00En un contexto global donde la caza ilegal de aves sigue siendo una amenaza para la biodiversidad, España emerge como un ejemplo de éxito. Según el último informe The Killing 3.0, elaborado por BirdLife International y EuroNatur, nuestro país ha logrado reducir entre un 50% y un 74% estas prácticas desde el año 2020. Este logro sitúa a España entre los pocos países que muestran avances reales hacia el objetivo global de reducir a la mitad la caza ilegal de aves para 2030.
¿Qué ha hecho posible este avance?
1. Prohibición de la caza de fringílidos
Desde 2018, se prohibió en todo el territorio nacional la captura de aves fringílidas —como jilgueros, verderones o pardillos—, una práctica antes habitual para su uso en jaulas y concursos de canto. Esta medida ha tenido un impacto directo en la disminución de capturas ilegales, marcando un antes y un después en la protección de estas especies.
2. Colaboración institucional
El trabajo conjunto entre organizaciones no gubernamentales, cuerpos de seguridad, administraciones autonómicas y nacionales ha sido crucial. Esta cooperación ha permitido fortalecer la vigilancia, mejorar las campañas de concienciación y aplicar sanciones más efectivas.
3. Proyectos pioneros como “Varada C”
La innovación también ha jugado un papel importante. El proyecto «Varada C» busca reducir la captura accidental de especies protegidas —como cetáceos, tortugas y aves marinas— durante la actividad pesquera, contribuyendo así a una mayor protección de la fauna silvestre marina.
Un modelo para Europa y el mundo
A pesar de que el 83% de los países evaluados en el informe no están en camino de cumplir los objetivos de conservación de aves, España demuestra que es posible revertir las cifras con políticas claras, voluntad política y colaboración social. Esto convierte a nuestro país en un referente internacional en la lucha contra la caza ilegal de aves.
🌿 La conservación es posible cuando hay compromiso colectivo. El ejemplo de España muestra que proteger nuestras aves es más que una meta ambiental: es una responsabilidad compartida que puede dar frutos reales.