Desmantelado un local con más de 650 pájaros cantores cazados furtivamente y dopados

Pájaros dopados

Los Agentes Rurales desmantelan en Barcelona un local clandestino que alojaba a 659 pájaros cantores, cazados furtivamente, que esperaban a ser vendidos.

Se estima que el valor de los pájaros, mayoritariamente especies protegidas como jilgueros, verderones, pardillos y pinzonas comunes habrían alcanzado los 33.000 euros de valor en el mercado negro.

Los pájaros, en su mayoría especies protegidas, han sido devueltos al medio natural. Al llevar tiempo enjaulados, los pájaros fueron trasladados en un primer momento a en Centro de Recuperación de Fauna del Departamento de Territorio, Vivienda y Transición Ecológica para alcanzar la condición física necesaria para garantizar la máxima probabilidad de supervivencia después de su liberación. Sin esta colaboración, no hubiera sido posible la vuelta al medio natural de la mayoría de los pájaros, aunque se produjeron algunas bajas como consecuencia de las lesiones halladas por el equipo veterinario.

Del total de pájaros intervenidos, casi la mayoría son pájaros jóvenes nacidos durante la primavera-verano. Con la colaboración del Servicio de Fauna y Flora del Departamento de Territorio, Vivienda y Transición Ecológica se detectó que la proporción de jóvenes en el comiso era muy destacada, lo que indica una afectación directa a las poblaciones reproductoras, coincidiendo con la tendencia a la disminución global debido al furtivismo de estas especies.

En la operación los agentes han comisado 78 artes de captura de pájaros prohibidas como redes japonesas y abatibles, cruceros y dispositivos electrónicos y memorias con el canto de distintos pájaros. Y también han intervenido 8 frascos de sustancias dopantes y estimulantes destinadas al dopaje de los pájaros, así como cientos de anillas.

Con el fin de obtener un mayor beneficio económico, se les efectuaba la muda post-juvenil forzada, cubriendo las jaulas con mantas y dejando los pájaros a oscuras durante un largo período de tiempo. Sin embargo, se les marcaba con anillas para simular que procedían de la cría en cautividad, y de este modo dar apariencia de “legalidad” a los pájaros cazados ilícitamente en el medio natural.

Del análisis efectuado por el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF) se desprende que los frascos intervenidos contenían sustancias dopantes como la testosterona y derivados, así como sustancias estimuladas como la cafeína utilizadas ilícitamente por aficionados a los concursos de canto. Se suministraba ilegalmente por vía intramuscular, subcutánea u oral a los pájaros para promover la entrada en el celo rápidamente. Su suministro provoca efectos secundarios nocivos para la salud de los pájaros.

Aparte de estas sustancias también se encontraron antibióticos y antiparasitarios, además de formulados con diversas combinaciones vitamínicas. El uso sin prescripción de medicamentos supone un riesgo para la salud de los pájaros, derivado de posibles intoxicaciones o efectos secundarios. Además, la administración de antibióticos de forma profiláctica o terapéutica sin control veterinario implica un riesgo para la salud humana y animal debido a la eliminación de residuos antibióticos en las aguas residuales. También se genera un riesgo de aparición de resistencias antimicrobianas.

Las instalaciones no disponían de la preceptiva inscripción en el Registro de núcleos zoológicos y concentraban un elevado número de pájaros, situación que favorece el riesgo de transmisión de enfermedades.

Con el desmantelamiento de este local culmina una operación de meses de investigación llevada a cabo por efectivos del Área Regional de Barcelona, ​​del Grupo Especial de Venenos y Antifurtivismo (GEVA); del Grupo de Apoyo de Fauna y Flora (GSFF) y del Grupo Especial de colaboración con la Justicia (GECAJ) del Cuerpo de Agentes Rurales.

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