debes aprender si te está invitando a que la acaricies o solo se está estirando.

Si los niños son más mayores, es probable que quieran coger al gato, y por tanto deben aprender cómo hacerlo. Deben poner una mano sujetando firmemente el torso y la otra sujetando su parte posterior para estabilizarlo. Si se sientan o se levantan mientras tienen al gato en brazos, deben mantenerla en la misma posición con la cabeza hacia arriba. Puede resultar tentador acunarlo como si fuese un bebé, pero muy pocos gatos disfrutan estar en esa posición.

Los gatos adoran el juego tanto como los niños, pero los gatos tienden a enfadarse más fácilmente. Limita el tiempo de juego a unos diez minutos, o cuando se aburra y pare, lo que venga antes.

Motívalo con juguetes

Los juguetes no tienen por qué ser caros ni especiales. Pelotas de ping pong, tiras de papel, o los tubos de cartón del papel higiénico van a captar la atención de tu gato y a mantenerlo entretenido. Deja que los niños agiten o lancen el juguete para ver si el gato lo persigue. También pueden jugar al escondite, escondiendo su juguete favorito para que el gato lo busque por la casa.

Jugar juntos puede ser muy divertido, y favorece el vínculo entre los gatos y los niños. Las claves para que el juego sea seguro son la educación, la supervisión y el respeto hacia los sentimientos del gato. Con estos puntos cubiertos, tu gato puede descubrir que no se va a hartar de la compañía de los niños y viceversa.

Autora: Jean Marie Bauhaus
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