¿Depende el comportamiento de la raza o del tamaño?
La genética ha permitido a los hombres crear muchísimas razas distintas de conejos, que varían según colores y tamaño, pero desde luego todavía no existe el conejo cuyo comportamiento o personalidad puedan ser predefinidos antes del nacimiento.
En términos de apariencia, es más provechoso fijarse en cada conejo en concreto (su expresión facial, sus movimientos) que en la raza. Así pues, los conejos gentiles tienen caras gentiles y los asustadizos caras asustadizas. Un conejo asustadizo raramente se revolcará o tumbará con las patas traseras extendidas; uno confiado se tumbará tranquilamente y subirá tus brazos para lamerte o en busca de caricias; y uno irritable tendrá una cara amargada y probablemente intente morderte si te acercas a él. Por lo tanto, no debemos hacer caso de aquellos que recomiendan ciertas razas «porque son más tranquilas y dóciles», sino fijarnos en el comportamiento del animal e intentar adivinar lo que su actitud nos dice. Y desde luego, jamás descartaremos a conejos de raza mixta, pues es un error considerarlos de segunda categoría sólo porque no pertenezcan a una raza pura. Tu conejo es como es, sin depender de nada más. El proceso de llegar a conocerlo y apreciarlo no requiere de generalizaciones, y su hermosura no dependerá jamás ni de su raza ni de su tamaño.
Comportamiento según la edad
• Conejo bebé
Los pequeñines requieren de tiempo y paciencia para ser entrenados, y de mucha comprensión ante más que posibles travesuras. Necesitan ejercicio, retos y juguetes, por lo que no es recomendable tenerles encerrados todo el día. Debemos ser conscientes de que son sólo unos gazapos llenos de alegría y de que su entrenamiento será lento pero satisfactorio a la vez. Les costará más sentarse a tu lado, dejarse acariciar o sujetar en brazos, y preferirán correr como locos por toda la casa o mordisquear tu mesa de trabajo.
• Conejo adolescente
Durante esta época notarás un gran número de transiciones y cambios de personalidad. Generalmente es una etapa difícil porque, con la llegada de la madurez sexual, te parecerá que tu conejo ha olvidado las buenas formas que había aprendido hasta la fecha. Se mostrará más curioso, hiperactivo y más proclive a conductas «destructivas» como masticar y excavar. Estas características pueden resultar molestas, pero debemos comprenderlas, ya que son causa de un comportamiento inducido por las hormonas y por la adolescencia en sí misma. Si no quieres criar, es el momento de castrarle para ayudarle a calmar esta conducta alocada, para facilitar su entrenamiento y porque de ese modo prevendrás enfermedades futuras relacionadas con sus aparatos reproductores.
Durante este período debes proporcionarle juguetes para que pueda llevar a cabo dichas necesidades y proteger así tu casa en la medida de lo posible. Te aseguro que es mucho mejor jugar con tu conejo adolescente a lo que le gusta (masticar, excavar, etc.), que pasarse el día enfadándote con él y castigándole en su jaula.
• Conejo maduro
Su comportamiento difiere en varios sentidos, sobre todo porque es mucho más fácil tratar a un conejo que ya se siente establecido en el hogar. Durante esta etapa su conducta será más apacible y notarás que sus movimientos cada vez son más lentos. Sabrá utilizar perfectamente su bandeja para orinar, será más obediente, cariñoso y dócil que nunca, y también dormirá más tiempo, aunque su energía y curiosidad continuarán siendo altas. Los comportamientos «destructivos» serán mínimos y por ese motivo el conejo maduro podrá estar menos vigilado.
Autor: White Costa
Revisado 17 Agosto 2023 – Publicado: 10 Dic 2013