Analizan la alimentación de los perros de la Edad del Bronce y en la Edad del Hierro

Fósiles de perros

Expertos del Seminario de Estudios e Investigaciones Prehistóricas ( SERP ) de la Universidad de Barcelona han liderado un trabajo basado en el análisis de los restos de 36 perros de la edad del bronce y de la primera edad del hierro encontrados en el yacimiento de Can Roqueta (Sabadell). La investigación, publicada en Journal World Prehistory, Concluye que la alimentación de estos animales hace 3.500 años ya estaba condicionada por la acción humana, como ocurre en la actualidad. Desde el neolítico, las comunidades humanas del nordeste de la Península Ibérica modificaron la alimentación de estos carnívoros introduciendo cereales y leguminosas en su dieta. Esta práctica continuará en los perros de la Edad del Bronce y la primera Edad del hierro de Can Roqueta, pero con innovaciones, como la presencia de nuevos cereales, en particular el mijo.

 

Fósiles de perro
Fotografía del entierro de un perro de Can Roqueta.

 

Antiguamente, los perros se alimentaban y se criaban principalmente por sus competencias en la vigilancia de poblados y rebaños, y también para la cacería. La mayoría de los perros encontrados en Can Roqueta eran alimentados por la comunidad humana de manera mixta: la dieta consistía en leguminosas y cereales con gluten, que seguramente eran transformados en harinas, se mezclaban con agua y se combinaban con proteínas de origen animal. La gran diferencia respecto a lo observado en las etapas anteriores es la incorporación a la dieta de un cereal sin gluten: el mijo. Este nuevo cereal, introducido hacia la mitad de la edad del bronce en el noreste de la Península Ibérica, supuso un cambio importante en la economía de las poblaciones humanas,

Los investigadores también han distinguido entre los perros de Can Roqueta algunos ejemplares con una dieta carnívora y otros con una dieta marcadamente vegetariana, lo que plantea una diversificación de la funcionalidad del perro a partir de la edad del hierro. También se produce una diversificación morfológica: se empiezan a registrar restos de perros muy grandes, posiblemente resultado de la hibridación con lobos, y otros más gráciles y pequeños. El aumento generalizado del número de ovejas y cabras en los rebaños del período de transición entre la edad del bronce y la edad del hierro pudo provocar la aparición de perros más grandes especializados en la vigilancia de rebaños, mientras que otros tipo de perro se destinaban a otras tareas.

 

Fósiles de perros
Muestra de la variabilidad morfológica de los perros de Can Roqueta desde el final de la edad del bronce. Fotografía: Silvia Albizuri.

 

En Can Roqueta se enterraron un total de 81 cánidos desde el inicio de la edad del bronce, una época en que se multiplicaron los enterramientos de estos animales como consecuencia de su relación estrecha con los humanos. A veces, los perros eran sacrificados y dispuestos en el interior de tumbas humanas. Los investigadores apuntan que, «sin duda, los perros se convirtieron en compañeros de nuestros antepasados ​​hasta el punto de integrarse en el mundo simbólico y emocional de las comunidades humanas».

El estudio publicado ahora analiza los valores de los isótopos estables de carbono δ 13 C y nitrógeno δ 15N que quedaron en los huesos de los perros de Can Roqueta para poder conocer qué tipo de dieta tenían. La investigación completa dos estudios anteriores sobre la función de los perros en el noreste de la Península Ibérica, un sobre perros neolíticos y otro sobre los del inicio de la edad del bronce. El trabajo actual se ha llevado a cabo en el marco del proyecto de la Universidad de Barcelona «Familias, vecinos y forasteros en la prehistoria reciente del prelitoral catalán», financiado por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad. Han liderado el estudio Silvia Albizuri y F. Javier López Cachero, del Seminario de Estudios e Investigaciones Prehistóricas de la UB, dirigido por Josep Maria Fullola, y Aurora Grandal, del Instituto Universitario de Geología Isidro Parga Pondal de la Universidad de A Coruña.

Referencia del artículo:

Silvia Albizuri, Aurora Grandal de Anglade, Julià Maroto, Mónica Oliva, Alba Rodríguez, Noemí Azoteas, Antoni Palomo, F. Javier López Cachero. «Dogs that ate plants: changes in the canine diet during the late Bronce Age and the first Iron Age in the northeast Iberian Peninsula» , Journal World Prehistory , marzo de 2021. DOI: https://doi.org/10.1007/s10963- 021-09153-9

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